DONDE PASAREMOS LA ETERNIDAD
Por Eduardo Mondaca
Octubre 2009
Del libro: ¿ENTIENDES LO QUE LEES? escrito por Eduardo Mondaca
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Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
2Co. 5:1
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.
Ec. 9:10
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INTRODUCCIÓN

 
 
Debo confesar que preparar este estudio ha sido todo un desafío para mí. La motivación me vino de la pregunta de una hermana mexicana con respecto a qué hay después de la muerte. Sí esta vida era todo lo que teníamos, o podríamos esperar algo más. La hermana Susana de México encontró mi página web[1],  buscando en internet más información sobre cielos nuevos y tierra nueva, ya que ella mantenía una iglesia virtual y estaba enseñando precisamente escatología (obviamente que dispensacionalista). Desde ese momento hemos mantenido una agradable comunicación vía e.mail con preguntas y respuestas. Como ella, hay otras personas que me escriben impresionadas por el contenido del sitio, ya que para muchos cristianos esta forma interpretativa de la profecía bíblica es totalmente desconocida, aún cuando hoy existe mucho material en internet sobre esta escuela teológica, pero lamentablemente mucha gente está encerrada en sus cuatro paredes denominacionales, por lo que investigar otras formas de interpretar la Biblia, es prácticamente una herejía. Creo que muchos cristianos se dan cuenta que hay algo que no encaja bien en sus doctrinas, pero no se atreven ir en contra de la corriente, aceptando “lisa y llanamente” todo lo que escuchan, y dando por sentado que así no mas es, pues, al fin y al cavo, siempre se ha enseñado así, o todos lo entienden así, y si en verdad le han enseñado equivocadamente no es su problema. Pero en cambio existen otros que sí se atreven a nadar en contra de la corriente, y entre esos me encuentro yo. Somos los que nos atrevemos ir una milla más allá de donde la mayoría no se atreve. Todavía existen “Luteros” que intentan  clavar sus 95 tesis en las puertas de muchos corazones religiosos, para ver si en algún momento, alguien se cansa de escuchar tanta palabrería vana que solo adormece la mente y no les abre el entendimiento para conocer al único y verdadero Dios, ya que conociéndolo a él habrá encontrado lo que tanto le prometieron, pero que nunca se sintió  completamente convencido que eso que le prometían estaba en algún lugar, probablemente más allá del sol.
     A ver si alguien se atreve abrir la puerta de su corazón, que es su mente, y deja entrar la revelación, para que logre comprender, que conocer a Dios es alcanzar la vida eterna. Todo el que crea que el conocimiento pleno lo alcanzará en la otra vida, está en un gravísimo error. Quien no alcanza el conocimiento pleno en esta vida, no está calificado para la vida eterna. La Biblia nos fue dejada precisamente para enseñarnos a conocer al único y verdadero Dios, y a Jesucristo su amado hijo, el árbol de la vida y del conocimiento pleno.
     Al comenzar con este estudio me encontré con varios versículos que antes no los había considerado muy bien, y que para mi sorpresa, las respuestas a varias de mis interrogantes se encontraban escondidas precisamente allí, en esos versículos. Algo que pude confirmar, y con tristeza lo digo, es el tremendo daño que el dispensacionalismo premilenarista le ha provocado a la Iglesia de Cristo con su modo literalista de interpretar la Biblia. Hay algo que nunca se ha dicho en ningún libro de teología, y que me parece muy oportuno exponer aquí: La teología no es una ciencia exacta, por tratarse del estudio de asuntos no fácil de comprobar científicamente, y por lo tanto, nadie puede garantizar que tiene la interpretación correcta. Yo he declarado  esto en algunos lugares y lo he conversado con ciertos pastores, pero no lo han tomado bien, porque según ellos, uno debe tener seguridad de que lo que cree, es la verdad. Estoy de acuerdo con ellos, en cierto sentido. Yo creo tener la verdad hoy, pero hace algunos años, cuando pensaba diferente a como hoy pienso, también creía tener la verdad, lo cual me enseña que uno está en la verdad, mientras no es convencido por otra forma de pensamiento. Si la forma correcta de pensar fuera creer que tengo la verdad, y que nadie puede moverme de allí, entonces no deberíamos perder el tiempo en tratar de convencer a personas con otras creencias, porque ellos, al igual que nosotros, creen también tener la verdad.
     Es muy posible que en este estudio no logre dar una respuesta satisfactoria a los lectores sobre la gran pregunta de la vida: “¿Dónde pasaremos la eternidad?”, y sería comprensible, porque la influencia teológica en la que hemos nacido y crecido nos dice con mucha seguridad, algo totalmente diferente a lo que encontrará en este libro. A veces es más fácil creer en sueños y en historias fantasiosas que no se pueden comprobar, que creer a la Palabra de Dios; aunque ella nos golpee el rostro con su revelación, será más fuerte la tradición religiosa en la que hemos vivido. Quiero hacer notar algo antes de entrar al estudio citado: El dispensacionalismo, y que muy bien podría llamarse “sensacionalismo”, encontrará siempre una forma de negar la verdad de la Palabra expuesta por quienes pensamos diferentes a ellos. Para el dispensacionalista premilenarista es tan fuerte su posición teológica, que negarla equivale a no ser un hijo de Dios.
¿Qué es el cielo? 
