¿PRIMERA RESURRECCIÓN?

¿PRIMERA RESURRECCIÓN?

Por Eduardo Mondaca

La Biblia en realidad habla de una  “primera resurrección” y una segunda muerte, pero vamos a ver en este estudio, qué significan realmente.

Apoc. 20:6  “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”.

Este versículo ha sido debatido por siglos. En él, defensores de diferentes posiciones teológicas han querido encontrar sustento para sus doctrinas. Por ejemplo: el “pre-milenarista” sostiene que esta primera resurrección es la resurrección corporal de todos los creyentes que tendrá lugar a la venida de Cristo; es decir, para ellos, ésta es la famosa “resurrección de los justos”, y consideran que la segunda, tendrá lugar después del milenio, y esa será solo para los pecadores. En realidad los dispensacionalistas premilenaristas creen en tres resurrecciones: la primera, que sería de los justos en la venida invisible de Cristo (rapto); una segunda, para después de los siete años de tribulación, y que en este caso sería para los que se salven durante ese periodo (fantasía pura); y una tercera, que es la que mencioné recién, y que sería después del reino milenial de Cristo. Por otro lado, el amilenarista que no cree en un reino milenial literal de mil años, sino en el reino que ha de durar toda la edad de la iglesia, desde pentecostés hasta la segunda venida de Cristo,  sostiene que esta primera resurrección es espiritual, y en eso nosotros los preteristas estamos de acuerdo, pero ellos, al igual que los pre-milenaristas sostienen que habrá una segunda venida de Cristo en el futuro, y entonces, quienes hayan tenido parte en la primera resurrección, es decir, los que hayan nacido de nuevo, los que son de Cristo al  momento de su venida, no experimentarán la segunda muerte, la que según ellos, representa un infierno de fuego literal.

Veamos ahora, qué es lo que dice la Biblia realmente sobre la muerte y la resurrección. Esto es también materia de mi libro ¿ENTIENDES LO QUE LEES?,  en donde dedico bastantes páginas para explicar el tema más complicado “aparentemente” de toda la Biblia, la resurrección de los muertos.

En primer lugar quisiera decir que la muerte física no es producto o consecuencia del pecado, como la mayoría cree, basados en Romanos 6:23 que dice: “La paga del pecado es muerte”. Dios no creó al hombre inmortal; quien es inmortal, simplemente no puede morir. Dios dijo a Adán que el día que comiese del fruto del árbol de la ciencia, moriría (Gn.2:17; 3:3). Adán y Eva comieron del fruto prohibido y resulta que ese día no murieron. Usted podrá argumentar una y otra cosa en contra de esta declaración, pero déjeme decirle que si Dios se hubiera referido a una muerte física como castigo, eso habría ocurrido ese mismo día, tal cual como él sentenció. Sin embargo, no ocurrió eso ¿por qué? Sencillamente porque el castigo no tenía nada que ver con la muerte física, ellos de todas maneras morirían porque así fueron creados. Hay varios datos muy importantes en los registros de los primeros capítulos de Génesis que confirman esta posición; menciono aquí algunas:

1.      Les dio instrucciones para alimentarse (Gn.1:29) La alimentación es un recurso de sobrevivencia. En el caso de haber sido ellos inmortales, no hubiese sido necesario la comida.

2.      Les dio mandamientos para que se reprodujeran (Gn.1:28) La reproducción es potencial: uno engendra diez; diez engendran cien; cien engendran mil, etc. La única forma de controlar la súper población era con la muerte, por tanto, Dios tenía todo bajo control creando al hombre mortal.

3.      Después de la caída, Dios saca al hombre del huerto, pues teme que éste coma del árbol de la vida y viva para siempre (Gn.3:22). ¿Por qué la preocupación de Dios, si el hombre supuestamente era inmortal? Algunos objetarán a esto diciendo: que a ese instante, el hombre ya había perdido su inmortalidad, y que Dios quiso simplemente evitar que en su condición de pecador, la recuperase. Voy a decirle algo que le sorprenderá. Si en verdad el primer hombre hubiese sido inmortal antes de su caída, y que el castigo de Dios consistió en su muerte física, ¿No podría acaso ese mismo Dios que lo sentenció a morir la primera vez, volverlo a castigar con la muerte, si éste hubiese accedido al árbol de la vida?  Por supuesto que hubiese podido, si es que realmente la sentencia por el pecado hubiese sido perder la inmortalidad, pero ¿Por qué Dios no lo hizo así, y en lugar de eso, se preocupó que el hombre comiera del árbol de la vida y viviera para siempre? La respuesta es obvia, porque quien es inmortal, sencillamente no puede morir. Adán nunca fue inmortal, fue creado para engendrar hijos; los seres inmortales son espíritus o ángeles, y los ángeles no se reproducen, no engendran hijos, porque no se casan ni se dan en casamiento, y no pueden morir (Lc.20:35 y 36). Todos los días de vida de Adán sobre la tierra fueron 930  años y murió (Gn.5:5).

