artículo tomado del libro: ¿ENTIENDES LO QUE LEES? Escrito por Eduardo Mondaca
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LA TENTACIÓN DE CRISTO
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo (Mt.4:1).
Al parecer, ningún otro pasaje de la Biblia podría ser más determinante para los cristianos, para probar su tan defendida doctrina sobre la existencia del diablo, que éste de Mt.4:1-11. La razón es obvia, el escritor en su estilo hebreo tan peculiar describe la dramática lucha interna desatada en la mente del Hijo de Dios, después de haber ayunado en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches, como si efectivamente hubiese venido ante él un personaje visible, malévolo e infame, que solo buscaba estropear los planes de Dios, provocando que Cristo abdicara al propósito y cediera a él todo el control y autoridad. Aunque en el relato evangélico pueden observarse elementos que son claramente de carácter pictórico, es decir, frases en sentido figurado, el interprete común los elude, provocando así, que el pasaje diga algo completamente irracional, pero que tenga absoluta coherencia con su doctrina sobre el diablo.
Análisis al pasaje
Por increíble que le parezca, los intérpretes bíblicos no se han puesto aun de acuerdo en cuanto a la interpretación de este pasaje. Algunos opinan, que aunque hay algunos problemas que exigen explicación, como por ejemplo: ¿Cómo subió Jesús al pináculo del templo sin ser visto por nadie? ¿Cómo se explica que de una montaña pudiese ver todos los reinos del mundo? ¿Por qué no se da información sobre la apariencia física del diablo? entre otras cosas. Sin embargo, efectivamente el relato habla de una experiencia real, objetiva entre Jesús y Satanás; mientras que otros opinan que los evangelios simplemente narran de manera figurada la intensa lucha espiritual desatada en la mente de Jesús en la etapa preliminar de su ministerio público.
Personalmente, después de haber estudiado bastante sobre la cultura hebrea y su peculiar estilo literario, me atrevería a pensar, que la idea que hoy tenemos sobre el diablo o Satanás, difiere enormemente del verdadero concepto que tuvieron los primeros lectores del canon bíblico. Es verdad que la Biblia habla de ángeles y demonios, pero no podemos interpretar dichos términos con la concepción moderna que hoy tenemos de ellos. Por ejemplo, en la Biblia leemos mucho sobre querubines, pero resulta que el término hebreo kerúb, de donde se cree derive el nombre querubín, significa "figura imaginaria" (Dic. Strong). Lo mismo pasa con el término "demonios". Según el texto original, en donde aparece el vocablo, el significado varía desde un espíritu hasta un dios o ídolo. Ahora bien, en los evangelios se considera demonios a enfermedades comunes de la época como sorderas y mudez (Mt.9:23, 25). Es muy interesante observar que existe una gran diferencia entre el Antiguo Testamento y el Nuevo, con respecto al concepto "demonios", por lo que creo, deberíamos tener más cuidado al hacer nuestro análisis sobre el tema. Si Satanás fuera en verdad un ser espiritual poderoso, ¿por qué Hebreos 2:14 dice de esta manera? "Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo". Si el diablo era un espíritu, ¿por qué necesitó el Hijo de Dios convertirse en un ser humano para destruirlo? Es una pregunta que no cualquiera contestará, sin antes titubear por un momento. Sí, porque no hay explicación lógica a esta pregunta, a menos que el diablo, en este contexto, sea el hombre mismo. Yo creo que la tentación de Mateo 4 tuvo lugar solamente en la mente de Jesús. Solo con la mente una persona se puede transportar del desierto al pináculo del templo en Jerusalén en cosas de segundos, y sin que nadie lo observe. Solo con la mente una persona podría visualizar todos los reinos del mundo a la vez, ya que es imposible que desde un monte, por muy alto que fuese, se pueda tener semejante visión. Otro dato bastante curioso, y que se acepta sin ninguna observación adversa, es el hecho que el relato dice que el diablo mismo le llevaba de un lado para otro. ¿Acaso (según la interpretación tradicional) no identificó Jesús de inmediato quién era el que le tentaba? ¿No podría Jesús haber rechazado en el primer instante cualquier propuesta o sugerencia del diablo? Por supuesto que sí, si es que esta experiencia hubiese sido real, pero precisamente por esta especie de vulnerabilidad que observamos en Jesús, es que podemos sostener que una actitud así, solo pudo tener lugar en su propia mente. Consideremos además, que él había ayunado durante cuarenta días, y por lo tanto, su cuerpo y su mente estaban débiles. Digo todo esto, no pretendiendo aminorar el detallado relato bíblico, sino para sacarlos un poco de la lectura literal y la idea preconcebida que tenemos sobre el diablo, y enfocarlos, en el que yo creo, es el verdadero sentido de este pasaje. No se puede ignorar el significativo poder que Jesús atribuyó a la mente del hombre en reiteradas ocasiones. Él decía, que era en el corazón (mente) del hombre, en donde se originaba todo el bien y todo el mal, y esto guarda perfecta armonía con lo que Pablo enseñó en Romanos 7:22 y 23
"Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros".
