PARTE 2

 

Parte 2
2

EL ESPÍRITU HABLA A

LA IGLESIA: ¡VENCE!
Éfeso: Juicio Sobre los Falsos Apóstoles (2:1-7)


1 Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:
2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;
3 y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.
4 Pero tengo contra tí, que has dejado tu primer amor.
5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues, si no, vendré pronto a tí, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieras arrepentido.
6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.
7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

1 La ciudad de Éfeso era la más importante de Asia Menor, tanto política como comercialmente. Era también un importante centro cultural, que se ufanaba de atracciones tales como las artes, las ciencias, la hechicería, la idolatría, los gladiadores, y la persecución. La Calle Principal corría desde el puerto hasta el teatro, y en el camino, el visitante pasaba por el gimnasio y los baños públicos, la biblioteca pública, y el prostíbulo público. Su templo de Artemisa (o Diana - la diosa de la fertilidad y la "naturaleza salvaje") era una de las Siete Maravillas del mundo antiguo. Lucas nos cuenta otro hecho interesante acerca de la ciudad, un hecho que tiene mucho que ver con los Siete Mensajes en general: Éfeso era un semillero de ocultismo judío y artes mágicas judías (Hechos 19:13-15, 18-19). Por todo el mundo del siglo primero, el judaísmo apóstata se adaptaba a las numerosas ideologías y prácticas paganas, desarrollando las cepas primitivas de lo que más tarde vino a conocerse como el agnosticismo - varias variedades de sabiduría oculta, tradición rabínica, religión de misterio, y ascetismo o libertinaje, (o ambos), todo revuelto con algunos trozos y pedazos de doctrina cristiana. 1 Esta mezcla de charlatanería religiosa era sin duda un semillero de herejías que afligían a las iglesias de Asia Menor.
Y, sin embargo, a pesar de toda la multiforme depravación en Éfeso (comp. Efe. 4:17-19; 5-3-12), el Señor Jesucristo había establecido su iglesia allí (Hechos 19); y en su mensaje, le asegura al ángel de la congregación que Él tiene las siete estrellas en su diestra, sosteniendo y protegiendo a los gobernantes que ha ordenado: "Los llena de luz e influencia", dice el Comentario de Matthew Henry; "les sostiene, de lo contrario pronto serían estrellas caídas". 2 También, Él anda en medio de los candeleros, las iglesias, guardándolas y examinándolas, y conectándolas entre sí por medio de su unidad con Él. "Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará; y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo" (Lev. 26:11-12).

2-3 La iglesia de Éfeso era bien conocida por su esfuerzo y duro trabajo en favor de la fe, y su perseverancia frente a la oposición y la apostasía, habiendo soportado penalidades por el nombre de Cristo. Ésta era la iglesia que no conocía el significado de componendas, la iglesia que estaba dispuesta a adoptar una posición firme en favor de la ortodoxia, sin importar el costo. (Vale la pena observar que, de todas las cartas de Pablo a las iglesias, sólo la carta a los efesios no menciona un solo punto doctrinal en disputa que requiriese corrección apostólica). Los dirigentes de la iglesia no temían disciplinar a hombres malos. Conocían la importancia de los juicios por herejía y las excomuniones, y parece que esta iglesia había recibido una buena porción de ambos: Sus dirigentes habían sometido a prueba a los falsos "apóstoles", y los habían hallado culpables. Los ancianos de Éfeso acataron bien la exhortación que Pablo les había hecho (Hechos 20:28-31): "Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras de sí a los discípulos. Por tanto, velad".
Cuarenta años más tarde, esta iglesia todavía era renombrada por su ortodoxia, como Ignacio (martirizado en el año 107 d. C.) observó en su carta a los efesios: "Todos vosotros vivís según verdad, y ninguna herejía halla cabida entre vosotros: En realidad, ni siquiera escucháis a nadie que hable de nada que no sea concerniente a Cristo Jesús en verdad.... Me he enterado de que ciertas personas pasaron a través de vosotros trayendo doctrinas impías, y vosotros ni siquiera les permitisteis plantar su semilla entre vosotros, sino que tapasteis vuestros oídos para no recibir la semilla que ellos querían plantar... De la cabeza a los pies, os habéis ataviado de los mandamientos de Cristo Jesús". 3
Hay varios notables paralelismos en estos versículos: Cristo le dice a la iglesia: "Conozco ... tu arduo trabajo [literalmente, cansancio] y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos... Y tienes paciencia y has sufrido por amor de mi nombre, y no has desmayado".

4-6 Y sin embargo, el Señor reprende al ángel: Tengo esto contra tí: Has dejado tu primer amor. El deseo de la iglesia en favor de la sana doctrina se había pervertido hasta convertirse en un endurecimiento contra sus hermanos en Cristo, de manera que carecía de amor. Es importante notar que ni siquiera la más rigurosa preocupación por la ortodoxia significa automáticamente ausencia de amor. Es sólo la perversión de la ortodoxia lo que resulta en dureza hacia los hermanos. Cristo no critica a los efesios por ser "demasiado ortodoxos", sino por dejar y abandonar el amor que tenían al principio. Bíblicamente hablando, la cuestión de la "doctrina versus el amor" no es un punto en disputa. En realidad, es un punto específicamente pagano, que trata de separar lo que Cristo ha unido. De los cristianos se requiere que sean tanto ortodoxos como amorosos, y la ausencia de cualquiera de estas dos características resultará eventualmente en el juicio de Dios.
Recuerda, por tanto, de dónde has caído: Los efesios habían tenido alguna vez una armoniosa combinación de amor y ortodoxia doctrinal, y Cristo les llama a arrepentirse, a cambiar su modo de pensar acerca de sus acciones y hacer las obras que hicieron al principio. El amor no es simplemente un estado mental o una actitud; el amor es acción en términos de la ley de Dios: "En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues éste es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos, y sus mandamientos no son gravosos" (1 Juan 5:2-3; comp. Rom. 13:8-10). El antídoto de Cristo para el malestar espiritual de la Esposa no es simplemente una exhortación a cambiar de actitud como tal. En su lugar, Cristo le ordena que cambie sus acciones, que lleve a cabo las obras que habían caracterizado su romance con el Esposo al principio. Las acciones de arrepentimiento nutrirán y cultivarán una actitud de arrepentimiento.
Sin embargo, si no se arrepiente, Cristo le advierte: Vendré a tí en juicio - una advertencia que se hace tres veces más en estas cartas (2:16: 3:3,11). Como hemos visto antes (1:7), la venida de Cristo no se refiere simplemente a un cataclismo al final de la historia, sino más bien a sus venidas en la historia. En realidad, advierte, vendrá pronto, un término subrayado por las siete veces en que ocurre en Apocalipsis (2:5, 16; 3:11; 11:14; 22:7, 12, 20). El Señor no está amenazando a la iglesia de Éfeso con su segunda venida; está diciendo que él vendrá contra ella: Quitaré tu candelero de su lugar. La influencia de ella será quitada, y de hecho, dejará por completo de ser iglesia. Por falta de amor, la congregación entera está en peligro de ser excomulgada. Si los ancianos de la iglesia dejan de disciplinar y discipular a la iglesia hacia el amor, así como hacia la ortodoxia doctrinal, Jesucristo mismo intervendrá y administrará juicio - y en ese punto puede muy bien ser demasiado tarde para el arrepentimiento.
Es probable que Juan estuviera usando un importante "suceso actual" en la vida de Éfeso como base parcial para estas imágenes. La línea costera estaba cambiando constantemente a causa del sedimento arrastrado por el cercano río Caister; la arena y las piedrecillas rellenaban gradualmente el puerto, amenazando con convertirlo en un pantano. En verdad, la ciudad estaba en peligro de ser movida de su lugar, quedando completamente aislada del mar. Dos siglos antes, un tremendo proyecto de ingeniería había dragado el puerto, con mucho esfuerzo, mucha perseverancia, y muchas penalidades. Sin embargo, para mediados del siglo primero, el puerto nuevamente se estaba llenando de sedimento. Se hizo evidente que, si Éfeso había de conservar su influencia como puerto marítimo, los ciudadanos tendrían que arrepentirse de su negligencia y hacer las primeras obras otra vez. En el año 64 d. C., la ciudad comenzó finalmente a dragar el puerto otra vez, y Éfeso permaneció en su lugar por años después. (En siglos posteriores, se le permitió a la sedimentación continuar sin impedimento. En la actualidad, el mar está a seis millas de las ruinas de Éfeso, y lo que una vez fue el puerto de Éfeso es ahora una llanura cubierta de hierba y barrida por el viento). 4
Pero una vuelta al amor no implica ninguna disminución de los modelos teológicos (en un sentido real, significa intensificar y hacer cumplir un modelo teológico para el mundo entero). El verdadero amor por Cristo y su pueblo requiere aborrecer el mal, y el Señor les alaba por su firmeza en esto: Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, que yo también aborrezco. Según Ireneo, obispo del siglo segundo, "los nicolaítas son los seguidores de aquel Nicolás que fue uno de los primeros ordenados al diaconado por los apóstoles [Hechos 6:5]. Vivían en libertinaje desenfrenado ... enseñando que daba lo mismo practicar el adulterio o no, y comer cosas sacrificadas a los ídolos". 5 Si Ireneo tiene razón en esto - su punto de vista es ciertamente debatible - el diácono Nicolás (en griego Nikolaos) había apostatado y se había convertido en un "falso apóstol", buscando conducir a otros a la herejía y a que entraran en componendas con el paganismo.
Una cosa es obvia: Juan está nombrando a la facción herética en Éfeso en honor a alguien llamado Nikolaos (aún admitiendo que Ireneo estuviese confundido sobre la identidad de aquél). Su motivo parece estar basado en consideraciones lingüísticas, porque en griego Nikolaos significa Conquistador del pueblo. Es interesante notar que, en el tercero de los siete mensajes, Juan menciona a un grupo de herejes de Pérgamo, a los cuales llama seguidores de "Balaam" (2:14). En hebreo, Balaam significa Conquistador del pueblo. Juan está haciendo un juego de palabras, enlazando a los "nicolaítas" de Éfeso con los "Balaamitas" de Pérgamo; en realidad, Juan nos dice claramente en 2:14-15 que las doctrinas de ellos son las mismas. De la misma manera que Nikolaos y Balaam son equivalentes lingüísticos el uno del otro (comp. la misma técnica en 9:11), son también teológicamente equivalentes. Los "nicolaítas" y los "balaamitas" participan del mismo culto herético.
Esta conclusión queda reforzada por una conexión adicional. Cuando comparamos las verdaderas enseñanzas de la herejía Nicolaíta/Balaamita con las de la facción de "Jezabel" en la iglesia de Tiatira, mencionadas en el cuarto mensaje (2:20), descubrimos que sus doctrinas son idénticas entre sí. Por esta razón, parecer ser una herejía en particular la que es el blanco de estos mensajes a las iglesias durante los últimos días, una herejía que trataba de seducir al pueblo de Dios hacia la idolatría y la fornicación. Como había predicho Pablo, habían surgido lobos de dentro de la comunidad cristiana, intentando devorar a las ovejas, y era el deber de los pastores/ángeles estar en guardia contra ellos, y expulsarlos de la iglesia. Jesucristo declara que Él aborrece las obras de los nicolaítas; su pueblo debe revelar su imagen al amar lo que Él ama y aborrecer lo que Él aborrece (comp. Sal. 139:19-22).

7 Como en cada uno de estos mensajes, la carta a la iglesia de Éfeso concluye exhortándola a oír lo que el Espíritu dice a las iglesias. Aunque los mensajes son diferentes en términos de las necesidades de cada congregación, el Espíritu está en realidad dando una orden básica: ¡Vence! La palabra griega es nikaõ, que tiene la misma raíz que nikolaíta; Cristo está asignando a su iglesia la responsabilidad de derrotar a los que tratan de derrotarla. Un lado u otro resultará victorioso en esta batalla. La oposición de Satanás a las iglesias aparecerá en varias formas, y diferentes iglesias (y diferentes épocas de la iglesia) tendrán que enfrentarse a diferentes puntos en disputa, y tendrán diferentes enemigos que derrotar. Pero, no importa cuáles sean los problemas particulares a los que haya que enfrentarse, cada iglesia está bajo el divino mandato de conquistar y abrumar completamente a su oposición. El deber de vencer no es algo reservado para unos pocos selectos "super cristianos" que se han "dedicado" a Dios por encima de lo que se requiere de los cristianos. Todos los cristianos son vencedores: Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe (1 Juan 5:4). Los cristianos de los que se habla en Apocalipsis vencieron al diablo "por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos" (12:11). La cuestión no es victoria o derrota. La cuestión es victoria o traición.
El cristiano vence; y a él le concede Cristo el privilegio de comer del Árbol de la Vida, que está en el paraíso de Dios. Esto no es sólo una esperanza fuera de este mundo. Aunque la plena consumación de esta promesa se presenta al final de la historia, es una posesión actual y creciente del pueblo de Dios, al obedecer a su Señor y tomar dominio sobre la tierra. Porque el árbol de la vida es Jesucristo mismo, y participar del Árbol es poseer las bendiciones y los beneficios de la salvación. 7 En Cristo, el cristiano vencedor tiene el Paraíso Restaurado, en esta vida y para siempre.

Esmirna: Juicio Contra el Falso Israel (2:8-11)

8 Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto, y vivió, dice esto:
9 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
11 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere no sufrirá daño de la segunda muerte.