4.      Por último, cuando Dios dictó su sentencia sobre el hombre por el pecado cometido, curiosamente la maldición cayó sobre la tierra y no sobre el hombre. Sin embargo, allí Dios pronunció un juicio sobre Adán, y que no fue precisamente su sentencia de muerte, sino lo condenó a sufrir y a sudar para obtener el sustento de la tierra. Pero observe lo que le dijo: "Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" (Gn.3:17-19).

La última frase es concluyente para  nuestro planteamiento: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás". Hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado. Cuando Dios hizo al hombre tomándolo del polvo, siempre estuvo la idea que éste volviera al mismo polvo de donde había sido tomado.

Bien, aceptando entonces que la sentencia de muerte en el huerto no consistió en la muerte física sino en la muerte espiritual, porque ese día que el hombre pecó en el huerto, espiritualmente sí murió, y fue destituido de la gloria de Dios (Ro.3:23).

Pablo relaciona el pecado con la muerte. El pecado impide que el hombre pueda estar con Dios, y eso es lo que realmente significa muerte: "separación".

Rom. 5:12  Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

La muerte espiritual es el pecado. Romanos 6:23 dice “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Muchos creen que la muerte de la que habla este versículo es la muerte física, pero nuevamente vuelvo a decirle: la muerte física no es asunto de discusión, ni es problema a resolver en la Biblia. La única muerte bíblica es la que el hombre recibió en el huerto del Edén el día que desobedeció a Dios, y por lo tanto, es esa clase de muerte la que Cristo vino a resolver.

Efesios 2:1 dice: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”.

El señor o "príncipe" de la muerte, como hemos visto hasta aquí, era el pecado. Ahora bien, Hebreos 2:14 dice algo muy interesante con respecto a este "supuesto personaje": 

 "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo"

Yo sé que aquí vamos a entrar en otro tema bastante complicado, porque tocarle al diablo a los cristianos, es tan delicado como tocarles a Cristo; no voy a discutir este asunto en este estudio, porque es para largo, pero déjeme decirle solamente algo muy breve. Satanás o diablo en la Biblia no es un personaje cósmico, ni tampoco fue un ángel caído, simplemente es un adjetivo calificativo aplicado generalmente a la actitud opositora que han mostrado, tanto individuos como sistemas de gobiernos o religiosos durante la historia en que se desarrolló la Biblia. Todo ese aparataje que se levantó para personificar al ser antagónico de Dios, provino del catolicismo romano en los albores de esa religión; no sabemos exactamente con qué intención, pero lo que sí es cierto, logró infundir terror y miedo en todo el mundo hasta el día de hoy. Sería muy importante que en lugar de contradecirme esto que estoy planteando, se dé tiempo a investigar en la Escritura, y medite muy especialmente en estos versículos:

Col. 1:21  Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado

1Cor. 10:13  No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; ...

Rom. 1:28  Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;

Mt. 15:19  Porque del corazón (mente) salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias.

Ef. 2:3  entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.

En todos estos versículos, se enfatiza que la maldad se origina en la mente de las personas, es decir, dentro de ellos, y no que alguien externo o extraño se introduzca dentro del individuo y lo haga pecar. Todos los pasajes y versículos en donde aparece el nombre diablo o Satanás aparentemente como un personaje espiritual poderoso, se pueden explicar y comprender a la luz de estos y otros versículos más que hay en la Biblia, y que confirman que este supuesto ángel caído, no es más que el producto de la imaginación del hombre, extraído de leyendas mitológicas de pueblos paganos de la antigüedad. Por último, para cerrar por ahora este polémico capitulo, deseo decir que quienes estudiamos la Biblia con racionalidad, observamos que el cuadro de la serpiente hablando con Eva en el huerto, no es bajo ningún aspecto literal, sino simplemente figurado. La serpiente del capítulo tres de Génesis representa a la mente imperfecta de Eva que fue tentada por su propia codicia a probar el fruto prohibido; por lo mismo Pablo escribió lo siguiente a los Corintios:  "Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos (pensamientos) sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo" (2Cor. 11:3).