     Desde que tenemos uso de razón empezamos a oír sobre el cielo, el lugar a donde van las almas buenas (para los católicos) o las salvas, para los evangélicos.  Nos hablan de un lugar esplendoroso con calles de oro y mar de vidrio, donde todo es perfecto y bello, y en donde viviremos por la eternidad al lado de Dios y de Jesús. Se nos habla del cielo como un lugar de reunión, no solo con la Divinidad y sus millares de ángeles, sino también con nuestros seres amados que ya han partido, y todos aquellos grandes personajes que conocemos a través de la Biblia. Esto naturalmente nos llena de mucha emoción y expectación, mientras aguardamos aquél bendito día, y que de acuerdo con lo que nos han enseñado, traspasemos el umbral de la muerte y podamos entrar por las puertas de perlas y encontrarnos frente a frente con el Señor en aquella maravillosa ciudad celestial. Pero surge la pregunta obligada. ¿Es real este lugar de ensueño en donde llegaremos algún día para pasar el resto de la eternidad? ¿Habla la Biblia sobre el cielo como un lugar que podremos admirar y disfrutar, como si fuera algo físico? La respuesta es No. La Biblia no enseña que el cielo sea un lugar en donde personas pasarán la eternidad cantando y adorando a Dios, ni que nos conoceremos, ni que poseeremos nuestros mismos cuerpos, aunque transformados. Esa Ciudad con calles de oro, a la cual han llamado cielo, está sacada de Apocalipsis 21. Esta ciudad que Juan ve descender del cielo, dispuesta como una esposa ataviada para su marido (v2), es la figura de la Iglesia Glorificada de Cristo (v11). La Iglesia que fue edificada sobre el fundamento de los doce apóstoles (v14;  ver Ef.2:20). El oro de la ciudad habla de su linaje real, y cada elemento y material que  allí se describe, representa simbólicamente lo que la iglesia es hoy.
¿Noventa minutos en el cielo?
     Hay  gente que  asegura haber  tenido la  experiencia  sublime  de haber estado en el cielo, y admirar toda la belleza y esplendor que allí existe. Yo no soy quien para poner en duda esas confesiones, pero creo que la Biblia es la única fuente confiable que puede darnos un detalle exacto y real de lo que hay al otro lado de la muerte. Si es que hay o no un lugar llamado cielo, tal cual nos han enseñado desde niño o como lo describen quienes creen haber estado allí, y que luego han regresado para contarnos su experiencia.
     En el año 2006 me encontraba de visita en Kristiansand, Noruega, (actualmente resido allí), y tuve la oportunidad de conocer y escuchar a Don Piper, un pastor  norteamericano, quien escribiera el libro “90 minutos en el cielo” (éxito de venta en todo el mundo).
     Don Piper visitaba por aquellos días algunas iglesias noruegas para compartir, principalmente su emocionante experiencia celestial. En su testimonio (que escuché de sus propios labios) él cuenta que volvía a casa después de una conferencia, y en el camino, su vehículo fue arrollado por un camión de carga de 18 ruedas, el cual se salió de su calzada chocándolo de frente a una velocidad aproximada de 100 km por hora. El impacto fue tan violento, que el camión pasó por encima de su auto, provocándole la muerte casi instantánea, como pudieron constatarlo minutos después los paramédicos que llegaron al lugar de la tragedia. Mientras su cuerpo yacía entre los fierros retorcidos de su auto, Piper vivía la más sublime de las experiencias que un mortal puede experimentar. Casi al instante, se encontró en el cielo en donde fue recibido por su abuelo ya muerto, su bisabuela, y muchos otros que él conocía en vida y que los recordaba ya fallecidos. El lugar era indescriptible, radiante, y muy luminoso. Quedó impresionado al oír las miles de voces  que cantaban simultáneamente infinidades de melodías y cantos, muchos himnos y coros que él podía identificar, y otros, que nunca había escuchado. Aunque no vio a Dios ni a Jesús en el cielo, él percibía que allí estaban, pero por sobre todo, quedó maravillado de la calurosa bienvenida, que aquella multitud de personas que él conocía, le habían  brindado a su llegada al cielo. Noventa minutos después del accidente,  milagrosamente volvió a la vida, mientras un ministro bautista oraba por él sin cesar. El único recuerdo claro que tenía, era su gloriosa experiencia celestial, una experiencia que según él, le cambio su vida para siempre.
Aspectos de esta experiencia, que no concuerdan con la Biblia
     Hay algunos elementos en esta historia que no me  cuadra con lo que leo en la Biblia, con respecto al lugar donde van las almas de los que fallecen. En primer lugar, me llama mucho la atención de que la primera persona que él vio en el cielo, no fuera Jesús, ni mucho menos fuera Dios, sino que su abuelo, y de ahí en adelante, él solo describe que vio a personas que él conocía en vida, pero que las recordaba en ese lugar ya muertas. En ninguna parte del Nuevo Testamento encuentro que al partir de esta vida, nuestra primera reunión será con nuestros seres queridos. Incluso, nunca se menciona de alguna actividad social en dicho lugar (al menos en lo que se interpreta por cielo). Claro que Don Piper dice que ese recibimiento sólo fue en la entrada del cielo, y que luego se encontró justo fuera de una puerta perlada muy brillante y que lanzaba destellos. Lo que vio desde la entrada de esa puerta, él lo describe de un modo muy parecido a como está escrito en Apocalipsis 21, al hablar sobre la nueva Jerusalén.  Lo otro que me llama la atención, es que este accidente ocurrió en enero de 1989, y esta historia, él la hizo pública en su libro, recién en el año 2004, es decir, 15 años después (las razones él las da en el libro). No cuestiono su experiencia, sino si esa experiencia ocurrió realmente en el cielo.
     Como él, hay muchos otros que han publicado sus impresionantes experiencias con el más allá, y les ha ido bastante bien en cuanto a la aceptación de sus obras por parte del público, porque si hay algo que al ser humano le atrae, es saber precisamente que hay al otro lado de la muerte. ¿Despertaremos en algún lugar con nuestros cuerpos transformados, pero tal cual nos vemos hoy? ¿Conoceremos a nuestros seres amados en el cielo? ¿Tendremos una vida social con múltiples actividades allá? Son muchas las interrogantes que hay en torno a este fascinante tema, y quien mejor que la Biblia misma sea quien nos guíe a descubrir éstas y otras respuestas sobre “donde pasaremos la eternidad”. Quiero que veamos algunas Escrituras en donde se nos enseña sobre lo que hay al otro lado de la muerte. La Biblia lo llama simplemente “resurrección”, y luego saque usted su propia conclusión.