8 Había dos características de Esmirna que significaban severos problemas para la iglesia allí. Primero, los habitantes de la ciudad eran fervorosos devotos del culto del emperador; y segundo, Esmirna tenía una numerosa población de judíos que eran hostiles a la fe cristiana. A esta fiel iglesia, que sufría extremadamente bajo las persecuciones de estos incrédulos, Jesucristo se anuncia a sí mismo como el primero y el postrero, un nombre de Dios tomado de Isaías 44:6 y 48:12. Es obvio, a partir de los contextos de estos versículos, que la expresión identifica a Dios como el supremo Señor y Determinador de la historia, el Planeador y Controlador de toda realidad. La doctrina bíblica de la predestinación, correctamente entendida, no debería ser fuente de temor para el cristiano; antes bien, es fuente de consuelo y seguridad.
Lo opuesto a la doctrina de la predestinación no es libertad, sino insensatez; si los más pequeños detalles de nuestras vidas no son parte del Plan de Dios, si no son hechos creados con un significado divinamente determinado, entonces no pueden tener ningún significado en absoluto. No pueden estar "trabajando juntos para el bien". Pero al cristiano que entiende la verdad de la soberanía de Dios se le asegura, por lo tanto, que nada en esta vida carece de significado y propósito - que Dios ha ordenado todas las cosas para su gloria y para nuestro bien último. Esto significa que aún nuestros sufrimientos son parte de un Plan consistente; que, cuando encontramos oposición, no necesitamos temer que Dios nos ha abandonado. Podemos estar seguros en el conocimiento de que, puesto que hemos sido "llamados conforme a su propósito" (Rom. 8:28), todas las cosas en nuestra vida son aspectos necesarios de ese propósito. Martín Lutero dijo: "Es entonces fundamentalmente necesario y saludable que los cristianos sepan que Dios no conoce nada de antemano contingentemente, sino que prevé, se propone, y hace todas las cosas según su propia voluntad inmutable, eterna, e infalible.... Porque, para el cristiano, el principal y único consuelo en la adversidad reside en saber que Dios no miente, sino que hace que todas las cosas ocurran inmutablemente, y que su voluntad no puede ser resistida, alterada o estorbada". 8
No sólo es Cristo el primero y el último, sino que estuvo muerto, y ha vuelto a la vida: Es por completo vencedor sobre la muerte y la tumba como "primicias" de los que mueren en el Señor (1 Cor. 15:20-22), garantizando nuestra resurrección también, de manera que hasta "la muerte es sorbida en victoria" (1 Cor. 15:54). Sin importar la fuerza y la crueldad de sus perseguidores, los cristianos de Esmirna no pueden ser derrotados, ni en esta vida ni en la venidera.

9-10 Pero no era fácil ser cristiano en Esmirna. Ciertamente, no fueron librados de la tribulación por un "rapto"; y esto a menudo significaba pobreza también, a causa de su posición en favor de la fe. Quizás estaban sujetos a la confiscación de sus propiedades (comp. Heb. 10:34) o el vandalismo; es también probable que fueran objeto de un boicot económico por rehusar ponerse del lado de o los paganos adoradores del estado o los judíos apóstatas (comp. 13:16-17). Pero, en su pobreza, eran ricos en el sentido más básico y último; considerados por el mundo "como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo" (2 Cor. 6:10). Yo sé todo lo que estás soportando, les asegura el Señor; Él se identifica con ellos en sus sufrimientos, hasta el punto de que "en toda angustia de ellos él fue angustiado" (Isa. 63:9; cf. v. 2-3). Como observó el teólogo puritano John Owen, todas nuestras persecuciones "son suyas en primer lugar, y nuestras sólo por participación" (comp. Col. 1:24).9
Y él sabe todo sobre la blasfemia de sus perseguidores también - los que dicen que son judíos y no lo son. Aquí el Señor es explícito sobre la identidad de la oposición que enfrentaba la iglesia primitiva: Los que de otra manera eran conocidos como nicolaítas, los seguidores de los falsos apóstoles Balaam y Jezabel, son definidos aquí como los que afirman ser judíos, hijos de Abraham, pero que en realidad son hijos del diablo. Éstos son los israelitas que han rechazado a Cristo, y han rechazado así al Dios de Abraham, Isaac, y Jacob. Un mito popular sostiene que los judíos no cristianos son verdaderos creyentes en el Dios del Antiguo Testamento, y que sólo tienen que "añadir" el Nuevo Testamento a su religión, que por lo demás es adecuada. Pero el mismo Nuevo Testamento es inflexible sobre este punto: Los judíos no cristianos no son creyentes en Dios, sino apóstatas quebrantadores del pacto. Como dijo Jesús a los judíos que lo rechazaron: "Si fueseis hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.... Vosotros hacéis las obras de vuestro padre.... Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me amaríais.... Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira" (Juan 8:39-44). La verdad es que no hay tal cosa como un judío "ortodoxo", a menos que sea cristiano; porque si los judíos creyeran en el Antiguo Testamento, creerían en Cristo. Si un hombre no cree en Cristo, no cree en Moisés tampoco (Juan 5:46).
Pablo escribió: "Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios" (Rom. 2:28-29). Por esta razón, Pablo fue lo bastante audaz para usar este lenguaje al advertir a las iglesias contra las seducciones de los judíos apóstatas: "Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne" (Fil. 3:2-3). La palabra traducida como circuncisión significa cortar alrededor; la falsa circuncisión es literalmente concisión, que significa cortar en pedazos. La circuncisión de los judíos, la señal del pacto en el cual confiaban, era en realidad un emblema de su propia mutilación y destrucción espiritual, la señal de que, a través de su propia rebelión, habían heredado las maldiciones del pacto. El corte del prepucio fue siempre una marca de condenación. Para los justos, la aplicación ritual de la ira de Dios significaba que ellos no sufrirían la terrible realidad; para los desobedientes, sin embargo, era un anticipo de cosas por venir, una señal segura de la completa destrucción que venía.
Entonces, ¿quién es el verdadero judío? ¿Quién pertenece al verdadero Israel? Según la clara enseñanza del Nuevo Testamento, la persona (sin importar su herencia étnica) que se haya sido vestido de Jesucristo es la heredera de las promesas hechas a Abraham, y posee las bendiciones del Pacto (Rom. 1:11-24; Gál. 3:7-9, 26-29). Pero, dice nuestro Señor, una congregación de apóstatas y perseguidores no es más que una sinagoga de Satanás. Satanás significa acusador, y la historia de los cristianos primitivos abunda con ejemplos del falso testimonio satánico de los judíos contra la iglesia cristiana (Hech. 6:9-15; 13:10; 14:2-5; 17_5-8; 18:6, 12-13; 19:9; 21:27-36; 24:1-9; 25:2-3, 7). Este punto es subrayado por la afirmación de que algunos de ellos serían echados en prisión por el diablo (que significa el calumniador).
Porque el que conoce los sufrimientos de ellos es también el primero y el postrero, el que lo controla todo, Él puede proporcionar consuelo autorizado: No temas lo que estás a punto de sufrir. Algunos de los cristianos de Esmirna serían  pronto echados en prisión a instigación de los judíos; pero Cristo les asegura que esto también es parte del gran conflicto cósmico entre Cristo y Satanás. Las persecuciones infligidas sobre ellos por los judíos aliados con el imperio romano tienen su origen en el diablo, en su hostilidad hacia los seguidores de Jesucristo, en sus frenéticos intentos por conservar los fragmentos de su reino hecho jirones. Desesperadamente, está librando una batalla perdida de antemano contra las hordas, que marchan implacablemente, de una nación de reyes y sacerdotes predestinados a la victoria.
Y así, tras de hasta los intentos del diablo por derribarnos está el decreto absoluto de Dios. Satanás inspiró a los caldeos a robar los rebaños de Job, y sin embargo, la respuesta de Job fue: "Jehová dio, y Jehová quitó. Sea el nombre de Jehová bendito". (Job: 1:21). 10  Así que el propósito divinamente ordenado la impía actividad del diablo es que podemos ser probados: Como Samuel Rutherford: "El diablo no es sino el contrincante maestro de Dios, como en esgrima, para enseñarnos a manejar nuestras armas". 11 En última instancia, las pruebas de los cristianos no son ordenadas por Satanás, sino por Dios; y el resultado no es destrucción, sino pureza (comp. Job 23:10; 1 Ped. 4:12-19). Las tribulaciones de la iglesia de Esmirna serían horrorosas, pero de duración relativamente corta: diez días. Daniel y sus tres amigos habían sido probados por diez días, pero pasaron la prueba, y fueron ascendidos a un alto privilegio (Dan. 1:11-21). De manera similar, a la persecución de la iglesia de Esmirna por los judíos se le permitiría continuar sólo por un corto tiempo más, y luego la iglesia sería libre: Diez días de tribulación a cambio de mil años de victoria (20:4-6). Aún así, el tiempo de prueba habría de costar las vidas de muchos en la iglesia, y se les exhorta a ser fieles hasta la muerte, para obtener la corona de la vida. Esta no es una bendición reservada para alguna clase extraordinariamente consagrada de cristianos, porque todos los cristianos han de ser fieles hasta la muerte. Simplemente, la Biblia no conoce ninguna otra clase de cristianos. "Si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará" (2 Tim. 2:12. "Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (Mat. 10:22). La corona de la vida es la salvación misma.

11 El cristiano fiel que vence la oposición y la tentación no será dañado por la segunda muerte. El hecho de que esto se le dijo originalmente a la iglesia del siglo primero nos ayuda a entender el significado de otro pasaje en este libro. Apocalipsis 20:6 dice que los que no son dañados por la "segunda muerte" son los mismos que participan de la "primera resurrección"; y que son sacerdotes y reyes con Cristo - una bendición que Juan ya ha afirmado que es una realidad actual (1:6). Necesariamente, por lo tanto, la primera resurrección no puede referirse a la resurrección física del fin del mundo (1 Cor. 15:22-28). Más bien, debe referirse a lo que Pablo enseñó claramente en su epístola a los efesios: "Vosotros estábais muertos en vuestros delitos y pecados.... Pero Dios, que es rico en misericordia.... aun estando nosotros muertos en delitos y pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia soy salvos) y juntamente con él nos resucitó" (Efe. 2:1, 4-6). En todo tiempo, el cristiano es partícipe de la primera resurrección a nueva vida en Cristo, habiendo sido purificado de su (primera) muerte en Adán. 12 "Tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida" (Juan 5:24).

Pérgamo: Juicio Contra El Falso
Profeta y el Rey Impío (2:12-17)

12Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto:
13Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni  aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.
14 Pero tengo unas pocas cosas contra tí: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.
15 Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.
16 Por tanto, arrepiéntete; pues, si no, vendré a tí pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.
17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquél que lo recibe.

12 Pérgamo era otra importante ciudad asiática, y era la anfitriona de cierto número de falsos cultos populares, los más prominentes de los cuales pertenecían a Zeus, Dionisio, Esculapio, el dios-serpiente que era oficialmente designado como Salvador), y, de lo más importante, el culto a César. Pérgamo se ufanaba de los magníficos templos dedicados a los Césares y a Roma, y "de todas las siete ciudades, Pérgamo era la única en la cual la iglesia tenía más probabilidades de chocar con el culto imperial". 13 A este centro principal del estatismo deificado, Cristo se anuncia como el que tiene la espada de dos filos. Roma reclamaba para sí misma la posición de creadora y definidora de todo: el poder del imperio sobre la vida y la muerte era absoluto y final. Pero, aunque Roma afirmaba que su derecho a la ejecución era original, el mensaje del cristianismo era que todo poder y autoridad fuera del Dios trino era derivado - los varios gobernantes y las varias autoridades son creados, y reciben su dominio de Dios (Rom. 13:1-4). Es Jesucristo el que ejerce todo poder en el cielo y en la tierra (Mat. 28:18), y el poder definitivo de la espada le pertenece a Él. Como Señor Soberano y Gobernante de los reyes de la tierra (1:5), ha establecido la ley de las naciones. Si los gobernantes no aplican y no hacen cumplir sus órdenes por medio de su jurisdicción divinamente ordenada, Él dejará caer su afilada espada sobre sus cuellos. 14

13 Los creyentes de Pérgamo están viviendo donde está el trono de Satanás (comp. los comentarios en 1:4 sobre la centralidad del tema del trono en Apocalipsis). Robert H. Mounce nota varias de las sugerencias en cuanto al significado de esta expresión (ninguna de las cuales debe por necesidad excluir a las otras): "Se menciona con frecuencia el gran altar de Zeus, semejante a un trono, que daba a la ciudad desde la ciudadela.... Otros toman la frase en referencia al culto de Esculapio, que era designado Salvador y cuyo símbolo era la serpiente (esto obviamente les recordaría a Satanás a los cristianos; comp. 12:9; 20:2).... Al aproximarse el viajero a Pérgamo por el antiguo camino desde el sur, la verdadera forma de la ciudad-colina aparecía como un trono gigante que se levantaba sobre la llanura. Sin embargo, la expresión se entiende mejor en relación con la prominencia de Pérgamo como el centro oficial de culto de adoración al emperador en Asia.... Era aquí donde Satanás había establecido su asiento oficial o de estado. Así como Roma se había convertido en el centro de la actividad de Satanás en el Occidente (comp. 13:2; 16:10), Pérgamo se había convertido en su 'trono' en Oriente". 15
Aunque esta designación - el trono como asiento del culto al emperador y al estatismo deificado - es un aspecto central del significado del texto, hay una dimensión mucho más básica, que generalmente se pasa por alto. Satanás ya ha sido identificado en estos mensajes como unido a la sinagoga, la comunidad judía incrédula que ha abandonado el pacto en favor de una religión mítica. A través del Nuevo Testamento, el mayor enemigo de la iglesia es el judaísmo apóstata, cuyos representantes estaban continuamente haciendo comparecer a los cristianos ante el magistrado romano (Hech. 4:24-28; 12:1-3; 13:8; 14:5; 17:5-8; 18:12-13; 21:11; 24:1-9; 25:2-3, 9, 24). Como lo revelará Juan en los capítulos 12-13, Satanás es la fuerza motriz detrás del intento judío/romano de destruir la iglesia.
La estrecha relación entre el judaísmo organizado  y los oficiales imperiales en Pérgamo, combinada con la oposición del cristianismo al estatismo y la adoración de la criatura, hizo que resultara sólo natural que la persecución y el martirio comenzaran aquí, de cualquier parte de Asia. Y por esta razón, Cristo considera la iglesia de Pérgamo como fiel: Retiene el nombre de Cristo - confesándole sólo a Él como Salvador, Mediador, y Señor, proclamando que su identidad como el vínculo entre el cielo y la tierra era absolutamente única. No negaron la fe, aunque ocurrió una cruel persecución "en los días de Antipas ... que fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás". Nadie sabe ahora quién era este Antipas, pero es suficiente que Cristo le señale como recipiente de un especial reconocimiento: Mi testigo fiel, le llama. A causa de su mismo nombre - que significa Contra Todos - Antipas personifica la firmeza de la iglesia de Pérgamo para resistir la persecución.