La primera resurrección no significa la primera de varias, sino que esa palabra: “primera”, y que en griego es “prótos” o “prior” significa principal, superior, mejor. Igual que en Ap.2:4, cuando el Señor dice a la iglesia de Éfeso: “Has dejado tu primer amor”, no quiere decir que hay varios niveles de amor, sino que se está refiriendo al amor superior, principal, él que no tiene cuadro de comparación. La única gran resurrección y que Juan la califica como “la primera”, es la que nos dio el Señor al librarnos de la maldición del pecado.

Rom. 5:18 y 19

18Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.

19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.

 

Aunque nosotros no estuvimos en Edén el día que Adán pecó y murió espiritualmente, igualmente heredamos su transgresión y muerte hasta cuando vino Cristo, quien nos rescató (redimió) y nos hizo pasar de muerte a vida (Jn.5:24). Después de la segunda venida de Cristo que tuvo lugar unos 40 años después de su sacrificio y resurrección, durante la destrucción de Jerusalén, tal como él lo dijo (Mt.24:34), ya nadie más nace en pecado o bajo la maldición del primer Adán; aunque esto le suene herético, es la verdad;  si es que creemos en realidad que todo ya se cumplió. Según la Biblia el postrer o último enemigo a vencer sería la muerte, y no se trata de la muerte física como la mayoría cree, sino  la muerte bíblica que es el pecado o mejor dicho: “la ley del pecado”, el viejo pacto. Observe lo que dice Pablo a los romanos:

Rom. 5:12-14

12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

13 Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado.

14 No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.

 

Este es un pasaje muy interesante y que creo que muy pocos lo entienden correctamente. Veamos:

Pablo quiere dar a entender a sus lectores que el problema de la muerte espiritual radica en la causa del pecado, y aunque nadie se sabe infractor o pecador hasta que haya una ley que se lo demuestre, lo cual no quiere decir que la falta no exista. Es como ir en contra de las leyes naturales, aunque las desconozcamos no podemos evitar sus consecuencias. Así mismo, dice Pablo: que la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, cuando aún no había ley, pero cuando vino la ley, el hombre fue declarado legalmente injusto. Por eso el pueblo hacía sacrificios, para propiciar el favor de Dios. Ahora aquí hay algo maravillosamente bello: Pablo dice que la ley señaló el pecado y la muerte, pero que de todas maneras el pecado y la muerte existió desde Adán hasta Moisés, que fue cuando vino la ley; lo cual quiere decir, que desde la caída de Adán hasta Jesucristo reinó el pecado y la muerte. Para que el pecado y la muerte dejara de ser un problema para el hombre, había que eliminarlo para siempre. Entonces vino Cristo y con su muerte puso fin a esta ley, condenando el pecado y la muerte en su propia carne de pecado (no carne de Dios). Mire que poderosos son estos versículos de Romanos 8

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;

 

Por eso el apóstol declara en el primer verso de Romanos 8 que ya no hay condenación para los que están  en Cristo; Si, porque la causa de esa condenación era la ley, y con la muerte de Cristo quedamos libres de su efecto. La ley era ese esposo, que aunque bueno, no había forma de agradarle, por más esfuerzo que se le pusiese. Pero ese esposo murió (Viejo Pacto), y nos volvimos a casar, pero con un esposo inmensamente bueno y que nos ha hecho justos para siempre. 2”Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”.

Cristo nos liberó para siempre del postrer enemigo, del que nos separaba de Dios, "el pecado". En Cristo se cumplió la profecía de Oseas 13:14  ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (1Cor.15:55) Y la profecía de Isaías 25:8 “Sorbida es la muerte en victoria” (1Cor.15:54). ¿Qué significa realmente esta frase? _ Simplemente, que la muerte ha sido vencida. Pero ¿cual muerte? Pablo lo declara de esta manera: “el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley” (1Co. 15:56). Cristo al morir en la cruz sentenció a muerte el viejo pacto y todo lo que eso involucraba, incluso al mismo “Satanás”, el acusador de nuestros hermanos (Ap.12:10), y que al parecer en este contexto, ese acusador seria el Israel del primer siglo; pero no fue hasta su segunda venida, 40 años después, que aquella sentencia se ejecutó. El pecado que hacía separación entre Dios y el hombre era la muerte bíblica, la que Cristo venció para siempre, la que fue echada al lago de fuego (Ap.20:14), el cual es la muerte segunda; esto significa que el pecado ya no existe, fue eliminado para siempre; ese es el verdadero significado de "la muerte segunda". La primera muerte fue el pecado, pero Dios nos resucitó de esa clase de muerte y nos dio vida eterna. La segunda muerte, representa la ausencia de todo aquellos que antes de Cristo fue un obstáculo para tener comunión con Dios. La maldad que hoy vemos en el mundo no es el pecado original que nos separaba de Dios, simplemente representa la conducta insensata de quienes aun no han comprendido de que son hijos de Dios, y como los cristianos y cada religión existente en el mundo, se ha empeñado únicamente en defender que ellos tienen la verdad, y que el resto del mundo está equivocado, y por ende muy lejos de Dios, este mundo está como está. El mensaje que debe predicarse hoy, debe ser un mensaje de amor, un amor que debe ser reflejado primeramente en nosotros, quienes lo proclamamos.