Me llama la atención que Jesús nunca mencionó a Satanás como el generador de la maldad en el hombre, lo cual debe hacernos pensar que es muy probable que textos como éste, de Mateo 4, solo se escribieron en un estilo figurado, para realzar el tremendo impacto y dominio que ejerce nuestra mente sobre nosotros mismos. Por otro lado, no olvidemos que los evangelios no los escribió Jesús, ni siquiera se escribieron en el momento que los hechos estaban ocurriendo, lo cual me da mucho más seguridad en lo que sostengo, considerando el modo tan pictórico que tenían los hebreos para narrar sus historias, especialmente cuando éstas habían ocurrido mucho tiempo antes.
A menudo se toma el texto bíblico tan literal, que ni siquiera se da un espacio a cuestionar algún elemento o figura literaria que carezca de sentido común para la gente normal, lo cual considero un gravísimo error. En primer lugar, porque interpretaciones así han desvirtuado, a través de la historia, el verdadero espíritu que tuvo el escritor cuando fue inspirado a escribir su carta o libro. En segundo lugar, porque no sólo se desvirtúa el espíritu del pensamiento original, sino que también se quebrantan reglas fundamentales de la hermenéutica. Nunca debemos olvidar o ignorar que la Biblia fue escrita para gente común, seres humanos cuyo raciocinio iba de acuerdo con sus costumbres, cultura, y especialmente por la particularidad de su lengua. Por otro lado, hay también quienes sostienen que "el tentador", en este pasaje, podría haber sido alguno de los principales sacerdotes de Jerusalén, quien habría venido a Jesús en el desierto para proponerle un trato, con el fin que desistiera a su propósito. Sin embargo, a mi me parece mucho más razonable creer que la tentación se produjo en su propia mente.
La oferta que el tentador hace a Jesús, de darle los reinos del mundo porque a él le habían sido dados y él podía darlos a quien él quisiera, habla muy bien de la humanidad de Cristo. Su propia carne se está revelando ante su naturaleza divina. Primero, es desafiado a probar su linaje divino: "Si eres Hijo de Dios", di que estas piedras se conviertan en pan; luego, cuando le llevó al pináculo del templo le dice: si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti. No debemos ignorar que el Jesús de la tentación era cien por ciento humano, y como tal tuvo todas las tentaciones de un ser humano común, con la única diferencia que él no pecó, es decir, no dio lugar al diablo, no se dejó tentar por los pensamientos de su corazón (mente). "...fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Heb.4:15).
Jesús siempre estuvo expuesto a pensamientos negativos que venían sobre él para hacerlo abortar el propósito. Él experimentó en su carne esa lucha espiritual que sostiene cada creyente en su día a día, tal como Pablo dice en Romanos 7:22, 23 "Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros". Por lo mismo dice Hebreos 5:8 que aunque era Hijo de Dios, sin embargo, tuvo que aprender la obediencia a través del padecimiento.
Finalmente, en la escena de la tentación, Jesús, echó mano a esa arma poderosa que destruye fortalezas, la cual es la espada del Espíritu, la Palabra de Dios: ¡Escrito está! dijo al tentador. Pablo enseña que es en nuestra mente donde se construyen esas "fortalezas", y que son toda esa clase de argumentos que pretenden poner en duda la verdad de Dios (2Cor.10:4, 5). Del mismo modo como ocurrió con Eva en el paraíso: ¿Con que Dios os ha dicho? fue el argumento que se levantó en la mente de Eva, y como ella dio lugar a ese pensamiento cayó. Jesús sometió su pensamiento a la obediencia a Dios, y la tentación huyó de él. Santiago 4:7 dice: "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros". Si entendemos que el diablo son los malos pensamientos en nuestra mente, al someternos a Dios, es decir, al creer a lo que él ha dicho en Su Palabra, peleamos contra Satanás haciendo uso de la Palabra: Soy más que vencedor; todo lo puedo en Cristo que me fortalece; el Señor es mi ayudador; etc., y él huye de nosotros. Los malos pensamientos desaparecen; no obstante, eso no significa que estos no habrán de volver.
Ver comentario de Mathew Henry sobre este pasaje.
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