14-16 Pero no todos en la iglesia eran del fiel carácter de Antipas; además, una amenaza que representaba un peligro para la integridad de la fe, aún mayor que el peligro de la persecución, era la obra astuta e insidiosa de la herejía. Juan echa mano de la historia de la iglesia en el desierto para ilustrar su punto: Tienes allí algunos que sostienen la enseñanza de Balaam, cuyo nombre, como Nikolaos, significa Conquistador (o Destructor) del pueblo. Cuando se descubrió que el pueblo de Dios no podía ser derrotado en una guerra abierta (véase Núm. 22-24), el falso profeta Balaam le sugirió otro plan a Balac, el malvado rey de Moab. La única manera de destruir a Israel era por medio de la corrupción. Así, Balaam seguía enseñando a Balac (comp. Núm. 31:16) a poner piedra de tropiezo delante de los hijos de Israel, a comer cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación (comp. Núm. 25). 16  Así tenemos también nosotros algunos que, de la misma manera - es decir, imitando a Balaam - sostienen llas enseñanzas de los nicolaítas: En otras palabras, los que sostienen la enseñanza de Balaam y los que sostienen la enseñanza de los nicolaítas (comp. 2:6) comprenden el mismo grupo. La iglesia de Pérgamo se sostuvo firmemente en favor de la fe cuando llegó la hora de una franca persecución por parte de un estado impío - y sin embargo, todos estaban cayendo presa de otras formas de componendas con Satanás.
¿En qué exactamente consistía la doctrina de los nicolaítas? Juan la describe en términos de la doctrina de Balaam, usando su antiguo error como símbolo de la herejía contemporánea. Como Balaam, los falsos apóstoles intentan destruir a los cristianos corrompiéndolos, seduciéndolos para que comieran cosas sacrificadas a los ídolos, y para que cometieran adulterio. Ambas prácticas eran comunes en la atmósfera religiosa pagana de ese tiempo, y el lenguaje de Juan parece haber sido extraído de las instrucciones del Concilio de Jerusalén a los conversos gentiles:
Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado, y de fornicación; de las cuales cosas si os guardáreis, bien haréis. (Hechos 15:28-29). 17
Desobedeciendo al verdadero Concilio apostólico, los falsos apóstoles nicolaítas abogaban por el antinomianismo - la enseñanza de que, quizás por medio del sacrificio de Cristo, los cristianos eran "libres de la ley", en un sentido completamente opuesto a la enseñanza bíblica de la santificación. Según decían, ya no era pecado cometer idolatría y fornicación; el creyente no estaba obligado a guardar la ley, sino que podía vivir como le placiera (aunque probablemente reclamaban, como lo hacen los antinomianos de la actualidad, el "ser guiados del Espíritu" como justificación para sus abominables prácticas).
Hay, sin embargo,  un aspecto importante de las imágenes involucradas aquí que no debemos pasar por alto: Los falsos apóstoles están tratando de seducir a los cristianos a comer y a fornicar como una forma de idolatría, y esto es análogo a la seducción de Eva por parte de la serpiente. En esencia, el que ella comiera del árbol prohibido era idolatría; Pablo también habla de ella en términos de fornicación (2 Corintios. 11:2-3). Pero los que vencen las tentaciones, dice Juan, tendrán acceso al Árbol de la Vida (2:7). Los que rehúsan comer el alimento de Balaam comerán maná del cielo, y serán incluídos en el número de aquéllos cuyos nombres están escritos en las piedrecitas (2:17).
Si la iglesia ha de ser bendecida, sin embargo, la falsa enseñanza no debe ser permitida. Cristo, hablando a los dirigentes de la iglesia, les ordena que se arrepientan. Los infractores deben ser reconocidos en su verdadero carácter como apóstatas heréticos, que causarán la caída de la iglesia si no son excomulgados. La iglesia que deja de disciplinar a sus miembros será destruída - hasta una iglesia por lo demás fiel y ejemplar como la de Pérgamo. El Señor advierte que, si no se arrepienten, "vendré a tí pronto, y haré guerra contra ellos con la espada de mi boca"; el ángel del Señor se había encontrado con Balaam con su espada desenvainada (Núm. 22:31), y una espada se usó para matar a Balaam (Núm. 31:8). Como ya hemos observado (véase sobre 1:7 y 2:5), esta advertencia de la venida de Cristo no es una declaración sobre la Segunda Venida de Cristo al final de la historia, sino que más bien se refiere a un juicio dentro de la historia. Es un juicio que era inminente para la iglesia de Pérgamo, especialmente a la luz del hecho de que el juicio habría de ser desatado sobre el mundo entero (3:10). El mismo principio se ha repetido una y otra vez a través de la historia del cristianismo. Dondequiera que los herejes son tolerados por el pueblo o por los dirigentes, la iglesia ha estado a punto de ser destruída por la celosa ira de Cristo.

17 Al que vence se le prometen tres cosas. Primera, Cristo le dará a comer del maná escondido (es decir, el maná escondido en el arca, que es Cristo: (Éx. 16:33-34; Heb. 9:4) - un símbolo tomado del regalo sobrenatural del "pan de nobles" (Sal. 78:25), que proporcionó fortaleza y sustento diario al pueblo de Dios durante el éxodo de Egipto. En esencia, esto es lo que Cristo comunica a su iglesia en todo momento. Hemos sido restaurados definitivamente a la provisión edénica para nuestras necesidades, y eso se irá realizando progresivamente en la historia hasta la consumación final y el cumplimiento de todos los planes y las promesas de Dios para su pueblo.
Segunda, al cristiano se le promete una piedrecita blanca. Esto ha sido visto de varias maneras como refiriéndose a un boleto para una fiesta, una muestra de absolución (es decir, justificación), o alguna señal semejante de una práctica común en los días de Juan. Aunque no es necesario excluir estas interpretaciones, por supuesto, hay una manera mucho más satisfactoria de mirar esta piedrecita en términos de revelación bíblica. En la Biblia, hay una piedra blanca relacionada con el maná, y se llama bedelio (comp. Éx. 16:31) con Núm. 11:7). 18 Además, esta piedra está conectada con el Jardín de Edén, y se tiene la intención de que sea un recordatorio de él (Gén. 2:12). La salvación es una nueva creación, y restaura al pueblo de Dios al paraíso.
Tercero, al cristiano se le concede un nombre nuevo, que habla del nuevo carácter y la nueva identidad de los que pertenecen a Cristo. Como siempre, Dios el Señor es el Definidor, que nos ha llamado a la existencia y nos ha interpretado plenamente en términos de su plan predeterminado:
Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará. (Isa. 62:2).
El hecho de que el nombre está escrito en la piedrecita parecería oponerse a la interpretación de la piedra blanca que se da más arriba, porque en las Escrituras nunca se nos habla de nombres escritos sobre el bedelio. Y sin embargo, esto sólo sirve para confirmar la interpretación. La piedra que era marcada con nombres en el Antiguo Testamento era el ónix. Dos ónices eran puestos sobre los hombros del Sumo Sacerdote, y sobre ellos estaban grabados los nombres de las tribus de Israel (Éx. 28:9-12). Pero la piedra de ónix no era blanca - era negra. La explicación de esto parece ser la de que el bedelio y el ónix están simplemente combinados en estas imágenes (un mecanismo común en las Escrituras) para crear una nueva imagen que todavía conserva las antiguas asociaciones). Aquí el eslabón es el bedelio: está asociado con el ónix de Génesis 2:12, y con el maná en Números 11:7. Juntos, hablan de la restauración del Edén en las bendiciones de la salvación.
Hay que explicar otro punto acerca de esta promesa. Nadie conoce el nuevo nombre, dice Cristo, excepto el que lo recibe. El significado de esta expresión, arraigada en un modismo hebreo, es el de que el que recibe el nombre lo "conoce" en el sentido de que lo posee. En otras palabras, el punto de la cuestión no es que el nuevo nombre es secreto, sino que es exclusivo: Sólo el que vence posee el nombre, la definición divinamente ordenada de sí mismo y que pertenece al pacto del Señor Jesucristo; nadie más tiene derecho a él. 19 En su aplicación particular a la situación en Pérgamo, el nicolaíta hereje, que por su doctrina o por su vida es un traidor a la causa de Cristo, en realidad no es dueño de la designación de cristiano. El nombre pertenece solamente a los vencedores. A ellos, y sólo a ellos, se les concede que vuelvan a entrar en Edén. Logran entrar por medio del sacrificio de Cristo, en el cual han sido refinados y en el cual han recibido un nombre nuevo.

Tiatira: Juicio Contra la Ramera Real (2:18-29)

18 Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto:
19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.
20 Pero tengo unas pocas cosas contra tí: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.
21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.
22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.
23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña ka mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.
24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, y a cuantos no tienen esta doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga;
25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.
26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,
27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como y también la he recibido de mi Padre;
28 y le daré la estrella de la mañana.
29 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

18 Una de las cosas más significativas de la ciudad de Tiatira era el dominio de los gremios comerciales sobre la economía local. Cada una de las industrias manufactureras imaginables estaba estrictamente controlada por los gremios: Para trabajar en un oficio, se tenía que pertenecer al gremio apropiado. Y ser miembro de un gremio significaba también adorar dioses paganos; la adoración pagana estaba integralmente conectada con los gremios, que tenían sus reuniones y sus comidas comunes en los templos paganos. Dos aspectos centrales de la requerida adoración pagana era comer carne sacrificada a los ídolos, y tener relaciones sexuales ilícitas. Cualquier cristiano que trabajase en un oficio o profesión enfrentaba serios problemas: su fidelidad a Cristo afectaría su profesión, el modo en que se ganaba la vida, y la capacidad de alimentar a su familia.
El dios local, el guardián de la ciudad, era Tirimno, hijo de Zeus; y en Tiatira, el culto a Tirimno estaba mezclado con el culto a César, que también era proclamado el Hijo de Dios encarnado. En Tiatira, el conflicto entre el cristianismo y el paganismo fue inmediato y central. Por esto, la primera palabra de Cristo a esta iglesia es la proclamación de que sólo Él es el Hijo de Dios (el único lugar en Apocalipsis donde se usa esta designación específica de Cristo). La carta a esta iglesia comienza con un desafío inflexible contra el paganismo y el estatismo, afirmando la definitiva y absoluta unicidad de Jesucristo.

19-20 Había mucho que alabar en la iglesia de Tiatira. Era activa en el amor y la fe y el servicio y la perseverancia. En realidad, su actividad estaba aumentando: Sus obras posteriores son mayores que al comienzo. Pero, a despecho de todas las buenas obras de la iglesia, su mayor defecto a los ojos de Cristo era su laxitud moral (los tiatirenses estaban en el extremo opuesto de los doctrinalmente correctos efesios). Los ancianos estaban permitiendo que la falsa doctrina tuviera cabida en la iglesia. Cristo nuevamente llama a la herejía por un nombre simbólico, como lo había hecho antes (Nikolaos y Balaam); esta vez, el culto es identificado con Jezabel, la malvada reina de Israel durante el siglo noveno a. C., que llevó al pueblo del pacto a la adoración idólatra y adúltera de dioses paganos (1 Reyes 21:25-26; comp. 2 Reyes 9:22, donde sus acciones son llamadas específicamente "fornicaciones" y "hechicerías"). De la misma manera, la "Jezabel" de la iglesia de Tiatira abogaba por contemporizar con el paganismo. Por supuesto, esto habría estado acompañado por terminología que sonara muy piadosa - quizás en el sentido de que, después de todo, hay sólo un Dios, así que cualquier culto que se le rinda a dioses falsos en realidad se le rinde al verdadero Dios; o de que, uniéndose a los paganos en sus servicios religiosos, uno podría testificar en favor del cristianismo; o de que el estar de acuerdo con los paganos permitiría a los cristianos sobrevivir y no ser barridos por la persecución; o quizás que todas las religiones tienen algo que enseñarse mutuamente, y que nosotros los cristianos debemos abandonar nuestro arrogante absolutismo y tratar de combinar lo mejor de nuestras tradiciones con lo mejor de las tradiciones paganas, creando así una fe verdaderamente universal, que responda a las necesidades de todos los pueblos y todas las culturas.
A pesar de las razones argumentadas, la doctrina era una herejía, y no habría de ser tolerada. Éste es el término preciso usado aquí: Tú toleras a este mujer, el Señor les acusa. Y al tolerarla, los ancianos estaban poniendo en peligro a la iglesia entera, porque ella enseña y lleva a Mis siervos por el mal camino, para que cometan fornicación y coman cosas sacrificadas a los ídolos. Hay que entender esto claramente: El cristianismo ortodoxo, bíblico es intolerante. Una iglesia que tolera el mal y la falsa doctrina es una iglesia en juicio: Dios no la tolerará por mucho tiempo. Esto no quiere decir que los cristianos deberían ser intolerantes con los errores e idiosincrasias, y las diferencias sobre cosas no esenciales. Pero, cuando se trata de violaciones claras de la ley bíblica y la doctrina ortodoxa, las Escrituras requieren que el gobierno de la iglesia les ponga un alto antes de que destruyan a la iglesia.
Figurativamente, si no literalmente, "Jezabel" estaba llevando a los cristianos a la fornicación y a la comunión idólatra, el efectivo abandono de la fe cristiana en favor del paganismo y el culto estatal. ¿Había literalmente una mujer dirigiendo a los judaizantes en esta área local? Esta posibilidad está por lo menos indicada por la acusación específica contra el ángel/obispo de Tiatira: "Toleras a tu esposa, Jezabel". ¡Puede ser que el archi-hereje de Tiatira haya sido la esposa del pastor! Por otro lado, puede que Cristo esté apuntando de una manera más general al fracaso del ángel, como Adán, en proteger correctamente a la Esposa - una función central del llamado sacerdotal. Porque él había fracasado, ella se había convertido en ramera. 20