¿Qué hay al otro lado, después de la muerte?
     El pasaje que mayor luz arroja sobre cómo será la vida después de la muerte y cómo será el cuerpo que tendremos, se encuentra en Mateo 22:23-33, y el cual me gustaría que revisáramos con mucha atención. Aquí solo colocaré el versículo más importante del pasaje, pero usted léalo completo para su mejor comprensión.
Mt. 22:30  “Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo”.
     En este pasaje, Jesús es consultado por los saduceos sobre la resurrección, y le presentan un caso real de siete hermanos que se casaron con una misma mujer. El primero murió sin dejar descendencia, por lo tanto, de acuerdo con la ley el segundo podía casarse con la mujer para darle hijo, pero sucedió que también murió éste sin dejar descendencia, y así sucesivamente ocurrió con los siete hermanos. La pregunta en cuestión era: (para probarlo, ya que los saduceos no creían en la resurrección, y es curioso, ya que la mayo-ría de los sacerdotes, incluyendo al sumo sacerdote del tiempo de Jesús, pertenecía a esta secta) “En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer, ya que todos la tuvieron?” (v.28).
La respuesta que Jesús les da es el verso que puse primero. “Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo”.
¿Se entiende, por qué no se pueden casar?  –  Porque serán como los ángeles de Dios en el cielo.
     Los “dispensacionalistas premilenaristas”,  o también llamados futuristas, dicen que la Biblia debe interpretarse literalmente, es decir,  entender las Escrituras consistentemente en su sentido llano, obvio, natural, tal cual como entenderíamos un periódico,  un libro, o cualquier obra literaria. Uno de los grandes exponentes del dispensacionalismo escribió lo siguiente:  “Si Dios es el originador del lenguaje y si el propósito principal de originarlo fue comunicar Su mensaje al hombre, entonces debe seguirse que, siendo totalmente sabio y totalmente amoroso, Él originó suficiente lenguaje para comunicar todo lo que deseaba decirle. Además, también tiene que seguirse que Dios usaría el lenguaje y esperaría que el hombre lo usara en sentido literal, normal y llano. Las Escrituras, entonces, no pueden considerarse como una ilustración de algún caso especial  del uso del lenguaje de modo que en la interpretación de esas Escrituras haya que buscarse un significado más profundo de las palabras”[2]. Sin embargo, aquí en este pasaje pareciera que la interpretación que le dan es alegórica, ya que si este verso debe interpretarse literalmente, se debe concluir que en “la otra vida”, no hay al parecer ningún tipo de actividad, como la que conocemos en la tierra. Dice el texto que “serán como los ángeles de Dios”, y surge  necesariamente la pregunta sobre este planteamiento: ¿Cómo son los ángeles?  No hay muchas referencias a la forma o esencia de ellos en la Biblia, pero lo que se dice es que son espíritus (Heb.1:14); son fuertes y poderosos y ejecutan la Palabra de Dios (Sal.103:20). Siempre se habla de ellos en sentido masculino, nunca en femenino. Algunos creen que son asexuados, o sea, que no tienen sexo, pero la Biblia no dice eso. En la tierra han asumido forma humana (apariencia) en muchas ocasiones, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, pero eso no significa que tengan forma humana. Según algunos pasajes serían seres alados, y que pueden volar. Por otro lado, encuentro algo que me llama mucho la atención:  primero, el por qué la relación tan estrecha que había en el pasado entre hombre y ángel. Muy a menudo se lee, que un ángel vino y le dijo esto a tal persona, y no me refiero al ángel de Jehová, que algunos creen que podría haber sido Jesús mismo, sino a ángeles comunes. Había una conexión muy natural con el hombre que hacía que esto fuera parte de la vida de ellos. Algunos ejemplos: El ángel que agitaba las aguas en el estanqué que estaba cerca de la puerta de las ovejas, de Juan cap. 5; los ángeles que anunciaron a los pastores el nacimiento de Jesús; el ángel que liberó  a Pedro de la cárcel, etc. Y lo otro que me llama la atención, es lo que Jesús dice con respecto a los ángeles que tienen los hombres en el cielo. Para que lo entienda mejor veamos este verso:
Mt. 18:10  Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.
      ¿Lo vio? Dice que en el cielo cada persona tiene su ángel, y al parecer, cuando morimos volvemos a ocupar ese cuerpo angelical que hemos dejado allá. Esa  podría ser nuestra pre-existencia con Dios antes de llegar a esta vida. ¿Recuerda cuando Pedro estaba en la cárcel y la iglesia oraba por él en una casa? El texto bíblico dice que durante la noche Dios envió un ángel y liberó a Pedro de su prisión, y luego éste vino a la casa donde estaban sus hermanos orando, pero sucedió algo bien curioso. Cuando la chica que servía en esa casa oyó que alguien golpeaba la puerta y llamaba, ella inmediatamente reconoció que se trataba de su hermano Pedro, pero  de  puro gozo no abrió la puerta, sino fue adentro a dar la buena nueva, sin embargo, ellos le dijeron: Estás loca, debe ser su ángel (Hch.12:15). Por otro lado, podemos también leer en Hebreos 2:14 que dice 
“por cuanto los hijos (de Dios) participaron de carne y sangre, él (Jesús) también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo”