Cuando se escribía el Nuevo Testamento aun estas cosas estaban en transición, por eso que de pronto leemos pasajes que parecen confundir, pero lo que debe alentarnos es el hecho de que Jesús dijo que todo se cumpliría dentro de su generación (Mt.24:34), y eso es muy fuerte. Aunque los teólogos modernos lo nieguen, esas palabras deben cobrar ánimo en  nosotros, y aceptar que hoy tenemos vida eterna, aunque obviamente vamos a experimentar la muerte física un día igual como Adán, sin embargo, es el hecho de conocer hoy a Dios, que podemos tener seguridad en la vida eterna. Así como el conocimiento de la ley condenó al hombre a la muerte espiritual; es el conocimiento de Dios, lo que nos da vida eterna.

Jn. 17:3  “Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo”.

1Co. 15:22  “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”.

Aquí dice: serán vivificados, porque aun Cristo no regresaba, pero hoy que sabemos que su Palabra se cumplió, y que él volvió para salvar a los que le esperaban, la Iglesia del primer siglo (Heb.9:28), podemos decir: Tenemos vida nueva, somos salvos para siempre. Somos bienaventurados porque tuvimos parte en la primera resurrección, la resurrección superior, y que está en un fuerte contraste con la paga del pecado que es la muerte, porque ésta reinó solo hasta Cristo, pero la dadiva de Dios no tiene límites, es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro (Romanos 6:23). Esto significa que la muerte segunda, la separación eterna de Dios tipificada en el Nuevo Testamento por el infierno o el lago de fuego, ya no tiene nada que hacer con nosotros, solo tuvo lugar hace dos mil años atrás, cuando Dios consumó toda su obra y misión en favor del hombre, haciendo desaparecer para siempre su postrer enemigo, el pecado, la muerte mencionada en la Biblia.

CONCLUSIÓN

La Biblia no enseña sobre el fin del mundo cósmico, es decir, no dice nada acerca de cuándo va acabarse este mundo. El fin que describe la Biblia, fue la era judaica y su viejo pacto. Entonces, si no hay un fin del mundo, tampoco hay una resurrección de los muertos. La resurrección mencionada en la Biblia es puramente espiritual, porque la muerte a la que el hombre fue sentenciado en el paraíso, fue la muerte espiritual, ya que el hombre fue creado como un ser mortal. Con respecto a lo que ocurre con nosotros al morir, Pablo dijo: "Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos" (Rom. 14:8). Esto quiere decir, que al momento de morir ya estamos con el Señor, así como hoy también lo estamos. Amén   

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LA IGNORANCIA DESTRUYE
 
Oseas 4:6

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
LA IGNORANCIA ESCLAVIZA
 
Isaías 5:13

Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento;
y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.
EL CONOCIMIENTO HACE LIBRE
 
Juan 8:32

y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
VERSÍCULOS QUE CONFIRMAN QUE JESÚS DEBÍA VOLVER MUY PRONTO EN EL PRIMER SIGLO
 
Mateo 10:23



Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.

Mateo 16:28

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

Mateo 24:34

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

Filipenses 4:5

Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.


Apocalipsis 1:3

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Apocalipsis 22:10

Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.

Hebreos 10:37

Porque aún un poquito,
Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.

Apocalipsis 22:7

¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

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Son mucho más las evidencias en el Nuevo Testamento
que confirman que Jesús debía volver durante esa generación,
si no volvió, su mensaje sobre un futuro pero cercano reino fue la farsa más grande de la historia
y en consecuencia, la Iglesia del primer siglo vivió y murió creyendo en una mentira. Sin embargo, creemos que
Jesús no mintió, él vino e instauró su reino de justicia sobre la tierra, un reino (espiritual) que no tendrá fin jamás.








 
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