21-23 Cristo le había dado tiempo a Jezabel para que se arrepintiera ... de su fornicación, y ella había rehusado. Tenemos que subrayar nuevamente que este término se usa en las Escrituras tanto en un sentido literal como en un sentido simbólico. Aparentemente, Jezabel había alentado en realidad al pueblo de Dios a cometer adulterio físico en relación con los ritos religiosos de los gremios comerciales; por otro lado, el uso de la palabra fornicación tiene una larga historia como símbolo de rebelión contra el verdadero Dios por parte de los que le pertenecen (véase, por ejemplo, Ezequiel 16 y 23). Ya hemos observado los aspectos simbólicos del comer y del beber como idolatría; es importante reconocer también que Juan describe a la gran ramera de Babilonia, identificada con el judaísmo apóstata, con muy claras referencias a la historia bíblica de Jezabel, la madre de las rameras (17:5, 16; 19:2). Esto confirma nuevamente la interpretación de que las doctrinas de los nicolaítas, los balaamitas, y los jezabelitas eran idénticas, y estaban conectadas con el falso Israel, la "sinagoga de Satanás".
"Jezabel" tenía que ser castigada, y en un juego de palabras, el Señor declara: "He aquí, yo la arrojo en cama". Como señalan muchos de los modernos traductores, ésta es una cama de enfermo, explicada por la siguiente cláusula: "y en gran tribulación a los que con ella adulteran". Con severo sentido del humor, Jesús está diciendo: "¿Quieres meterte en la cama" (es decir, fornicar)? Muy bien - ¡aquí hay un lecho de muerte para tí! Notemos cuidadosamente también que este juicio del siglo primero contra los seguidores de Jezabel se describe en términos de la Gran Tribulación. Todas las indicaciones bíblicas con relación a la Gran Tribulación conducen a la sencilla conclusión de que tuvo lugar durante la generación después de la muerte y la resurrección de Cristo, tal como Él había dicho que sucedería (Mat. 24:21, 34). 21 "Y mataré a sus hijos (sus seguidores; comp. Isa. 57:3) con muerte" suena a nuestros oídos como una extraña manera de decir esto. Pero esta es una forma común hebrea de expresar énfasis, conocida como pleonasmo, un "doble testigo" lingüístico de la certeza de su cumplimiento (comp. Gén. 2:17), "muriendo morirás"). 22
¿Qué sucede cuando los apóstatas son disciplinados y juzgados? "Todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña las mentes y los corazones". El carácter de Dios como Juez santo y omnisapiente es vindicado en las iglesias (y en el mundo también, Isa. 26:9) cuando castiga a los que se rebelan contra Él. Los que realmente aman al Señor acatarán el juicio y serán estimulados a renovada obediencia cuando nuevamente se les recuerde que Él da a cada uno según sus obras.

24-25 Aparentemente, una parte central de la herejía de Jezabel tenía que ver con una búsqueda de "las profundidades de Satanás, como ellos las llaman". Conectando esto con lo que ya sabemos de las enseñanzas de ella, parece que su doctrina era una enseñanza proto-agnóstica de que los cristianos alcanzarían nuevos y mayores niveles de santificación sumergiéndose en las profundidades del satanismo: adorando ídolos, fornicando, participando al máximo en las depravaciones de los paganos alrededor de ellos - pecando para que la gracia abundase. Por supuesto, el hecho de que tal actividad pudiera ser tanto sensualmente satisfactoria como económicamente rentable no sería pasada por alto; pero había más que esto. La doctrina de Jezabel de santificación por medio de la idolatría y la fornicación era simplemente una forma ligeramente cristianizada de la más antigua herejía en el mundo, una herejía que se ha manifestado en todas las culturas desde el comienzo: salvación por medio del caos. Eva vio el caos, la anarquía, y la revolución como la clave de la sabiduría y la forma de alcanzar una condición divina; y la adúltera original ha tenido muchos seguidores, como lo señala R. J. Rushdoony: "El caos como revitalización ha tenido una larga y continuada historia en la civilización occidental, y, junto con la Revolución Francesa, adquirió nueva vitalidad al convertirse la revolución y el caos sexual en los medios para conseguir la regeneración social. En el mundo del arte, el artista creativo vino a ser identificado, por necesidad, con el anarquista social y sexual, y en el pensamiento popular, el orden y la moralidad vinieron a significar monotonía y debilitamiento, y una enervante mortaja, mientras que licencia significaba libertad y poder. La "cana al aire" de la mediana edad y la licencia sexual surgieron como medios para apoderarse de la renovación, y se usaron prostitutas negras como un dispositivo para "cambiar la suerte", un especial pecado contra el orden como un medio para recargarse de suerte y poder. Básica a todas estas manifestaciones, desde el antiguo Egipto, pasando por César, hasta el hombre moderno, hay una común esperanza: destruir el orden para crear el orden nuevamente, o aún más directamente, destruir el orden para crear el orden". 23
Pero, dice Cristo, hay cristianos fieles en Tiatira, que no tienen esa doctrina, que no han buscado el conocimiento prohibido en prácticas satánicas, a pesar de las consecuencias económicas y sociales de rehusar contemporizar; "no os impondré otra carga; pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga". Nuevamente, esto refleja el lenguaje de la carta del Concilio de Jerusalén a los conversos gentiles: "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos ... y de fornicación; de las cuales si os guardáreis, bien haréis". (Hech. 15:28-29). Los fieles han de continuar practicando lo esencial de la fe, ateniéndose a normas ortodoxas de doctrina y vida, hasta que Cristo venga con tribulación a juzgar a los herejes y apóstatas que quedan ilegalmente en la iglesia.

26-29 Los fieles cristianos de Tiatira estaban sufriendo a causa tanto del mundo pagano fuera de la iglesia como de los herejes contemporizadores dentro de ella. Probablemente se sentían tentados a dudar de si algún día ganarían esta lucha. Los cristianos más prósperos y realizados eran los menos fieles a Cristo; parecía que los ortodoxos peleaban una batalla que estaba perdida de antemano. En este momento eran tan impotentes que les era imposible hasta expulsar de la iglesia a los apóstatas. Pero Cristo  le promete al ángel/obispo: Al que vence, y al que guarda mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones. Y las regirá con vara de hierro, como el vaso del alfarero es roto en pedazos, como yo también lo he recibido de mi Padre. Esto es una referencia a la promesa del Padre al Hijo, como se registra en Salmos 2:8-9:
Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra. Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás.
A Dios el Hijo le ha sido concedido el dominio sobre todo el mundo, y todas las naciones quedarán bajo su señorío mesiánico (véase también Sal. 22:27-31; 46:4, 10; 65:2; 66:4; 6:31-32; 72; 86:9; 102:15-22; 138:4-5; 145:10-11). Cualquier oposición contra su reino será aplastada absolutamente. Y la instalación de Cristo como Rey universal, profetizada en este pasaje, claramente tuvo lugar en la Primera Venida de Cristo, por medio de su nacimiento, su vida, su muerte, su resurrección, y su ascensión a la gloria (esto puede ser confirmado simplemente buscando en el Nuevo Testamento las numerosas citas de Salmos 2 y 110, ambos sobre el señorío de Cristo). 24
El punto de la cita aquí es que, en esta época, al cristiano vencedor se le promete una parte en el reino mesiánico de Jesucristo, en tiempo y sobre la tierra. A pesar de toda oposición, Dios ha establecido su reino sobre todas las naciones (comp. Sal. 2:1-6). Los que obedecen sus mandamientos gobernarán el mundo, reconstruyéndolo para la gloria de Él en términos de las leyes de Él. Salmo 2 muestra a Dios riendo y burlándose de los lastimosos intentos de los impíos por luchar contra su reino y derrocarlo. Ya Él ha dado a su Hijo "toda potestad en el cielo y en la tierra", ¡y el Rey está con su iglesia hasta el fin de los tiempos (Mat. 28:18-20)! ¿Es posible que el Rey sea derrotado? En realidad, Él ha advertido a todos los gobernantes de la tierra que deben someterse a su gobierno, o perecer (Sal. 2:10-12). Y lo mismo sucede con su iglesia. La nación que no nos quiera servir perecerá (Isa. 60:12; todos los pueblos de la tierra quedarán sujetos bajo nuestros pies (Sal. 47:1-3) - promesas hechas originalmente a Israel, pero que se han de cumplir ahora en el Nuevo Israel, la Iglesia.
Para la perseguida y aparentemente débil iglesia de Tiatira, éstas eran buenas noticias. En ese momento, estaban a merced de un gran poder económico y político; el estatismo y el culto al estado estaban aumentando; hasta los otros cristianos estaban siendo seducidos por falsos profetas y herejes. Ser un fiel cristiano en Tiatira significaba dificultades y sufrimiento, y no necesariamente un tipo de sufrimiento muy glorioso, de los que hacen titulares, tampoco. Sólo el penoso trabajo diario de ser fiel a la Palabra de Dios; sólo el hecho de estar desempleado y no poder conseguir empleo en medio de una economía próspera, cuando todo el mundo alrededor de ellos podía conseguir trabajo por apenas el precio de quemar un poco de incienso, comer un poco de carne de un altar pagano, y tener un poco de sexo "inofensivo" entre adultos de común acuerdo. No había oportunidad para una gran cruzada moral, todo el mundo sólo pensaba que los cristianos eran extraños. Y noche tras noche los niños lloraban pidiendo comida. No. Esta clase de martirio no era muy atractivo, en absoluto. Pero a los que permanecían fieles se les prometía que vencerían, que gobernarían con Cristo. La situación se invertiría, las tornas estaban a punto de ser vueltas. Cristo vendría a salvar y a juzgar.
Los sufrimientos de estos cristianos no significaban el fin del mundo, sino más bien el principio. Lo que puede haber parecido el acercarse de una larga y oscura noche era en realidad el heraldo del triunfo de Cristo sobre las naciones. Los conflictos que ellos experimentaban no eran una señal de la derrota de Cristo por el mundo, sino simplemente la certeza de que el combate se había trabado finalmente; y la profecía inspirada de Salmos 2 garantizaba que su Señor saldría victorioso, y ellos con Él. Eran el paganismo, el estatismo, y el judaísmo los que estaban a punto de entrar en la oscuridad, al apagar Cristo las luces a través de todo el Israel apóstata y el Imperio Romano. Pero para los cristianos la noche estaba terminando; el universo redimido y liberado se dirigía presuroso a un brillante día. Cristo estaba a punto de dar la Estrella de la Mañana a estos vencedores. 