     Aquí hay dos cosas para pensar: primero, la que nos interesa y que es lo que estamos estudiando. ¿Por qué dirá el escritor que los hijos participaron de carne y sangre? Y luego, en el verso 11 dice que tanto el que santifica, que en este caso debe ser Jesús, como los santificados (los que debía redimir) tienen un mismo origen (NVI). Esto me da a entender sobre una “pre-existencia espiritual con Dios. Jesús enseñó en la parábola del trigo y la cizaña, que la buena semilla la siembra el Hijo del hombre, en este caso Jesús, y la cizaña, que es la mala semilla, la siembra el diablo[3]. En general el capítulo 13 de mateo revela  verdades muy profundas, y que como dice el verso 35, confirmando la profecía del Antiguo Testamento, son cosas escondidas desde la fundación del mundo. ¿A qué se refiere Jesús con la buena tierra, la buena semilla, el tesoro escondido, y la perla de gran valor? Yo creo que se refiere a nosotros, los elegidos de Dios. Nosotros somos la buena tierra en donde la semilla da fruto a ciento por uno; somos el dorado trigo que un día volverá al granero de Dios, que fue de donde salió; somos un tesoro, una perla de gran precio, y que Jesús vino del cielo, sólo por nosotros; somos esa oveja perdida de la que él habló en Lc.15, y que el pastor fue a buscar. No éramos cabritos que milagrosamente nos convertimos en ovejas, por supuesto que no; nacimos ovejas, así como los cabritos nacieron también cabritos. Éramos la moneda pérdida y el hijo perdido. (Pido encarecidamente leer nota al pie de página)[4].
     Todo esto me enseña que yo siempre fui un hijo de Dios, que nací hijo de Dios. Estaba predestinado para esta salvación, y por eso vino Jesús, para redimirme y llevarme de vuelta a su gloria, al Padre de los espíritus (Heb.2:10; 12:9). Creo que esos ángeles, de los que Jesús habló en Mt.18:10, son nuestros cuerpos celestiales que un día volveremos a ocupar. El cuerpo que hoy usamos, solo es un envase para nuestro espíritu, éste no heredará el cielo porque se corromperá tan pronto como se vaya a la tierra. Ni aún Jesús después de su resurrección, tuvo el mismo cuerpo con el que le habían conocido sus apóstoles y discípulos. Recuerde que María Magdalena no le reconoció en el huerto hasta que él le habló. Los discípulos camino a Emaus tampoco le reconocieron. Mire esto: “Pero después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al campo”(Mr.16:12). Lo capta, dice que apareció en otra forma. Esto quiere decir que Jesús después de resucitar de entre los muertos, ya no necesitaba estar en el mismo cuerpo en el que había vivido. Juan en el capítulo uno de Apocalipsis  no reconoció a Jesús en su visión de Patmos. Jesús hoy es Espíritu, es el Dios eterno, o sea, es lo que siempre ha sido; solo que para estar en la tierra tuvo que usar un cuerpo de carne y sangre semejante al nuestro. Hoy nosotros somos también igual a él espiritualmente; entendiendo que él ya fue manifestado al mundo en su segunda aparición (1Jn.3:2).
     La otra cosa a pensar (recuerde que dije que hebreos 2:14 nos daba para pensar en dos cosas) es: ¿Por qué necesitó Jesús ocupar un cuerpo de carne y sangre, para poder destruir al diablo? Si el diablo, según la creencia popular, es un espíritu, ¿no debía también un espíritu superior, como Dios, vencerlo? ¿O será que el diablo no es en realidad un espíritu, y simplemente es el pensamiento malo del hombre, y el que finalmente lo induce a pecar? Yo creo que lo segundo es lo correcto. Aunque este tema lo analizaré detalladamente en el siguiente capítulo, deseo que solamente observe lo que dicen estos versículos:
1Cor. 10:13  No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
Stgo. 1:14, 15 (NVI) Todo lo contrario,  cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen.
Luego,  cuando el deseo ha concebido,  engendra el pecado;  y el pecado,  una vez que ha sido consumado,  da a luz la muerte. 
     Hay bastante para pensar en estos versículos, ¿no le parece? Pero bueno, ya volveremos a este asunto una vez que hayamos concluido con este capítulo, pues, me parece que aquí se encierra algo muy interesante sobre la verdadera identidad del “aún” enemigo de los cristianos, y sobre quien en realidad recae la culpa de haber introducido el pecado y la muerte en el mundo. Solo le dejo este ultimo versículo para cerrar este párrafo y hacerlo pensar aun un poco más, ya que según este versículo, el pecado habría entrado en el mundo por un hombre, y no por un espíritu malo:
Rom. 5:12  “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
     Bien, volvamos ahora al texto de Mateo 22:30 que estábamos analizando. Veamos el versículo  paralelo a éste que se encuentra en Lucas 20:35: “mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento”.
     En este verso paralelo, hay algo bien interesante que no se encuentra en los otros evangelios. Jesús dice: “los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos”. En la versión de la Biblia NVI, este verso se lee así:“Pero en cuanto a los que sean dignos de tomar parte en el mundo venidero por la resurrección:  ésos no se casarán ni serán dados en casamiento”
     Aquí puede haber dos interpretaciones, desde mi punto de vista.  La primera, sería que no todos serán dignos de resucitar. Lo cual significaría que solo hay resurrección para los elegidos de Dios. Pablo pareciera dar a entender algo así cuando escribe a los hermanos de Filipo:  Fil.3:11 “¡y espero que Dios me conceda resucitar de los muertos!” (Biblia Lenguaje Sencillo).  No es bueno ni correcto afirmar algo que no está muy claro en la Biblia, y que muchas veces se ha forzado una interpretación influenciados por el trasfondo teológico o cultural en el que se ha vivido. La segunda interpretación sería que esta resurrección fuera meramente espiritual, y tuviera relación directa con lo que Jesús enseñó que ocurriría sobre esa generación que le escuchó hablar. (Le aclaro que la palabra mundo en este versículo es la palabra griega “aión”, y significa: edad, era o siglo) La Biblia enseña sobre dos tipos de resurrección: Resurrección física y  resurrección espiritual o simbólica. Las dos formas vienen de la misma raíz  griegaνάστασις  anástasis, y que significa literalmente pararse de nuevo, levantarse o ponerse de pie. Claro está, que la palabra resurrección está asociada directamente, en su sentido primario, con levantarse de entre los muertos, y así lo entendían los judíos de la época de Jesús y las anteriores. Sin embargo, la resurrección física es la menos usada en la Biblia, y parece extraño, ya que da la impresión que cada vez que la palabra resurrección aparece, se está refiriendo a su sentido físico, pero no es así. La mayor cantidad de veces que aparece la palabra resurrección o la acción de levantarse de entre los muertos en la Biblia, su uso es simbólico, y quiero dar algunos ejemplos:
