POR QUÉ NO SE PUEDE PERDER LA SALVACIÓN




POR QUÉ NO SE PUEDE PERDER LA SALVACIÓN
Por Eduardo Mondaca
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Ap.7:10 
y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.
 
En primer lugar, y probablemente lo más importante en este tema es que la salvación no pertenece al hombre, le pertenece a Dios y a Cristo. No es de nosotros decidir sobre nuestro destino eterno, Dios de antemano determinó por nosotros que seríamos sus hijos o dicho de otra manera, seríamos salvos.
 
Rom. 8:29 
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
 
2Ti. 1:9 
quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,
 
Tito 3:5 
nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
 
Ef. 2:8 
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
 
En todos estos versículos podemos notar que la salvación es obra exclusiva de Dios. No la merecíamos, pero él nos la regaló, “Por gracia sois Salvos”. He notado en mucha gente, y aún yo mismo tenía este problema antes, de que es difícil aceptar algo tan simple como es la salvación de Dios. Nos gusta sentir la satisfacción de que hemos ayudado en parte a obtenerla, que por lo menos dependió de nosotros aceptarla, y eso nos llena de emoción al decir: “cuando “YO” recibí al Señor”, y no entendemos que nuestra condición lejos de Dios era de “muertos en delitos y pecados”(Ef.2:1), y un muerto no tiene opción alguna de decidir nada. Hay un mensaje un tanto “humanista” con respecto al tema de la salvación. Como que no puede ser posible que sea tan “gratis”. Ha sido un debate por siglos, y aún no parece haber acuerdo. Siempre que comparto sobre este tema, surgen preguntas de algunas personas: ¿Qué pasa si peco?, ¿Qué pasa si estoy en pecado al momento de morir? ¿Qué pasa si cometo un pecado imperdonable?, qué pasa, qué pasa. No entiendo cual es el sentido de querer encontrar un error en el regalo de Dios, porque eso es lo que parece. Si Dios está diciendo “Yo te he salvado solo porque a mí me plació”, qué más podemos agregar a esto, ¿qué cosa aquí es tan difícil de entender o aceptar?  “Es que no puede ser tan así”, argumentamos, o sino cualquiera iría al cielo. Ese es nuestro problema, el no aceptar de que Dios es tan bueno y que ha determinado darnos vida eterna. Jesús enseñó una parábola sobre este respecto.
 
Los obreros de la viña (Mt.20:1-16)
 
1Porque el reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña.
 2Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
 3Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados;
4 y les dijo: Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron.
 5Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo.
 6Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día desocupados?
 7Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.
 8Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.
 9Y al venir los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.
 10Al venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.
 11Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia,
 12diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.
 13Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no conviniste conmigo en un denario?
 14Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero dar a este postrero, como a ti.
 15¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?
 16Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.
 
El Reino de los cielos o Reino de Dios es la Iglesia de Cristo en la tierra, y en ella entra todo el que Dios quiere. Note que los obreros no fueron a buscar trabajo, sino él mismo salió a buscarlos, y lo hizo en tres etapas del día ofreciendo a cada uno un denario, sin importar en que horario fueron contratados. Lo que ocurre al final del día, o a la hora de pagar a los trabajadores, es algo que yo veo también en este tiempo. No estamos de acuerdo con las determinaciones de Dios. En el verso 15, el padre de familia dice a los que no quedaron muy conformes por haber recibido el mismo salario que los que llegaron al final, y que prácticamente no hicieron nada: ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?  La salvación, que equivale al denario de la parábola, es de Dios, y él determina darla a quien quiere. Sobre esta base, podemos decir que es bíblicamente imposible perder la salvación por algo que yo haga o deje de hacer. Esto no significa que tenemos libertad para pecar o vivir como queramos, no, mas bien nos compromete a vivir una vida de acuerdo con la elección o llamamiento con que hemos sido honrados desde antes de la fundación del mundo.
 
2P.1:10 (Versión Palabra de Dios para todos)
Hermanos, Dios los llamó y los escogió. Esfuércense por demostrarlo en su vida, y así nunca caerán,
 
Ef. 1:4 
según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él,
 
Si fuimos elegidos desde antes de la fundación del mundo para esta salvación, o sea cuando aún no existíamos, ¿cómo podríamos perderla?  Imposible.
 
Algunos intentan probar que la salvación se pierde por causa de pecado, señalándonos lo que dice en
 
1Co.6:9 (NVI)
 
¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales,
 
Al leer este versículo sin mirar su contexto, pareciera decir que un creyente podría perderse si practica algunas de esas cosas aquí mencionadas (no quiero decir que no hay problemas en practicarlas), pero, aquí hay un contexto que no puede pasarse por alto. En primer lugar el apóstol Pablo llama la atención de los hermanos corintios por no tener la capacidad de llevar los problemas de ellos ante sus mismos hermanos para que juzguen, y en lugar de eso se atreven a llevar a sus hermanos a juicio ante los gentiles. Pablo dice que ellos (la Iglesia) han de juzgar al mundo, y aún a los ángeles, por lo mismo cómo no deberían juzgar sobre cosas menores, como eran sus propios pleitos. Luego dice sobre lo mismo, lo que leemos en los versos 9 y 10, pero refiriéndose a los incrédulos, a los que no son parte del Reino de Dios, o sea de la Iglesia. No está pensando en que alguno de ellos que si practica o cae en alguno de estos “pecados”, quedará excluido del Reino, al contrario, en el verso 11 él les dice:
 
  Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
 
Leyó bien, muchos de estos hermanos eran de los mismos que él está condenando, sin embargo él les dice estas palabras de consuelo: … ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
 
Rom. 8:29-39 
 
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?
32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?
33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
36 Como está escrito:
 Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
 Somos contados como ovejas de matadero.(B) m
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. 
 
Nada nos puede apartar o separar del amor de Cristo, en otras palabras, no hay nada que yo pueda hacer o que me puedan hacer para perder mi salvación. Jesús dijo:
 
Jn. 10:27-29 
27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,
28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
 
Amén
 
LA IGNORANCIA DESTRUYE
 
Oseas 4:6

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
LA IGNORANCIA ESCLAVIZA
 
Isaías 5:13

Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento;
y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.
EL CONOCIMIENTO HACE LIBRE
 
Juan 8:32

y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
VERSÍCULOS QUE CONFIRMAN QUE JESÚS DEBÍA VOLVER MUY PRONTO EN EL PRIMER SIGLO
 
Mateo 10:23



Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.

Mateo 16:28

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

Mateo 24:34

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

Filipenses 4:5

Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.


Apocalipsis 1:3

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Apocalipsis 22:10

Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.

Hebreos 10:37

Porque aún un poquito,
Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.

Apocalipsis 22:7

¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

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Son mucho más las evidencias en el Nuevo Testamento
que confirman que Jesús debía volver durante esa generación,
si no volvió, su mensaje sobre un futuro pero cercano reino fue la farsa más grande de la historia
y en consecuencia, la Iglesia del primer siglo vivió y murió creyendo en una mentira. Sin embargo, creemos que
Jesús no mintió, él vino e instauró su reino de justicia sobre la tierra, un reino (espiritual) que no tendrá fin jamás.








 
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