Notas:
1. Véasede Elizabeth Schüssler Fiorenza, The Book of Revelation: Justice and Judgment (Philadelphia: Fortress Press, 1985), pp. 114-132.  Para un ejemplo de la clase de insensata literatura que este movimiento producía, véase de James M. Robinson, ed., The Nag Hammadi Library (San Francisco: Harper & Row, Publishers, 1977).
2. Matthew Henry, Commentary on the Whole Bible (New York: Fleming H. Revell Co., n.d.), vol. VI, p. 1123.
3. St. Ignatius, Ephesians vi, ix.
4. William J. McKnight, The Apocalypse: A Reappearance, Vol. I: John to the Seven Churches (Boston: Hamilton Brothers, Publishers, 1972), pp. 81ss.; C. J. Hemer, "Seven Cities in Asia Minor", in R. K. Harrison, ed., MajorCities of the Biblical World (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1985), p. 236.
5. St. Irenaeus, Against Heresies, i.xxvi.3; Alexander Roberts and James Donaldson, eds., The Ante- Nicene Fathers (Grand Rapids: Eerdmans, [1885], 1973), p. 352.
6. Es debatible por dos razones: primera, la cuestión de si el "Nicolás" de Éfeso era realmente el diácono de Jerusalén; segunda, si la "fornicación" y las fiestas idólatras (v. 14, 20) han de ser tomadas literalmente.
7. Por mucho tiempo, la cruz se ha usado en el arte cristiano como símbolo del Árbol de la Vida. Sin embargo, hay fuerte evidencia de que Cristo fue en realidad crucificado sobre un árbol vivo (con sus muñecas clavadas al travesaño que él llevaba y sus pies clavados al tronco; comp. Hechos 5:30; 10:39; 13:29; Gál. 3:13, 1 Ped. 2:24). El símbolo de la cruz es simplemente un árbol estilizado, y a menudo se representaba en las antiguas iglesias y tumbas con ramas y hojas creciendo de él. Véase la informativa y fascinante obra de Ernest L. Martin, The Place of Christ´s Crucifixion: Its Discovery and Significance (Pasadena: Fountain for Biblical Research, 1984), pp. 75-94.
8. Martin Luther, The Bondage of the Will, J. I. Packer and O. R. Johnston, trans. (Old Tappan, N. J.: Fleming H. Revell Co., 1957), pp. 80, 84.
9. John Owen, Works, 16 vols., William H. Goold, ed. (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, [1850-1853] 1965-1968), Vol. 2, p. 145.
10. Véanse los comentarios de John Calvin sobre este pasaje en sus Institutes of the Christian Religion, ii.iv.2.
11. The Letters of Samuel Rutherford, Frank E. Gaebelein, ed. (Chicago: Moody Press, 1951), p. 219.
12. Por supuesto, habrá también una segunda resurrección (física) al final de la historia, pero no se menciona en Apocalipsis 20:6. Véase Juan 5:24-29, donde Cristo discute ambas resurrecciones.
13. Robert H. Mounce, The Book of Revelation (Grand Rapids: Eerdmans, 1977), p. 96.
14. Que esto es cierto para todas las naciones, y no sólo para el Israel del Antiguo Testamento, puede verse leyendo (por ejemplo) Salmo 2 y Daniel 4. Una abarcante discusión  de la ley de Dios en cuanto se relaciona con las naciones y gobernantes está contenida en la obra de James B. Jordan, The Law of the Covenant: An Exposition of Exodus 21-23 (Tyler, TX: Institute for Christian Economics, 1984), Rousas John Rushdoony, The Institutes of Biblical Law (Nutley, NJ.: The Craig Press, 1973); and Greg L. Bahnsen, Theonomy in Christian Ethics (Phillipsburg, NJ; Presbytrian and Reformed Publishing Co., second cd., 1984).
15. Mounce, pp. 96s.
16. Josefo proporciona una versión ampliada del relato en su obra Antiquities of the Jews, iv.vi.6.
17. "Escribiendo a Corinto unos quince años después del concilio, Pablo tuvo ocasión de argüir con cristianos que consideraban indiferente el comer cosas sacrificadas a los ídolos; y, aunque él no toma esta posición acerca del decreto de Jerusalén, se opone a la práctica basándose en que ofendía a los hermanos débiles en la fe (1 Cor. 8:4, 9-10), y también a causa de la relación que él consideraba existía entre la adoración de los ídolos y los espíritus inmundos (1 Cor. 10:20: Lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios); participar de 'la mesa de los demonios' (1 Cor. 10:21) era inconsistente con la participación en la Eucaristía". Henry Barclay Swete, Commentary on Revelation (Grand Rapids: Kregel Publications, [1911] 1977, pp. 37s.
18. Véase de Chilton, Paradise Restored, pp. 33s., comp. Ruth V. Wright y Robert L. Chadbourne, Gems and Minerals of the Bible (New Canaan, CT: Keats Publishing, 1970), pp. 16s.
19. Este pasaje debería compararse con 19:12-13 y 15-16. En la disposición quiástica que se da aquí, el v. 15 explica el significado del v. 13 (cómo la sangre llegó a la túnica); y el v. 12 (el nombre escrito sobre el Señor). Allí también, el punto no es que nadie sabe lo que el nombre es - ¡porque el texto mismo nos dice Su nombre! - sino más bien que Él es el Único que lo conoce en el sentido de que lo posee como Suyo. (Véase la discusión de Kline sobre este punto en Images of the Spirit, p. 130).
20. Este es un tema principal en el Libro de Jueces. Véase James B. Jordan, Judges: God´s War Against Humanism (Tyler, TX: Geneva Ministries, 1985).
21. Véase de Chilton, Paradise Restored, pp. 85ss.
22. Esto subraya el hecho de que el autor humano de Apocalipsis estaba expresando sus pensamientos en modos de lenguaje hebreos. Sobre el uso del pleonasmo, véase de Jordan, The Law of the Covenant, pp. 96, 106.
23. R. J. Rushdoony, The One and the Many: Studies in the Philosophy of Order and Ultimacy (Tyler, TX: Thoburn Press, [1971] 1978, p. 105.
24. Salmos 2 y 110 son los más citados en el Nuevo Testamento. Del Salmo 2, véase Mat. 3:17; 17:5; Mar. 1:11; 9:7; Luc. 3:22; 9:35; Juan 1:49; Hech. 4:25-26; 13:33; Fil. 2:12; Heb. 1:2,5; 5:5; Apoc. 2:26-27; 11:18; 12:5; 19:15, 19. Para el Salmo 110, véase Mat. 22:44; 26:64; Mar. 12:36; 14:62; 16:19; Luc. 20:42-43; 22:69; Juan 12:34; Hech. 2:34-35; Rom. 8:34; 1 Cor. 15:25; Efe. 1:20; Col. 3:1; Heb. 1:3, 13; 5:6, 10; 6:20; 7:3, 17, 21; 8:1; 10:12-13; 12:2.




Parte Dos

3 

EL MANDATO DE DOMINIO
Sardis: El Juicio contra los Muertos (3:1-6)

 
1 Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
2 Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.
3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre tí como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre tí.
4 Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.
5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

1 Al obispo de la iglesia de Sardis, Cristo se anuncia como el que tiene los siete espíritus de Dios. Como ya hemos visto (sobre 1:4), éste es un término aplicado al Espíritu Santo quien, como declara el Credo de Nicea, "procede del Padre y del Hijo". Cristo también posee las siete estrellas, los ángeles de las siete iglesias (1:16,20). Los dirigentes de las iglesias son suyos, y en todo momento responden ante Él. Y los ancianos de Sardis necesitaban desesperadamente que se les recordara esto, pues habían dejado morir la iglesia.
Conozco tus obras, les dice el Señor. Tienes nombre de que vives. La iglesia de Sardis tenía fama de ser una congregación activa, "viva" para Cristo. Sin duda, era bien conocida en Asia como representante de la fe cristiana en una ciudad rica y famosa. Estaba, quizás, de moda y era popular en la comunidad; no hay evidencia de que, en un período de creciente persecución, la iglesia de Sardis fuese atacada. En realidad, la evidencia indica todo lo contrario, que la iglesia casi se había identificado por completo con la cultura que la rodeaba. Esta iglesia activa, aparentemente fructífera y creciente, estaba en realidad muerta. Debemos observar que la muerte de Sardis no consistía necesariamente en la falta de actividades juveniles o reuniones de comunión (que es la razón de que las iglesias tiendan a ser llamadas "muertas" hoy día). Más bien, la iglesia se había secularizado, como observa Mounce correctamente. 1 Su visión fundamental del mundo no era nada diferente de la cultura pagana que la rodeaba. Su perspectiva era similar a la de los que en otra parte de las Escrituras son descritos como "muertos en delitos y pecados" (Efe. 2:1-3). Sardis se había "identificado por completo con el ambiente pagano que la rodeaba". 2

2-3 El Señor le hace a Sardis dos amonestaciones. Primera, ¡despierta! G. R. Beasley-Murray señala algunos hechos interesantes sobre el pueblo de Sardis, que sirven como trasfondo apropiado para esta declaración: "Sardis fue construida sobre una montaña, y se construyó una acrópolis en las estribaciones de esta montaña, que era poco menos que inexpugnable. Y, sin embargo, dos veces en la historia de la ciudad, ésta había sido sorprendida y capturada por enemigos. El paralelo con la falta de vigilancia de la iglesia es impresionante". 3 Sardis no está muerta por completo, pero estas cosas están a punto de morir. Aunque el Señor todavía no ha cancelado a la iglesia entera, el peligro es real e inmediato. Los ancianos de Sardis deben comenzar ahora mismo a reforzar las cosas que quedan.
En este punto, algunos miembros de Sardis podrían haberse quejado: "¿Por qué nos regañas? ¡No hemos hecho nada!" Y ese era precisamente el problema. Sardis tenía obras, pero no eran completas; a los ojos de Dios, no habían sido cumplidas. En realidad, Sardis puede haber parecido ser la iglesia más "viva" por esta misma razón: Como iglesia muerta, no experimentaba ni controversia teológica ni persecución. "Contenta con la mediocridad, careciendo tanto de entusiasmo para albergar una herejía como la profundidad de convicción que provoca intolerancia, era demasiado inocua para que valiera la pena perseguirla". 4 Puede que Satanás haya pensado que Sardis caminaba bastante bien sin su interferencia, y que era mejor dejarla en paz.
En su segunda amonestación, Cristo ordena: Recuerda, por tanto, lo que has recibido y oído - el evangelio, el ministerio y los sacramentos, y (en el caso de los ancianos a los cuales se dirige esto específicamente) los privilegios y las responsabilidades de ocupar un puesto en la iglesia de Jesucristo. Todas estas cosas ellos las habrían de preservar, vigilar, y guardar; y eso significaba que debían arrepentirse de su indolente actitud y conducta.
Por lo tanto, si no te arrepientes, advierte Cristo, vendré a tí como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre tí. Para repetir lo que se ha señalado cuidadosamente más arriba (véanse los comentarios sobre 1:7; 2:5, 16), la amenaza de la venida de Cristo contra una iglesia local, o hasta contra una nación o grupo de naciones, no es la misma que la Segunda Venida (es decir, el fin del mundo). Todo el mundo puede acceder a Cristo el Señor en todo momento, y cualquier individuo, familia, iglesia, negocio, sociedad, o nación desobediente está expuesto a que Cristo venga en juicio - un juicio que puede incluir cualquiera o todas las maldiciones del pacto descritas en Levítico 16 y Deuteronomio 28. En todo caso, las palabras "sobre tí" indican una venida local; el que los comentaristas y predicadores hayan dejado de entender este simple hecho es el resultado predecible de una hermenéutica llana y futurista que linda con la incultura bíblica.

4-6 Sin embargo, había algunas personas en Sardis que habían permanecido fieles a lo que habían recibido y oído, y no habían manchado sus vestidos; no se habían secularizado ni conformado a la cultura pagana que les rodeaba. De ellos, Cristo dice: Caminarán conmigo vestidos de blanco, porque son dignos. El que venciere será vestido de vestiduras blancas. Los santos son vistos vestidos de blanco siete veces en el Libro de Apocalipsis (3:5, 18; 4:4; 6:11; 7:9, 13; 19:14), y en la Escritura el color blanco es obviamente un símbolo de pureza y justicia, cuyo origen primero se remonta a la brillantez como de sol de la Nube de Gloria: En Cristo, los santos son recreados a imagen de Dios, y son revestidos del Nuevo Hombre, Jesucristo (Gál. 3:27; Efe. 4:24; Col. 3:10). Por lo tanto, el que seamos vestidos de las vestiduras blancas de justicia tiene lugar definitivamente a nuestro bautismo (Gál. 3:27), progresivamente mientras trabajamos por nuestra salvación en obediencia diaria a los mandamientos de Dios, "vistiéndonos de" las gracias y virtudes cristianas (Col. 3:5-17), y finalmente en el Día Postrero (Col. 3:4; Judas 24). Como sucede con todas las promesas hechas a los vencedores en Apocalipsis, ésta también es simplemente una descripción de un aspecto de la salvación, de la cual participan todos los elegidos de Dios.
En la segunda promesa de esta carta en relación con los vencedores, Cristo dice: No borraré su nombre del Libro de la Vida. Esta afirmación ha sido fuente de controversia por generaciones. ¿Puede apostatar un verdadero cristiano? ¿Puede usted perder la salvación? Se han ofrecido por lo menos tres respuestas erróneas:

1. Los que han sido verdaderamente salvados por la redención de Cristo pueden apostatar y perderse para siempre. Esta es la clásica posición arminiana, y es negada por las Escrituras absoluta y categóricamente. La naturaleza de la salvación proporcionada por Cristo es eterna, y nuestra justificación a la vista de Dios no está basada en nuestras obras sino en la justicia perfecta y consumada, así como en la expiación sustitutiva de Cristo Jesús. (Véase Juan 3:16; 5:24; 6:35-40; 10:27-30; Rom. 5:8-10; 8:28-39; Efe. 1:4-14; 1 Tesa. 5:23-24; 1 Juan 2:19).