Ez.37:1-14  “El famoso pasaje del valle de los huesos secos”. Esta clase de resurrección simplemente profetizaba  el retorno de los judíos a Jerusalén desde la cautividad de Babilonia.
Is.26:19 “ Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos”.
     Aquí nuevamente se usa la palabra resurrección en sentido figurado o espiritual.  Esta es otra profecía sobre la restauración del pueblo de Dios de su cautividad, y es más, el verso 14 habla del castigo que recibirán sus opresores, quienes se habían enseñoreado sobre ellos, a éstos les sería quitado el dominio que ejercieron sobre el pueblo, y el profeta lo declara en sentido espiritual:“muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán; porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo”
     El apóstol Pablo se refiere a la conversión final de los judíos como “vida de entre los muertos” ( Rom. 11:15)  Esta conversión de la que Pablo habla, tuvo lugar al final de la gran tribulación por la que tuviera que pasar el pueblo judío durante la caída de Jerusalén en el año 70 d/C. Es muy importante entender lo que el apóstol dice en los primeros versículos concernientes a la conversión de Israel. Pablo no dice que todo Israel será salvo, sino que como en los días del profeta Elías, cuando Dios le declara que él se ha  reservado siete mil hombres que no habían doblado la rodilla delante de Baal (v4), tomando esa referencia el apóstol añade:  “Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia” (v5). Ese remanente escogido por gracia es el que sería salvo, cuando la plenitud de los gentiles hubiera entrado (v15). Ahora bien ¿Qué significa: “hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles”? Bueno, la respuesta dependerá de la corriente teológica que uno tenga. El dispensacionalismo, por ejemplo, como tiene una comprensión futurista de toda la profecía, cree que esto aún no ocurre. Cree que Dios aun mantiene un pacto con Israel, y que el periodo de la Iglesia que comenzó en pentecostés concluirá con la segunda venida de Cristo, y  recién allí,  según ellos, habrá entrado la plenitud de los gentiles, cuando la iglesia sea levantada al cielo; lo cual quiere decir, que para un dispensacionalista, Dios tiene dos pueblos, Israel y la Iglesia gentil. Pero como la profecía no es de interpretación privada o personal (2P.1:20), lo que significa que nadie puede adueñarse de la interpretación como si esa fuera la correcta, sino presentar lo más transparente posible el contenido de la profecía a la luz de los acontecimientos históricos que sucedieron inmediatamente después que esta fue dicha. Por esta razón,  los que consideramos que todo ha sido cumplido, vemos que de acuerdo con las palabras dichas por Jesús referente a la destrucción del templo, la ciudad y la gente de Jerusalén, y que todo eso debería acontecer durante aquella generación que le escuchaba, creemos,  que si Dios debía salvar a un remanente de judíos, tuvo que ser durante ese periodo de tiempo y no en otro en el futuro, para que se cumpliera así también la bendición profética del anciano Simeón que dio a María cuando Jesús fue presentado en el templo.  Lc.2:34  “Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha”
     Es muy interesante observar que en esta bendición profética, Simeón usa la palabra “anástasis”, la cual significa resurrección o “levantamiento”, para referirse a lo que ese niño recién nacido provocaría sobre Israel. Este versículo es muy revelador sobre la misión de Cristo en Israel. Dice que está puesto para “caída” y para “levantamiento” de muchos. Tanto la palabra caída, como la palabra levantamiento denotan un no vuelta atrás. Son acciones irreversibles, lo que significa que Cristo provocaría la caída total (aniquilación, exterminio) de muchos, y el levantamiento o resurrección total de otros “muchos” en la nación hebrea, y es aquí justamente donde las palabras de Pablo tienen significación. Esos muchos levantados, corresponde al Israel que sería salvo, el resto de los judíos fue exterminado para siempre, cumpliéndose de esta manera la plenitud de la profecía: “…para caída y para levantamiento de muchos en Israel”. La plenitud de los gentiles ocurrió también en ese periodo. La segunda venida de Cristo en el año 70 d/C, marcó el fin del viejo pacto, y el establecimiento del nuevo, el reino de Dios en la tierra, en donde gentiles y judíos unidos sin distinción pasan a ocupar el mismo lugar de privilegio delante de Dios. Durante la segunda venida de Cristo tuvo lugar el juicio final, en donde los santos elegidos desde la fundación del mundo recibieron sus galardones y Satanás (sea lo que sea), y todos los que no se hallaron inscritos en el libro de la vida, fueron lanzado al lago de fuego, símbolo del basural que ardía día y noche a las afueras de Jerusalén, llamado en griego Gehenna (valle del hijo de Hinón). El infierno de fuego no es literal, sino es una forma figurada para describir el paradero final de aquellos que no entrarían en el reino de Dios. Los gusanos, no se refieren al alma de las personas, como algunos han propuesto para demostrar que el alma de los incrédulos arderá por los siglos de los siglos. Los gusanos simplemente son el complemento del cuadro que Jesús está graficando (Mr.9:47,48), debido a la cantidad de desperdicios y de animales muertos en ese lugar,  la cantidad  de gusanos  era tal, que  todo    podría ser quemado y aniquilado,   pero los gusanos no lograrían desaparecer por completo, porque habían muchos. Jesús usó el término Gehenna justamente para graficar lo que ocurriría con los que le rechazaran. En ese lugar, no se quemaban personas, sino desperdicios y animales muertos. Era un modo de hacer desaparecer la inmundicia de la ciudad.  Eso  es precisamente  el castigo  eterno, desaparecer para siempre. Esto fue exactamente lo que ocurrió en el año 70 d/C, cuando tuvo lugar la caída de Jerusalén, y de todo el sistema legalista del viejo pacto, e inmediatamente después de la tribulación de aquellos días… apareció la señal del Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria, y lamentaron todas las tribus de la tierra[5] y fue en ese momento que envió a sus ángeles, los segadores, para levantar (resucitar) a sus escogidos de los cuatro vientos,  de un extremo del cielo al otro (Mt.24:29-31). Los escogidos representan al trigo, y los incrédulos representan la paja que arderá en el Gehenna. (Mt.3:12; Lc.3:17)