2. Todos los que han "aceptado a Cristo" serán salvos; no importa lo que hagan más tarde, no pueden ser condenados.
Esta es la clásica posición "evangélica cobarde", y a ella también se oponen las Escrituras. Los que adoptan esta posición intentan comer con ambas manos, por decirlo así: No quieren al Dios predestinador que predican los calvinistas, pero tampoco tienen el valor de afirmar el arminismo plenamente. Quieren que el hombre sea soberano al escoger su salvación, sin interferencia de un decreto de Dios; pero quieren que la puerta de la salvación se cierre con fuerza tan pronto el hombre entra, para que no pueda salir. Pero la Biblia enseña que Dios ha predestinado absolutamente todas las cosas y reina soberanamente sobre todos. Él ha escogido infaliblemente a todos los que han de ser salvos, extendiéndoles su gracia irresistible; y ha determinado quiénes serán condenados, reteniéndoles Su gracia (véase Mat. 11:25-27; 20:16; 22:14; Mar. 4:11-12; Luc. 4:25-27; 17:1; 22:22; Juan 6:37-39, 44; 12:39-40; Hech. 4:27-28; 13:48; Rom. 9:10-26; 11:2, 5-10; 1 Cor. 1:27-31; Efe. 1:4-5, 11; 1 Tesa. 5:9; 2 Tesa. 2:13; 2 Tim. 1:9; 2 Tim. 2:10; 1 Ped. 1:1-2; 2:8-9; Judas 4). 5
Sin embargo, la Biblia también enseña que hay quienes profesan creer en Cristo, y según todas las apariencias, se cuentan entre los elegidos, pero finalmente apostatarán de la fe y heredarán la condenación antes que la salvación. Judas es el ejemplo obvio, pero de ninguna manera el único. El Antiguo Testamento proporciona incontables ejemplos de miembros del Pacto que se apartaron de la fe, y el Nuevo Testamento nos advierte una y otra vez de la ira de Dios contra los que quebrantan su pacto (véase Mat. 7:15-23; 13:20-21; 24:10-12; Mar. 4:5-17; Luc. 8:13; Juan 15:1-10; 1 Cor. 9:27; 10:1-12; 2 Tesa. 2:3; 11-12; 1 Tim. 4:1-3; 2 Tim. 3:1-9; 4:3-4; Heb. 2:1-3; 3:12-14; 6:4-6; 10:26-31; 35-39; 2 Ped. 2:1-3, 20:22; 3:17). Como escribió John Murray: "Es completamente erróneo decir que un creyente está a salvo sin tomar en cuenta su vida subsiguiente de pecado e infidelidad. La verdad es que la fe de Cristo Jesús siempre toma en cuenta la vida de santidad y fidelidad. Por esta causa, nunca es correcto pensar en un creyente sin tomar en cuenta los frutos de fe y santidad. Decir que un creyente está a salvo cualquiera pueda ser el alcance de su adicción al pecado en su vida subsiguiente es abstraer la fe en Cristo de su misma definición, y ministra al abuso que convierte la gracia de Dios en lascivia. La doctrina de la perseverancia es la de que los creyentes perseveran; es imposible subrayar demasiado que se trata de la perseverancia de los santos. Y eso significa que los santos, los que están unidos a Cristo por el eficaz llamado del Padre y porque el Espíritu Santo mora en ellos, perseverarán hasta el fin. Si perseveran, soportan, continúan. No es en modo alguno que serán salvos sin tomar en cuenta su perseverancia o su continuidad, sino que con certeza perseverarán. En consecuencia, la seguridad suya es inseparable de su perseverancia. ¿No es esto lo que Jesús dijo? 'El que persevere hasta el fin, éste será salvo'". 6

3. Todas las personas del mundo están inscritas en el Libro de la Vida, pero los incrédulos son borrados de él después de que han pasado la época de rendir cuentas.
Esta idea es tan ridícula que la Biblia ni siquiera gasta tiempo refutándola directamente (aunque los pasajes ya enumerados indican que son puras tonterías, para decirlo decentemente). ¿En qué parte de las Escrituras hay una brizna de evidencia de que hay una "época de rendir cuentas"? ¿En qué parte apoya la Biblia en absoluto a la siguiente joyita tomada de un bien conocido erudito cristiano?
Puesto que Cristo murió por el pecado inherente en toda persona concebida, un niño que muere antes de convertirse en un pecador deliberado y consciente no necesita ser "salvado" del pecado, pues nunca ha pecado, y pues Cristo ha hecho propiciación por su pecado innato. 7
Hay por lo menos cinco errores teológicos en esa sola oración, pero concentrémonos en el punto principal: la idea de que los niños son básicamente sin pecado, o sin pecado "deliberado", cuando nacen, y permanecen en esa condición hasta que alcancen la mística "edad de responsabilidad". En primer lugar, la verdadera edad de responsabilidad se alcanza en el momento de la concepción: Todos los hombres son en todo momento responsables ante Dios (véase Salmos 51:5; Rom. 3:23). Segundo, todos los hombres están ya bajo sentencia de condenación; separados de la gracia salvadora de Dios, están condenados desde el momento en que existen (véase Juan 3:18, 36; Rom. 5:12-19). 8 ¿Por qué otra razón mueren los bebés (Rom. 6:23)? Tercero, los bebés son pecadores deliberados: "Se apartaron los impíos desde la matriz; se descarriaron hablando mentira desde que nacieron" (Sal. 58:3; comp. Sal. 53:2-3; Rom. 3:10-12, 23; Efe. 2:1-3). Ahora bien, o la doctrina de la "edad de responsabilidad" es errónea, o la Biblia está equivocada. ¿A cuál de las dos hemos de creer? El hecho es que la idea de la no pecaminosidad de los bebés es pagana, sin apoyo bíblico. Es un mero sentimentalismo anticristiano, que rehúsa escuchar la palabra de Dios, e intenta reemplazarla con la palabra del hombre - o, más probablemente, con la palabra de poetas afeminados que garabatean sentimentaloides tarjetas de saludo. Está en el mismo nivel que el parecer de que cada vez que una hada se suena su diminuta nariz nace un bebé.
Para terminar con este punto: La amenaza expresada por Jesús aquí es muy real. Los que están en el Libro de la Vida - es decir, los que son miembros de iglesia bautizados, que profesan creer en Cristo, y son contados y tratados como cristianos - deben permanecer fieles a Cristo. Si apostatan y se convierten en herejes,  inmorales, o simplemente se "secularizan", de la manera en que le ocurrió a Sardis, serán borrados, eliminados del registro de los redimidos. Pero el cristiano que supera estas tentaciones, demostrando así que Cristo le ha comprado realmente y le ha hecho suyo, no está en peligro - su nombre jamás será borrado.
La promesa final al que vence refuerza esta idea: Le confesaré delante de mi Padre y delante de sus ángeles. Esto refleja las afirmaciones de Jesús en los evangelios: "A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos" (Mat. 10:32-33; comp. Mar. 8:38; Luc. 12:8-9). Muchos cristianos de Sardis negaban a Cristo delante de su comunidad, pues se empeñaban en ser alabados de los hombres antes que de Dios. En el juicio final, oirán estas palabras del Hijo de Dios: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad (Mat. 7:23). Pero los que vencieron estas tentaciones serán gozosamente reconocidos por Cristo como suyos. Este mensaje es tan importante y necesario hoy día como lo era hace 2000 años. ¿Tenemos oídos para oír lo que el Espíritu dice a las iglesias?

Filadelfia:
El juicio contra la sinagoga de Satanás (3:7-13)

7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:
8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de tí una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar: porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.
9 He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado.
10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.
11 He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.
13 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

7 Como la iglesia de Esmirna, la iglesia de Filadelfia había sido especialmente perseguida por los judíos apóstatas. Cristo inicia su mensaje a los ancianos declarándose como el que es santo, un término bíblico establecido para Dios (comp. Isa. 40:25), y el que es verdadero, en contraste con los mentirosos dirigentes judíos, que habían rechazado la verdad. Jesucristo tiene también la llave de David: Él abre, y ninguno cierra; Él cierra, y ninguno abre. Esta es una alusión a Isaías 22:15-25, donde Dios acusa a un mayordomo real de falsedad, de traicionar su confianza. Dios declara: "Y te arrojaré de tu lugar, y de tu puesto te empujaré" (v. 19; comp. Gén. 3:22-24). Además, Dios reemplazará al mayordomo falso con uno fiel (comp. 1 Sam. 13:13-14):
Y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad; y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa de Judá. Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá. (Isa. 22:21-22).
Cristo está anunciando así que los oficiales del Israel apóstata eran falsos mayordomos: han sido echados de sus puestos, despojados de toda legítima autoridad, y reemplazados por Aquél que es santo y verdadero. Los guardas de la puerta de la sinagoga habían excomulgado a los cristianos, declarándoles apóstatas. En realidad, dice Cristo, sois vosotros, los de la sinagoga, los apóstatas; sois vosotros los que habéis sido expulsados del Pacto; y yo he tomado vuestro lugar como el Verdadero Mayordomo, el Pastor y Supervisor del Pacto (comp. 2 Pedro 2:25).

8-9 Y así el Señor puede consolar a estos cristianos sufrientes, los cuales, a causa de haber seguido a Cristo fielmente, han sufrido una injusta excomunión del Pacto. Yo conozco tus obras, les asegura. Has sido dejado fuera de la puerta por los porteros, pero debes recordar que yo soy el que tiene la llave, y he aquí, he puesto delante de tí una puerta que nadie puede cerrar. El mismo Señor del Pacto les ha admitido en su comunidad, y ha echado fuera a los que pretenden tener las llaves; los cristianos fieles no tienen nada que temer. La iglesia de Filadelfia sólo tiene algo de poder - no es prominente, elegante, ni exteriormente próspero, en contraste con la impresionante iglesia de Sardis, aparentemente "viva" y transigente. Pero ha sido fiel a lo que se le ha dado (comp. Lucas 19:26): Has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.
Por lo tanto, yo haré que esos de la sinagoga de Satanás, que dicen que son judíos, pero no lo son, sino que mienten - he aquí, haré que vengan y se postren a tus pies, y sepan que yo te he amado. Nuevamente los judíos apóstatas son revelados en su verdadera identidad; la sinagoga de Satanás (comp. 2:9). Nuevamente, no existe tal cosa como el judaísmo "ortodoxo"; no existe tal cosa como una genuina creencia en el Nuevo Testamento que sea consistente con un rechazo de Jesucristo como Señor y Dios. Los que no creen en Cristo no creen en el Antiguo Testamento tampoco. El dios del judaísmo es el diablo. El judío no será reconocido por Dios como miembro de su propio pueblo sino cuando abandone su religión demoníaca y regrese a la fe de sus padres - la fe que abraza a Jesucristo y a su evangelio. Cuando los judíos que rechazan a Cristo aseguran que siguen las pisadas de Abraham, dice Jesús, mienten. Y, aunque en la actualidad dominan en Filadelfia, su dominio sobre el pueblo del verdadero pacto no durará mucho. Cristo mismo les obligará a venir y postrarse a los pies de los cristianos. En esta afirmación hay una irónica referencia a Isaías 60:14, donde Dios hace esta promesa al pueblo del pacto, que había sido perseguido por los paganos:
Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron, y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te escarnecían, y te llamarán Ciudad de Jehová, Sión del Santo de Israel.
Los que afirman falsamente ser judíos están realmente en la posición de los paganos perseguidores; y se verán obligados a reconocer la posición en cuanto al pacto de la iglesia como heredera de las promesas hechas a Abraham y a Moisés. Porque la iglesia es el verdadero Israel, y al entrar a la iglesia, estos creyentes "se han acercado al monte de Sión y a la ciudad del Dios vivo" (Heb. 12:22). El Israel apóstata ha sido podado del árbol de la vida del pueblo del pacto, mientras que los creyentes en Cristo de todas las naciones han sido injertados (Rom. 11:7-24). La única esperanza para los que están fuera de la línea del pacto, sin importar su herencia étnica o religiosa, es reconocer a Cristo como el único Salvador y Señor, sometiéndose a Él. A menos y hasta que los judíos sean injertados en la línea del pacto por la gracia de Dios, permanecerán fuera del pueblo de Dios, y perecerán con los paganos. La Biblia sí hace la promesa de que los descendientes de Abraham regresarán a la fe de Cristo Jesús (Rom. 11:12, 15; 23:2). 9 Pero, a menos que lo hagan, la Escritura los clasifica con los paganos (con una gran diferencia, sin embargo: la condenación del judío apóstata es mucho más severa que la del pagano ignorante; véase Rom. 2:1-29).

10-11 A causa de que los perseguidos cristianos de Filadelfia habían guardado la palabra de perseverancia, su Señor les promete a cambio guardarles en la hora de la prueba. Nótese bien: Cristo no está prometiendo raptarles o llevárselos, sino guardarlos. Está prometiendo preservarlos en la prueba, protegerlos de las caídas (Judas 24). Aunque este es uno de los versículos que los dispensacionalistas han afirmado que apoya la teoría del "rapto antes de la tribulación", cuando se le mira de cerca en realidad no revela nada de eso. En realidad, no dice nada en absoluto sobre el fin del mundo o la Segunda Venida: La "hora de la prueba" a la que se alude aquí se identifica como la hora que está a punto de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran en la tierra. Habla del período de tribulación que, en la experiencia de los lectores del siglo primero, estaba a punto de ocurrir. ¿Tiene sentido que Cristo le prometiera protección a la iglesia de Filadelfia contra algo que sucedería miles de años más tarde? "¡Alégrense, fieles y sufrientes cristianos del Asia Menor del siglo primero: No permitiré que los destruyan aquellos proyectiles teledirigidos soviéticos y los Killer Bees!" Cuando los cristianos de Filadelfia se preocupaban por cosas más prácticas e inmediatas - la persecución oficial, la discriminación religiosa, el ostracismo social, y los boycots económicos - ¿qué les importarían las lucrativas historias de horror de Hal Lindsey? Torciendo pasajes como estos para acomodarlos a sus fantasías pasajeras, ciertos dispensacionalistas modernos han añadido a la Palabra de Dios, y demeritado su mensaje; y así, han caído bajo la maldición de Apocalipsis 22:18-19.
No, la prometida hora de la prueba estaba en el futuro inmediato, como lo atestigua la Escritura universalmente; una mera hora de prueba, para ser reemplazada por mil años de gobierno (20:4-6). Juan usa la expresión "los que moran en la tierra" doce veces en Apocalipsis (una vez por cada una de las doce tribus) para referirse al Israel apóstata (3:10; 6:10; 8:13; 11:10 [dos veces]; 14:6; 17:2,8). En el Antiguo Testamento griego (la versión usada por la iglesia primitiva) es una expresión profética común para el Israel rebelde e idólatra que está a punto de ser destruido y expulsado de la tierra (Jer. 1:14; 10:18; Eze. 7:7; 36:17; Oseas 4:1, 3; Joel 1:2, 14; 2:1; Sof. 1:18), basada en su uso original en los libros históricos de la Biblia para los paganos rebeldes e idólatras que están a punto de ser destruidos y expulsados de la tierra (Núm. 32:17; 33:52; 55; Josué 7:9; 9.24; Jueces 1:32; 2 Sam. 5:6; 1 Crón. 11:4; 22:18; Neh. 9:24); Israel se ha convertido en una nación de paganos, y está a punto de ser destruido, exiliado, y suplantado por una nueva nación, la Iglesia. El mismo mundo romano en su totalidad sería lanzado a convulsiones a gran escala, parte de las cuales involucrarían la persecución de los cristianos por parte de un emperador enloquecido que se había autodeificado con la ayuda de los judíos. Vendrían días en que el diablo - en sus manifestaciones tanto romana como judía - intentaría destruir el cristianismo de una vez por todas. En vez de eso, el resultado final sería la destrucción de Israel y Roma, pero entre tanto les aguardaban a los cristianos tiempos difíciles, y muchas tentaciones para apartarse de la fe. Aquí Cristo promete a sus fieles seguidores que serían protegidos y preparados para que perseveraran en la venidera hora de la prueba. Así que aquí les recuerda nuevamente: Vengo pronto - el juicio prometido no está lejos. Por lo tanto, retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Cristo ha abierto la puerta para la Iglesia, concediéndole el privilegio de la real comunidad con Dios como sumos sacerdotes y reyes; y ellos deben soportarlo todo por amor a Él, mientras que su reino venidero sacude las naciones de la tierra y hace salir a sus enemigos de sus baluartes.