     Todos estos ejemplos que he dado, (aquí hay solo algunos), son los que se consideran por resurrección espiritual o simbólica, pero, existen muchos otros casos en que la palabra resurrección, especialmente en el Nuevo Testamento, es tomada literalmente como si se tratara de un levantarse de entre los muertos, cuando en realidad está puesta allí en un sentido figurado. Claro está que la Biblia sí enseña sobre una resurrección física.  Jesús realizó milagros de resurrección. El mismo resucitó de entre los muertos y muchos santos del pasado también lo hicieron durante la crucifixión de Cristo (Mt.27:52), pero el asunto en cuestión es que no confundamos cuando la Biblia está hablando literalmente (de resurrección física), o lo está haciendo espiritualmente (en sentido figurado).
     Probablemente el pasaje que más ha confundido a los cristianos en lugar de ayudarlos con respecto al tema de la resurrección es el que presentaré a continuación.
El reino milenial ¿Verdad o fantasía?
     Una doctrina muy polémica y discutida, pero a la vez presentada con tanta seguridad por sus partidarios, que ha hecho que de las tres corrientes más conocidas en la escatología, al menos dos se dividan a partir de este término, me refiero a la doctrina del milenio. El principal texto de referencia para esta doctrina está tomado de Apocalipsis capitulo 20, único lugar en la Biblia en que aparece el término: “reinaron con Cristo mil años”, y me gustaría que viéramos solamente algunos puntos, que los hermanos dispensacionalistas pre- milenaristas, defensores de esta doctrina, sostienen como única verdad a creer.
Posición Dispensacionalista Premilenarista sobre el Milenio
  • Habrá un reino de Cristo en la tierra que durará mil años. Ap.20:1-10
  • La segunda venida visible de Cristo, precederá al milenio.
  •  Los eventos del programa dispensacionalista serían cronológicamente así: Rapto – Tribulación – Segunda Venida – Milenio.
  • Durante el milenio, Israel verá cumplida todas las promesas anunciadas en los pactos que Dios hiciera con ellos en el Antiguo Testamento.
  • El milenio será el cumplimiento del nuevo pacto para Israel.
  • Durante el milenio Israel volverá a su viejo sistema sacrificial como está escrito en Levítico.
  • En el milenio Cristo reinará con la Iglesia y con Israel.
  •  Los miembros de la Iglesia durante el milenio serán ángeles.
  •  Durante ese periodo, Cristo será rey universal, y la tierra experimentará paz y justicia plena.
  • Durante el milenio David será rey de Israel.
  • El hombre convivirá con los animales sin los peligros que hoy amenazan esa relación.
  • Satanás aún existirá durante el milenio, pero estará atado hasta que se cumplan los mil años.
  • Durante el milenio no habrá enfermedad, pero si habrá muerte para los que cometan pecado, lo cual significa que aún habrá pecado.
  • Habrá gente que entrará en la era milenial sin haber visto la muerte, estos tendrán una vida normal como hoy la tienen, podrán casarse y engendrar  hijos. Los hijos que nazcan en el milenio no estarán exentos de pecado, de manera que la salvación será necesaria.
  • Habrá una actividad laboral perfecta, la que producirá una abundancia económica, de manera que no hará falta nada. Todos hablarán un mismo idioma
  • En el milenio entrarán también los gentiles, quienes serán siervos de Israel. El milenio será como una preparación para la eternidad
  • Después del milenio será el juicio final, en donde Satanás será echado al lago de fuego y todos los que no se encontraban inscritos en el libro de la vida[6].
Esta es en síntesis la doctrina dispensacionalista premilenarista con respecto al milenio. Ahora presentaré mis objeciones a dicha doctrina.
     En primer lugar Apocalipsis 20 no enseña de un reino de Cristo en la tierra por mil años. El número mil es simbólico, como la mayoría de los números que aparecen en el libro. El hecho de que el número mil aparezca seis veces en el texto, no significa que su interpretación deba ser literal. Existen al menos tres razones muy  poderosas para afirmar que Cristo no reinará sobre la tierra por mil años.
  1. Jesús nunca enseñó de que tendría un reino de mil años en la tierra.
  2. Ninguno de los apóstoles enseñó de un reino de Cristo por mil años.
  3. En ninguna otra parte de la Biblia se enseña de un reino de mil años.
     De acuerdo con la tradición de la Iglesia, habría sido Papías, obispo de   Hierápolis y discípulo de Policarpo, quien   escribió por primera vez, lo que a él le habría llegado como una tradición oral, que después de la resurrección de los muertos habría un “reino de mil años”, en donde se establecería físicamente el reino de Cristo en la tierra. Sin embargo, Eusebio de Cesarea en su libro Historia Eclesiástica, escrito a principios del cuarto siglo, escribe lo siguiente:
 ”Me parece que él (Papías) cree estas cosas porque ha malinterpretado la exposición de los apóstoles, pues, no comprendió que ellos lo dijeron en figura y simbólicamente”.[7]
     Algunos objetarán: pero… ¿qué hay entonces con eso que habla Isaías capitulo 11 sobre el reinado del mesías? Bueno, la respuesta es muy simple. El texto de Isaías 11 no habla de un reino de mil años, sino  que habla  del reinado justo del mesías que se establece-ría cuando viniera a la tierra en su primera venida, y gran parte del contenido del pasaje está en sentido figurado.
     Hace poco leía algunos foros en internet en donde se defendía la posición dispensacionalista y en donde se condenaba abiertamente la posición preterista.  Los comentarios eran para la risa. Algunos citaban a grandes teólogos dispensacionalistas para afirmar sus comentarios, y entre otras cosas, hablaban del milenio, y según ellos, de la falsa enseñanza del preterismo y del amilenarismo por negar la doctrina del milenio. Decían que el reino milenial era futuro, y que bajo ningún motivo podría estar en el pasado, y para confirmar sus    teorías ponían estos ejemplos: vaya a una granja a ver si encuentra a un lobo  acostado junto a un cordero; vaya al zoológico de su ciudad y observe si el león come paja como el buey. Ejemplos tan infantiles como estos, eran los argumentos que ponían estos señores para  defender  su doctrina. Es muy lamentable e injusto que el dispensacionalismo se haya apoderado de la teología cristiana, argumentando que quien no piense como ellos, no está en la verdad.
     Al presentar los puntos en que descansa esta doctrina, puedo apreciar que el pueblo evangélico tiene una gran confusión sobre qué es el milenio y qué es la vida eterna. Muchos creen en la otra vida como un lugar donde podrán cumplir todas aquellas cosas que nunca lograron cumplir en la tierra. La ven llena de actividad y trabajo. Se imaginan caminando con Jesús por las calles de oro, mirando a lo lejos a David, Elías o a uno de los apóstoles. Creen en un lugar en donde podrán compartir con sus seres amados que fueron creyentes como ellos, y que nunca más en la vida volverán a separarse. Lamento desilusionarles, pero si alguien les enseñó esto, simplemente le engañó, porque la Biblia, ni habla de un reino de mil años ni del cielo como un lugar en donde podremos disfrutar por la eternidad en nuestros cuerpos actuales, aunque transformados.
     La verdad que a mí también me hubiera gustado que hubiera sido así, pero como esto no es asunto de gusto, sino de entender qué es lo que realmente enseña la Biblia, y despertar del engaño religioso en el que hemos vivido. La religión solo nos adormeció el entendimiento, proyectándonos hacia el futuro, haciéndonos creer que nada es importante en esta vida, sino la que tendremos con Cristo más allá del sol. Los líderes religiosos se han enriquecidos a costa de la buena fe de los creyentes, que creyendo que es mejor invertir en el reino de los cielos, que invertir en cosas terrenales que pronto van a ser  consumidas por el fuego. En este ir y venir, nos hemos perdido lo mejor de la vida. ¿Sabía usted que cuando Jesús vino por primera vez, ató al diablo y lo despojó de lo que le había robado? ¿Ha leído y entendido lo que Jesús quiso decir en la parábola del hombre fuerte? Le invito a que observe estos versos:
Mt. 12:28, 29  “Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa”.
Lc. 11:20-22  “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee. Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín”.
     Estos versículos son el anuncio que hace el Señor sobre el establecimiento de su reino y del juicio sobre Satanás (vea quién es este Satanás en el siguiente capítulo). Cuando Jesús declaró estas palabras el reino estaba a las puertas. En la cruz Jesús confirmó la promesa del reino, pero no fue establecido plenamente hasta que vino en su reino, tal cual lo anuncio a la gente de aquella generación:
 Mt. 16:28  “De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”. 
     Esa declaración que Jesús hace en Mt.12:28 fue confirmada en la cruz, pero cumplida plenamente en su venida. El diablo no fue eliminado en la cruz, sino fue enjuiciado o juzgado. Cuando Jesús habló sobre la función que cumpliría el Espíritu Santo al venir sobre la iglesia (Jn.16:11), sería de “convencer”; entre otras cosas, sería convencer de que el príncipe de este mundo (vea quien es este príncipe en el siguiente capítulo) había sido ya juzgado. Y es lógico, el Espíritu Santo vino poco después que Jesús ascendió al cielo.
     En la cruz Satanás fue despojado de sus dominios,  expuesto públicamente y juzgado (Col.2:14, 15), pero no fue hasta el año 70 aproximadamente, durante la destrucción de Jerusalén, cuando la generación que le escuchó hablar de este desastre aún vivía (Mt.24:34), que pudo verse recién el cumplimiento total de la promesa confirmada ya en la cruz.
     Hoy estamos en el reino, es más, estamos reinando con Cristo, el cual es Dios en todo y en todos[8]. Hemos pasado de muerte a vida. Dios nos ha trasladado al reino de su amado Hijo (Col.1:13).
     Volviendo a las contradicciones del dispensacionalismo, y entrar ya a la etapa final de este estudio. Satanás ya no tiene nada que hacer, fue quitado de en medio, fue destruido; Jesús destruyó al que tenía el imperio de la muerte (Heb.2:14), esto es el pecado original, el verdadero diablo de la Biblia. ¿Por qué los hermanos dispensacionalistas creen que aún Satanás anda dando vueltas por allí, y que algún día será atado mientras tiene lugar el reino milenial de Cristo en la tierra? Esto es lo más absurdo que se puede creer. ¿Qué tiene que hacer Satanás al final del milenio? ¿Acaso no fue gente santa y justa la que entró al reino milenial? ¿No debería suponerse que con la venida de Cristo todo el mal quedaría atrás, y de ahí en adelante solo sería disfrutar con Cristo? Pero aquí es donde mis hermanos dispensacionalistas se enredan en responder, porque aunque se den cuenta que Satanás para ese tiempo sale sobrando (si es que entienden realmente Heb.2:14), pero como la interpretación que han hecho de Apocalipsis 20 es literal, no pueden ya retractarse, porque eso les quitaría autoridad ante la iglesia, y todo lo que han propuesto como doctrina bíblica quedaría en la balanza, por esto tienen que hacerlo funcionar hasta el final. Pensar en Satanás en el reino de Cristo, es como imaginarse a Adán en el día de la madre. Absurdo total ¿verdad? Bueno esa es la doctrina que le han vendido, y usted sin investigar sí es así o no, la ha comprado sin ningún problema. Lo otro tiene que ver con la restauración de Israel. Jesús dijo en Mt.21:43: “Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él”.