12-13 Nuevamente la promesa para el vencedor involucra una designación simbólica de salvación. Primero, dice Cristo, le haré columna en el templo de mi Dios. Esto tiene que ver con las complejas imágenes del Tabernáculo y el Templo, cuyas estructuras arquitectónicas correspondían a las vestiduras sacerdotales. 10  Los dos postes laterales del Tabernáculo (las columnas del Templo) son llamados hombreras, mientras que la mitra del sacerdote, inscrita con el nombre de Dios, correspondía al dintel que tenía la forma de un arco sobre las columnas. 11 De la misma manera que  las dos columnas del templo fueron llamadas Jaquín, Él establecerá, y Boaz, En Él hay fortaleza, las hombreras del efod del sumo sacerdote estaban inscritas con los nombres de los hijos de Israel (Éx. 28:9-12). Todo esto converge en Apocalipsis, donde el fiel vencedor es representado como una columna en el templo de Dios. Y ya no se alejará más de él: El pueblo de Dios se caracteriza por la estabilidad y la permanencia (comp. Jer. 1:18; 1 Tim. 3:15). Hemos sido redimidos de nuestra condición errante.
Continuando con sus imágenes, Cristo dice: "Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la Ciudad de mi Dios ... y mi nombre nuevo". Todo esto habla de la plena restauración del pueblo de Dios a la imagen de Dios, como vemos en el capítulo final de Apocalipsis. "Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes" (Apoc. 22:4). Una de las bendiciones básicas del pacto está contenida en la bendición familiar: "Jehová haga resplandecer su rostro sobre tí" (Núm. 6:25); ver el resplandor del rostro de Dios significa participar de la salvación y reflejar la gloria de Dios como portador de su imagen (véase Éx. 34:29-35; Núm. 12:6-8; Sal. 80:3,7, 19; 2 Cor. 3:7-18; 4:6; 1 Juan 3:2). De manera similar, como ya hemos visto, el nombre de Dios inscrito sobre las frentes simboliza la restauración del hombre redimido a la gloria ética y física que pertenece a la imagen de Dios (comp. Gén. 3:19; Éx. 28:36-38; Deut. 6:4-9; y contrástese con 2 Crón. 26:19).
El cuadro se completa al ser declarado el cristiano ciudadano de la nueva Jerusalén, que desciende del cielo, de mi Dios. La antigua Jerusalén, que había apostatado de la fe de Abraham, estaba bajo juicio y a punto de ser destruida; el antiguo templo, que Dios había abandonado, se había convertido en santuario de demonios, y pronto habría de ser demolido tan completamente que no quedaría piedra sobre piedra (Mat. 24:1-2). Pero ahora la Iglesia de Cristo es declarada ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén, cuyo origen no estaba en la tierra sino en el cielo. Los ciudadanos de la antigua Jerusalén habrían de ser esparcidos a los confines de la tierra (Lucas 21:24), mientras que la relación de los cristianos con Dios es tan íntima que el cristiano podría ser descrito como columna misma del Templo, la morada de Dios - una columna, además, que no podría ser movida de su lugar, porque el cristiano no saldrá del Templo ya más. Como su madre, los hijos de la antigua Jerusalén estaban esclavizados; mientras "la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre" (Gál. 4:26). Jesús había dicho: "Vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes" (Mat. 8:11-12). Y esto era cierto de los cristianos vencedores de Filadelfia. Aunque perseguidos y discriminados por el falso Israel, como Isaac lo había sido por Ismael (Gén. 21:8-14; Gál. 4:22-31), verían a los falsos hijos desheredados y expulsados, mientras que ellos, por medio de Cristo, recibirían las bendiciones de su padre Abraham, y heredarían el mundo (Rom. 4:13; Gál. 3:29).

Laodicea: El Juicio Contra los Tibios (3:14:22)

14 Y escribe al angel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:
15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas.
19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
22 El que tiene oídos para oir, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

14 La ciudad más rica de la región, Laodicea era otro importante centro del culto al emperador. En su mensaje a los ancianos de esta iglesia, Cristo se identifica de tres maneras. Primero, Jesús dice, Él es el Amén. Esta es la palabra familiar a todos los cristianos: La repetimos al final de nuestros credos, nuestros himnos, y nuestras oraciones. 12 Se entiende generalmente que significa Así sea; pero su fuerza real, en términos de la teología de la Biblia, es mucho más fuerte. Es realmente un juramento: decir Amén significa invocar sobre uno mismo las maldiciones del pacto (comp. Núm. 5:21-22; Deut. 27:15-26; Neh. 5:12-13). Como nuestro "Sí y Amén", Jesucristo es la garantía de las promesas del pacto, por su perfecta obediencia, sacrificio expiatorio, y continua intercesión ante el tribunal celestial (2 Cor. 1:20; Gál. 3:13; Heb. 7:22-28; 9:24-28; 10:10-14). Así, nuestro Amén en respuesta litúrgica a la Palabra de Dios es a la vez un juramento y un reconocimiento de que nuestra salvación depende completamente, no de nuestra observancia del pacto, sino de la perfecta observancia del pacto por Cristo Jesús, que se colocó a sí mismo y en nuestro lugar bajo las estipulaciones y las maldiciones del pacto.
Segundo, esto significa que Jesús es también el Testigo fiel y verdadero, en cuya palabra podemos confiar eternamente. "Él es un Testigo fiel porque su testimonio es verdadero; y es un Testigo verdadero porque en él reside la completa realización de todos los requisitos que hacen de cualquier persona un testigo, real y verdaderamente". 13 Y es como testigo infalible y plenamente autorizado como Cristo presenta testimonio convincente contra la iglesia de Laodicea.
Tercero, dice Jesús, Él es el principio de la creación de Dios: Él es el arche, tanto el Origen como el Regente de toda la creación, como Pablo escribió también en una carta que él tenía el propósito específico de que leyera la iglesia de Laodicea (véase Col. 4:16):
Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia. (Col. 1:15-18).
Así, el que habla a Laodicea es el Amén, el gran Garante del Pacto, el infalible Testigo que es la Verdad misma, con toda la autoridad que posee el Creador y el Rey del universo. Y él ha venido a dar testimonio contra su iglesia.

15-16 Laodicea era tibia, no era ni fría ni caliente. Esto se ha interpretado a menudo como si caliente significase piadoso entusiasmo y frío significase antagonismo impío; pero hay otra explicación que se ajusta mejor al contexto histórico y geográfico. Laodicea estaba situada entre dos ciudades importantes, Colosas y Hierópolis. Colosas, acuñada en un angosto valle a la sombra de elevadas montañas, estaba regada por helados arroyos que se precipitaban desde las alturas. En contraste, Hierópolis era famosa por sus calientes manantiales de aguas minerales que fluían desde la ciudad y atravesaban una alta llanura hasta caer en cascada por un precipicio que daba frente a Laodicea. Para cuando el agua llegaba al suelo del valle, estaba tibia, putrefacta, y nauseabunda. Por lo tanto, en Colosas uno podía refrescarse con agua de beber, clara, fría, vigorizante; en Hierópolis, uno podía curarse bañándose en sus pozas de agua caliente cargada de minerales. Pero en Laodicea, las aguas no eran ni calientes (para recobrar la salud) ni frías (para beber). 14
En otras palabras, la acusación básica contra Laodicea es que es inútil, no sirve para nada. La iglesia laodicense ni cura la enfermedad ni sirve para calmar la sed de resecos labios y gargantas abrasadas. La clase de cristianismo representado por Laodicea es inútil. La iglesia no proporcionaba "ni refrigerio para el espiritualmente cansado, ni sanación para el espiritualmente enfermo. Era totalmente ineficaz, y por lo tanto, desagradable para su Señor". 15  Así, dice Mounce, "la iglesia no está siendo reprendida por su temperatura espiritual, sino por la esterilidad de sus obras". 16 Esto explica la declaración de Cristo: Ojalá fueras fría o caliente. Él no está diciendo que la franca apostasía es preferible a una posición intermedia; más bien, Él está diciendo que ojalá los cristianos laodicenses influyeran sobre la sociedad.
El día de un hipopótamo
transcurre durmiendo; de noche caza;
Dios obra de manera misteriosa -
La iglesia puede dormir y comer al mismo tiempo. 17
El llamado al cristiano es, no a mezclarse con el ambiente pagano, sino a convertirlo, a reformarlo, a reconstruirlo en términos del consejo total de Dios como lo ha mandado en su Palabra. Para citar sólo un ejemplo del moderno laodiceaísmo, consideremos las muchas iglesias evangélicas que creen en la Biblia - iglesias que se estremecerían ante la sola idea de que son "mundanas" o "liberales" - pero que continúan llevando un esttilo de vida complaciente, organizando encuentros de grupos y campamentos de verano, completamente ajenas al asesinato de más de 4.000 bebés nonatos todos los días. A menudo, estas iglesias temen hacer declaraciones "políticas" con el argumento de que podrían perder sus exenciones de impuestos. Pero, cualquiera sea la excusa, la tal iglesia está desobedeciendo la Palabra de Dios. Si una iglesia no está transformando a su sociedad, si no está cristianizando la cultura, ¿para qué sirve? "Si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres" (Mat. 5:13).
Por eso, porque eres tibia ... te vomitaré de mi boca. Esto es un eco de Levítico 18:24-28:
En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores. Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas abominaciones, ni el natural ni el extranjero que mora entre vosotros (porque todas estas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de vosotros, y la tierra fue contaminada); no sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó antes de vosotros.
La tibieza laodicense es abominación al Señor. Por no causar una impresión en el mundo (y conformarse así a las normas paganas - o por no hacer un alboroto a causa de esas normas, lo que equivale a lo mismo) la iglesia está en peligro de ser cortada de Cristo, y su mismo liderazgo está amenazado con la excomunión a gran escala.

17-18 La ciudad de Laodicea se enorgullecía de sus tres sobresalientes características: Su gran riqueza y su independencia financiera como un importante centro bancario; su industria textil, que producía "una lana negra, brillante, de muy buena calidad, y famosa en el mundo entero"; 18 y su comunidad científica, renombrada, no sólo por su prestigiosa escuela de medicina, sino por su colirio (llamado "Polvo Frigio") que había sido bien conocido desde los días de Aristóteles. Usando estos hechos para ilustrar los problemas de la iglesia, Cristo cita la actitud general de los cristianos laodicenses: Tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y no tengo necesidad de nada. En realidad, a pesar de la riqueza de la iglesia y su indubitable posición social, era inútil, y no había realizado nada en favor del reino de Dios. No es pecado que un individuo sea rico o que una iglesia sea rica - la verdad es que Dios quiere que obtengamos riquezas (Deut. 8:18). Lo que constituye pecado es el no usar nuestros recursos para difundir el reino. Cuando una iglesia relativamente pobre como la de Esmirna (véase Apoc. 2:9) estaba teniendo un gran efecto sobre su comunidad, no había excusa para la impotencia de Laodicea.
Y sin embargo, por gracia, Cristo hace una oferta de misericordia: Te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico; y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. El simbolismo aquí debería ser obvio. La fe verdadera y las genuinas obras de obediencia se mencionan en las Escrituras en términos de joyería, especialmente oro (1 Ped. 1:7; 1 Cor 3:12-15); la desnudez es un síntoma de desobediencia (Gén. 3:7, mientras el estar vestido de vestiduras blancas es un símbolo de justicia, con relación tanto a la justificación como a la santificación (Gén. 3:21; Mat. 22:11; Apoc. 19:8); y la ceguera es un símbolo de la impotencia y la condición caída del hombre (Lev. 21:18; Deut. 29:4; Mat. 13:13-15; 16:3; 2 Cor. 4:3-4; 1 Juan 2:11) aparte de la restauración por Cristo a la verdadera capacidad de ver - la capacidad piadosa, madura, para juzgar en recto juicio (Lucas 4:18; Hechos 26:18; 1 Cor. 2:14-15).