     Sí usted lee cuidadosamente todo el capitulo 21, se dará cuenta que Jesús acaba de entrar en Jerusalén montado en un pollino de asna, y aclamado por las multitudes como el descendiente del trono de David que venía para tomar el reino. Esa misma multitud unos días después estaría gritando ante Pilato ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Jesús conocía el corazón de ese pueblo, y en especial de sus líderes religiosos, por eso durante toda su actividad pre-crucifixión, se dedicó  a enrostrarles su pecado y la consecuencia que éste le arrastra-ría. Estuvo con ellos en el templo. Fue precisamente a la salida del templo que predijo su pronta destrucción. En los versos siguiente Jesús maldice una higuera que solo tenía hojas y nada de fruto. Jesús le dice: “Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera”.  La maldición de la higuera está relacionada directamente con la declaración del verso 43. La higuera es un símbolo de Israel. Jesús dijo:
Mt. 24:32, 33  “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”.
     Israel es presentado como una higuera que muestra su ramaje tierno y el brote de sus primeras hojas anunciando así que el verano ya está cerca. Todos los acontecimientos predichos por Jesús que debían suceder sobre esta nación marcaría el final de una edad, de un pacto, de un pueblo, pero al mismo tiempo, esa culminación tan fulminante con la que Dios cerró su pacto con Israel, fue el comienzo de una nueva edad, de un nuevo pacto, un nuevo pueblo. Era necesario quitar lo primero (viejo pacto), para establecer esto último (nuevo pacto) Heb.10:9.
En resumen, estar con Dios es muchísimo mejor
     Cuando Jesús fue consultado por los saduceos sobre las condiciones de vida que habría en la resurrección, ellos más que nada formularon la pregunta para probarle, dado que ellos no creían en la resurrección. La respuesta de Jesús dejó claramente establecido que en la resurrección no hay ningún tipo de actividad como la que hoy tenemos; no poseeremos nuestros mismos cuerpos, ni tendremos posibilidad alguna de reconocernos, porque seremos todos semejantes a los ángeles de Dios, es decir, seremos espíritus. Todo lo demás es simplemente especulación y fantasía.
     Creo que cualquier lugar y en la condición que sea, estar al lado de Dios será el mejor premio que obtenga cuando me vaya de este mundo; por ahora, debemos procurar hacer bien la tarea que nos fue encomendada y disfrutar de esta vida, y de las personas que Dios puso a nuestro lado para nuestra felicidad completa. Nuestra primera opción no es el cielo, ni es el futuro,  ES AHORA, y en esta vida.
Ec. 9:9, 10  Goza de la vida con la mujer (varón) que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.
__________________
[2] Charles C. Ryrie, Dispensacionalismo Hoy, (Editorial Portavoz, 1992) p.82 y 83].
[3] Ver capitulo séptimo con respecto al significado real de la figura del diablo.
[4] Después de haber estudiado muy detenidamente y en su conjunto el tema sobre “la elección divina”, he llegado a la siguiente conclusión: La elección que menciona la Biblia, se relaciona única y exclusivamente con la nación de Israel, y obedece al Pacto que hiciera Dios con Abraham, (Gn..15:18). Ese pacto convirtió a la descendencia de Abraham en un pueblo exclusivo, pero al mismo tiempo, arrogante, pues, se sintieron superiores a todos los demás pueblos de la tierra. Sin embargo, Cristo en la cruz, puso fin a ese pacto “segregacionista”, quitando de en medio la pared intermedia que separaba al resto del mundo, de los llamados escogidos de Dios, haciendo de todos un solo pueblo (Ef.2:14-16). Creo  que después de la cruz, toda la humanidad es la elegida; que para Dios, sólo han existido dos linajes en toda la historia de la humanidad: Los descendientes de Adán, en el cual todos murieron, y la descendencia de Cristo, el postrer Adán, en quien, todos fueron vivificados (1Cor.15:22).
[5] Se debe entender por tribus de la tierra, al pueblo judío en general. Son ellos los que acaban de pasar por la hora de angustia, llamada la gran tribulación, y el evangelio dice que fue inmediatamente después de esa tribulación que Jesús volvió (en juicio) sobre Jerusalén.
[6] La fuente para la mayoría de estos puntos es: Eventos del Porvenir escrito por J.Dwight Pentecost, y publicado por Ediatorial Vida.
[7] Historia Eclesiástica de Eusebio de Cesarea, tercer libro, punto 39, pág.123. Publicado por CLIE
[8] Ef.2:6; Ap.1:6; 5:10; 1Cor.15:28.
 
LA IGNORANCIA DESTRUYE
 
Oseas 4:6

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
LA IGNORANCIA ESCLAVIZA
 
Isaías 5:13

Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento;
y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.
EL CONOCIMIENTO HACE LIBRE
 
Juan 8:32

y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
VERSÍCULOS QUE CONFIRMAN QUE JESÚS DEBÍA VOLVER MUY PRONTO EN EL PRIMER SIGLO
 
Mateo 10:23



Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.

Mateo 16:28

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

Mateo 24:34

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

Filipenses 4:5

Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.


Apocalipsis 1:3

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Apocalipsis 22:10

Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.

Hebreos 10:37

Porque aún un poquito,
Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.

Apocalipsis 22:7

¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

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Son mucho más las evidencias en el Nuevo Testamento
que confirman que Jesús debía volver durante esa generación,
si no volvió, su mensaje sobre un futuro pero cercano reino fue la farsa más grande de la historia
y en consecuencia, la Iglesia del primer siglo vivió y murió creyendo en una mentira. Sin embargo, creemos que
Jesús no mintió, él vino e instauró su reino de justicia sobre la tierra, un reino (espiritual) que no tendrá fin jamás.








 
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