19-20 Pero Laodicea todavía no ha de ser desechada por el Señor. Por duras que sean sus palabras, todavía profesa amor a su Esposa. En realidad, ésa es la fuente de su enojo. Porque te amo, declara, te reprendo y te disciplino. Una característica de los que son verdaderos hijos de Dios, y no bastardos (comp. Heb. 12:5-11) es su respuesta al reproche y a la disciplina. Todos los cristianos necesitan ser reprendidos y corregidos a veces, y algunos más que otros; lo que importa es si aceptamos o no la amonestación, y cambiamos nuestro modo de actuar. Hasta donde Laodicea ha caído, todavía puede ser restaurada si renueva su obediencia y se hace fiel a la Palabra de Dios: Sé celoso, por lo tanto, y arrepiéntete.
En este punto, Jesús pronuncia algunas de las más hermosas palabras de toda la Biblia, en lo que es quizás el vcrsículo mejor conocido del Nuevo Testamento, además de Juan 3:16. "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo". Algunos comentaristas reformados han señalado el muy difundido abuso de este pasaje por parte de los modernos evangélicos, que arrancan el versículo de su contexto como mensaje a los ancianos de una iglesia, y lo convierten en una solicitud diluída, arminiana, de una deidad débil e indefensa que está a merced del hombre. Debemos recordar que Cristo está hablando aquí como el Amén, el Testigo fiel y verdadero, el Creador y el Soberano Señor de todos. No está haciendo una apelación débil, como si no gobernara la historia y no predestinara sus más mínimos detalles; él es el Rey de Reyes, que hace guerra contra sus enemigos y los condena a las llamas eternas. Ni está hablando a la gente en general, pues está dirigiendo su mensaje a su iglesia; nuevamente, tampoco está sencillamente hablando a los cristianos como individuos, sino a los cristianos como miembros de la Iglesia. No se puede hacer a este versículo servir los propósitos de un individualismo arminiano, subjetivo, sin arrancarlo violentamente de su contexto textual y de pacto. 19
Sin embargo, hay aquí, por otro lado, una distorsión que es igualmente seria. No es suficiente señalar que los arminianos han dejado de manejar satisfactoriamente este texto, porque los calvinistas han fracasado tradicionalmente en este punto también. El culto reformado tiende a ser exageradamente intelectual, centrado en la predicación. So pretexto de centrarse en la Palabra, a menudo se han centrado en realidad en el intelecto. El racionalismo reformado ha producido así su reacción igual y opuesta en el reavivamiento, irracionalismo, y anti-intelectualismo arminiano. La gente ha huído del énfasis desnudo, demasiado intelectual, del culto reformado y corrido hacia las herejías anti-teológicas de lo que desafortunadamente se conoce como evangelismo (que en realidad tiene muy poco del evangelio original). 20
¿Cuál es la respuesta? Tenemos que tomar en serio la doctrina bíblica de la real presencia de Cristo en el sacramento de la Eucaristía. Debemos regresar al modelo bíblico de culto centrado en Jesucristo, que significa la celebración semanal de la Cena del Señor, así como la enseñanza sobre su verdadero significado y eficacia. 21 Debemos abandonar el rancio platonismo que informa nuestro culto desnudo e intelectualizado, y regresar a un verdadero culto corporativo, litúrgico, caracterizado por la belleza artística y la excelencia musical. 22
Porque debería ser obvio que en este versículo Él está haciendo a la Iglesia una oferta de renovada comunión con Él. El corazón y el centro mismos de nuestra comunión con Cristo están puestos a su mesa (es decir, nuestra mesa terrenal, que Él ha hecho suya). La más básica, la más profunda oferta de salvación es la invitación de Cristo para que cenemos con él. En santa comunión, estamos genuinamente cenando con Jesús, elevados a su presencia celestial; y, además, estamos comiendo de Él:
De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. (Juan 6:53-57).

21-22 La promesa final para el que vence es una promesa de reinado con Cristo: "Yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo también he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono". ¿Es ésta sólo una esperanza futura? Ciertamente que no. El privilegio de gobernar con Cristo les pertenece a todos los cristianos, en el tiempo y en la tierra, aunque el dominio es progresivo a través de la historia hasta la consumación final. Pero Cristo ya ha entrado a su reino (Col. 1:13); Él ya ha desarmado a Satanás y a los demonios (Col. 2:15); nosotros ya somos reyes y sacerdotes con Él (Apoc. 1:6); y así como Él venció, nosotros hemos de ir adelante, venciendo en su nombre. Él reina ahora (Hechos 2:29-36), por encima de toda creación (Efe. 1:20-22), con todo poder en el cielo y en la tierra (Mat. 28:18-20), y ahora mismo está ocupado poniendo a todos sus enemigos bajo sus pies (1 Cor. 15:25), hasta que su reino se convierta en un gran monte que llena toda la tierra (Dan. 2:35, 45).
De este modo, en estos mensajes a las iglesias, nos hemos encontrado una y otra vez con la orden fundamental de Apocalipsis, que Juan nos amonesta que acatemos (1:3): ¡Venced! ¡Conquistad! Aun aparte del hecho de que la profecía no es acerca del siglo veinte, no captaremos su significado si nos concentramos en persecuciones o el culto al emperador de la misma manera que los Hal Lindsey de esta era se concentran en embargos petroleros, los mercados comunes, y las bombas de hidrógeno: el mensaje básico no es acerca de ninguno de estos temas, sino más bien sobre el deber de la Iglesia de conquistar el mundo. R. J. Rushdoony ha dicho bien: "El propósito de esta visión es dar a la Iglesia consuelo y la certeza de la victoria, no confirmar sus temores o las amenazas del enemigo. Leer Apocalipsis como cualquier otra cosa que no sea el triunfo del reino de Dios en el tiempo y la eternidad es negar la esencia misma de su significado". 23
El gran fracaso de lo que comúnmente se conoce como "amilenialismo" es que no está dispuesto a llegar a un acuerdo con estas implicaciones dominicales del reino mediatorial de Jesucristo. Los escritores del Nuevo Testamento constantemente instan al pueblo de Dios a "vencer" a la luz de la victoria definitiva de Cristo. Habiendo sido recreados a su imagen, según su semejanza (Efe. 4:24; Col. 3:10), y conformándonos más y más a su imagen (Rom. 8:29-30), somos reyes juntamente con él ahora, en esta época. Él nos ha dado derecho legal a todas las cosas (comp. Rom. 8:32; 1 Cor. 3:21-22), y sobre esta base hemos de ejercer dominio bajo su señorío en todas las áreas de la vida. Sin embargo, los amilenialistas, aunque profesan creer en la existencia del reino actual de Cristo, característicamente a menudo niegan  su relevancia práctica para este mundo. Por ejemplo, el brillante estudio del Dr. Meredith G. Kline, Images of the Spirit, contiene un excelente capítulo sobre "Un Modelo Profético de la Imagen de Dios", en el cual muestra cómo la restauración de la imagen de Dios en la Iglesia por medio de Cristo significa que "todos los miembros del pueblo de Dios son profetas" (comp. Núm. 11:29; Hech. 2:17-18). 24 Kline también tiene un soberbio capítulo sobre "Un Modelo Sacerdotal de la Imagen de Dios", una fascinante exposición del sacerdocio de todos los creyentes en la imagen de Cristo, nuestro definitivo Sumo Sacerdote. 25 Pero Cristo es Profeta, Sacerdote, y Rey - y, sin embargo, de manera significativa, Kline descuidó escribir un ensayo sobre "Un Modelo Real de la Imagen de Dios". Pero si los cristianos reflejan la imagen de Cristo en su papel de Profeta y Sacerdote, ellos son reyes también, en la imagen del Rey. Ese es precisamente el tema de los versículos que se discuten: El Señor Jesucristo comparte su conquista y entronización con su pueblo. Porque él venció y se sentó con su Padre en su trono, ahora nos llama a disfrutar del dominio real con Él, heredando todas las cosas. 

Notas:
1. Robert H. Mounce,  TheBook of Revelation (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 1977), p. 112.
2. Ibid., p. 109.
3. G. R. Beasley-Murray, The Book of Revelation (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., [1978] 1981), p. 94.
4. G. B. Caird, The Revelation of St. John the Divine (New York: Harper & Row, Publishers, 1996), p. 48.
5. Los lectores que deseen estudiar este tema más extensamente deberían consultar los siguientes libros, todos publicados por el Banner of Truth Trust (P. O. Box 621, Carlisle, PA 17013): Arthur Pink, The Sovereignty of God; John Cheeseman et al., The Grace of God in the Gospel; John Murray, Redemption Accomplished and Applied; J. Gresham Machen, The Christian View of Man; y R. B. Kuiper, The Bible Tells Us So.
6. John Murray, Redemption Accomplished and Applied (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 1955), p. 154s.
7. Por sincero respeto hacia este autor temeroso de Dios, que ha rendido a la iglesia un valioso servicio, omitiré su nombre.
8. Esta es la doctrina de la imputación del pecado de Adán (que debería distinguirse de la doctrina del pecado innato; pero la mayoría de los evangélicos, incluyendo a predicadores y comentaristas, no parecen conocer la diferencia). Una útil exposición de esto se encuentra en la obra de John Murray, The Imputation of Adam´s Sin (Nutley, NJ: Presbyterian and Reformed [1959] 1977).
9. Véase, de David Chilton, Paradise Restored: A Biblical Theology of Dominion (Ft. Worth, TX: Dominions Press, 1985), pp. 125ss.
10. Meredith G. Kline ha dedicado un capítulo entero a este tema. Véase "A Priestly Model of the Image of God", en Images of the Spirit (Grand Rapids: Baker Book House, 1980), pp. 35-56.
11. Ibid., pp. 40, #s., 54s; comp. Ex. 27:14-15; 1 Reyes 6:8; 7:15, 21, 39; 2 Reyes 11:11; 2 Crón. 3:17; Eze. 40:18; 40ss.; 41:2, 26; 46:19; 47:1-2.
12. Desafortunadamente, muchos fundamentalistas y evangélicos en la actualidad usan el término para indicar: "Me siento bien". Este uso, que implícitamente (aunque ciertamente no intencionalmente) bordea en la blasfemia, es sólo un síntoma de la actitud subjetiva y egocéntrica hacia la vida, que se hizo común durante los dos siglos pasados.
13. A. Plummer en The Pulpit Commentary: The Revelation of St. John the Divine (London: Funk and Wagnalls company, n. d.), p. 115.
14. C. J. Hemer, "Seven Cities of Asia Minor", en la obra de R. K. Harrison, ed., Major Cities of the Biblical World (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1985), pp. 246ss.
15. M. J. S. Rudwick y E. M. B. Green, "The Laodicean Lukewarmness: in Expository Times, Vol. 69 (1957-58), p. 178; citado en Mounce, p. 125.
16. Mounce, pp. 125s.
17. De T. S. Eliot, "The Hippopotamus", Collected Poems 1909-1962 (New York: Harcourt Brace Jovanovich, 1963), p. 42.
18. Charles F. Pfeiffer y Howard F. Vos, The Wycliffe Historical Geography of Bible Lands (Chicago: Moody Press, 1967), p.377.
19. Por supuesto, el Señor se ofrece a sí mismo al pueblo fuera del Reino también: Hasta a los perros se les dan migajas de la mesa de los hijos (Mat. 15:21-28); y el rey en la parábola de Cristo (Lucas 14:23) envió a sus siervos a obligar a los gentiles a entrar. Pero la oferta de salvación de Cristo nunca se hace fuera del contexto del Pacto, el Reino, y la Iglesia.
20. Véase el ensayo de James B. Jordan, "Holistic Evangelism" en su Sociology of the Church (Tyler, TX: Geneva Ministries, 1986).
21. Véase de Geddes NacGregor, Corpus Christi: The Nature of the Church According to the Reformed Tradition (Philadelphia: The Westminster Press, 1958); y Ronald S. Wallace, Calvin´s Doctrine of the Word and Sacrament (Tyler, TX: Geneva Ministries, [1953] 1982).
22. Uno de los libros más útiles sobre el culto desde una perspectiva reformada es, de Richard Pacquier, Dynamics of Worship: Foundations and Uses of Liturgy (Philadelphia: Fortress Press, 1967). Para puntos de vista de otras tradiciones, véase de Louis Bouyer, Liturgical Piety (University of Notre Dame Press, 1955); Josef A. Jungmann, S. J., The Early Liturgy of the Time of Gregory the Great (University of Notre Dame Press, 1959); Alexander Schmemann, Introduction to Liturgical Theology (Crestwood, NY: St. Vladimir´s Seminary Press, 1966); Luther D. Reed, The Lutheran Liturgy (Philadelphia: Muhlenberg Press, 1947); Massey H. Shepherd, Jr., The Worship of the Church (Greenwich, CT: The Seabury Press, 1952); y Cheslyn Jones et al.,, eds., The Study of Liturgy (New York; Oxford University Press, 1978).
23. Rousas John Rushdoony, The Kingdom Come: Studies in Daniel and Revelation (Tyler, TX: Thoburn Press, [1970] 1978, p. 90.
24. Kline, Images of the Spirit, pp. 57-96.
25. Ibid., pp. 35-56. 



 
LA IGNORANCIA DESTRUYE
 
Oseas 4:6

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.
LA IGNORANCIA ESCLAVIZA
 
Isaías 5:13

Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento;
y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.
EL CONOCIMIENTO HACE LIBRE
 
Juan 8:32

y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
VERSÍCULOS QUE CONFIRMAN QUE JESÚS DEBÍA VOLVER MUY PRONTO EN EL PRIMER SIGLO
 
Mateo 10:23



Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.

Mateo 16:28

De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.

Mateo 24:34

De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.

Filipenses 4:5

Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca.


Apocalipsis 1:3

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

Apocalipsis 22:10

Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.

Hebreos 10:37

Porque aún un poquito,
Y el que ha de venir vendrá, y no tardará.

Apocalipsis 22:7

¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

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Son mucho más las evidencias en el Nuevo Testamento
que confirman que Jesús debía volver durante esa generación,
si no volvió, su mensaje sobre un futuro pero cercano reino fue la farsa más grande de la historia
y en consecuencia, la Iglesia del primer siglo vivió y murió creyendo en una mentira. Sin embargo, creemos que
Jesús no mintió, él vino e instauró su reino de justicia sobre la tierra, un reino (espiritual) que no tendrá fin jamás.








 
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