Parte Cinco
20
EL MILENIO Y EL JUICIO
¿Cuál es la posición de la Iglesia histórica, ortodoxa, sobre la cuestión del milenio? ¿Puede describirse con exactitud la doctrina de la Iglesia como post-milenialista o como amilenialista? En general, la diferencia entre los que tradicionalmente son llamados "amilenialistas" y los que tradicionalmente son llamados "post-milenialistas" se ha establecido en términos de sus interpretaciones de los "mil años" (en latín, el milenio) de Apocalipsis 20. Por lo general, los "amilenialistas" han considerado este texto como una referencia a la situación de los santos que reinan en el cielo, mientras que los "post-milenialistas" lo han entendido como una descripción del dominio de los santos en la tierra. Sin embargo, como veremos, esta manera de encuadrar la cuestión puede en realidad oscurecer algunos hechos muy importantes sobre la posición cristiana en relación con "el milenio". Si deseamos entender la posición ortodoxa, tenemos que entender que la respuesta a esta pregunta específica no puede establecerse primordialmente por medio de la exégesis de textos particulares. Por ejemplo, los "amilenialistas" discrepan a menudo los unos con los otros sobre la naturaleza precisa de la resurrección o las resurrecciones de Apocalipsis 20 (para citar sólo uno de varios puntos principales en disputa). ¡Y Benjamin Warfield, quizás el principal erudito "post-milenialista" de la primera parte de este siglo, propuso una exégesis de Apocalipsis 20 que la mayoría de los teólogos consideraría como clásicamente "amilenialista"! 1
Por lo tanto, nuestro encuadramiento de la cuestión debería ser lo bastante amplio como para justificar la diversidad de enfoques entre los varios campos amilenialistas y post-milenialistas. En esencia, la cuestión del milenio se centra en el reino mediador de Cristo: ¿Cuándo comenzó (o comenzará) el reino de Cristo? Y una vez que hacemos la pregunta de este modo, sucede en los círculos cristianos algo asombroso, casi increíble: ¡Unidad! Desde el día de Pentecostés en adelante, los cristianos ortodoxos han reconocido que el reino de Cristo comenzó con su resurrección/ascensión, y continuará hasta que todas las cosas haya sido sometidas completamente bajo sus pies, como lo declaró Pedro claramente (Hechos 2:30-36). En estos términos, "el milenio" es simplemente el reino de Cristo. Fue inaugurado en el primer advenimiento de Cristo, ha estado en existencia durante casi dos mil años, y continuará hasta el segundo advenimiento de Cristo en el último día. En la terminología "milenialista", esto significa que el regreso de Cristo y la resurrección de todos los hombres tendrá lugar después del "milenio". En este sentido objetivo, por lo tanto, el cristianismo ortodoxo siempre ha sido post-milenialista. Es decir, sin importar cómo ha sido concebido el milenio (ya sea en un sentido celestial o en un sentido terrenal - es decir, sin importar la exégesis técnica de ciertos puntos en Apocalipsis 20 - los cristianos ortodoxos siempre han confesado que Cristo Jesús vendrá después ("post") de que el período designado como "los mil años" haya terminado. En este sentido, todos los "amilenialistas" son también "post-milenialistas". Al mismo tiempo, el cristianismo ortodoxo siempre ha sido amilenialista (es decir, no milenialista). La Iglesia histórica siempre ha rechazado la herejía del milenialismo (en siglos pasados, esto se llamaba kilismo, que significa mil-años-km). La idea de que el reino de Cristo es algo que está completamente en el futuro, que ha de ser introducido por algún gran cataclismo social, no es una doctrina cristiana. Es una enseñanza heterodoxa, a la cual se adhieren generalmente sectas herejes en los bordes exteriores de la Iglesia Cristiana. 2 Ahora bien, el milenialismo puede adoptar dos formas generales. Puede ser, o pre-milenialismo (en el cual la Segunda Venida es el cataclismo que anuncia el milenio), o post-milenialismo (en el cual la Revolución Social es el cataclismo). Ejemplos de la primera rama del kilismo sería, por supuesto, el movimiento ebionita del período de la iglesia primitiva, y el moderno dispensacionalismo de la escuela Scofield-Ryrie. 3 Ejemplos de la herejía post-milenialista serían fáciles de nombrar también: La revuelta Münster de 1534, el nazismo, el marxismo (ya sea "cristiano" o de otro tipo). 4 El cristianismo ortodoxo rechaza ambas formas de la herejía milenialista. El cristianismo se opone a la idea de que cualquier nuevo cataclismo redentor ocurra antes del Juicio Final. El cristianismo es anti-revolucionario. Por esta razón, aunque los cristianos siempre han esperado la salvación del mundo, creyendo que Cristo murió y resucitó con ese propósito, también han considerado la obra del reino como una influencia fermentadora, que transforma gradualmente el mundo a imagen de Dios. El cataclismo definitivo ya ha tenido lugar, en la obra consumada de Cristo. Por lo tanto, dependiendo de la pregunta específica que se haga, el cristianismo ortodoxo puede considerarse bien como amilenialista o como post-milenialista - porque, en realidad, es ambas cosas.
Hay que entender un punto adicional: Además de ser tanto "amilenialista" como "post-milenialista", la Iglesia cristiana ortodoxa por lo general ha sido optimista en su visión del poder del evangelio para convertir a las naciones. En mi libro Paradise Restored: A Biblical Theology of Dominion (Ft. Worth, TX: Dominion Press, 1985), yo inicio cada capítulo con una cita del gran Atanasio sobre el tema de la victoria del evangelio por todo el mundo y la inevitable conversión de todas las naciones al cristianismo. El punto no era seleccionar a Atanasio como tal; numerosas afirmaciones expresando la esperanza de la Iglesia acerca del triunfo mundial del evangelio pueden encontrarse en todos los escritos de los grandes padres y maestros en cada era del cristianismo. 5 Aún más significativamente, la creencia universal en la victoria venidera puede verse en la acción de la Iglesia en la historia. Los cristianos nunca supusieron que su alto llamado era para a trabajar a favor de algún tipo de distensionamiento con el enemigo. Los ortodoxos jamás consideraron el "pluralismo" como una meta digna. La iglesia siempre ha reconocido que Dios envió a su Hijo unigénito para redimir el mundo, y que Él no se satisfará con nada menos que con aquéllo por lo cual ha pagado.
Cuando los primeros misioneros del este se aventuraron dentro de los demonizados territorios de nuestros antepasados paganos, no tenían la más ligera intención de llevar una coexistencia pacífica con los hechiceros y sus aterradoras deidades. Cuando San Bonifacio, en su misión a los germanos paganos, se acercó al roble sagrado de Thor, simplemente lo derribó a hachazos y construyó una capilla con la madera. Miles de adoradores de Thor, al ver que su dios no había herido a San Bonifacio con un rayo, se convirtieron al cristianismo allí mismo. En cuanto a San Bonifacio, quedó imperturbable por el incidente. Sabía que había un solo Dios verdadero del trueno - el Jehová trino.
No hay nada extraño en esto. La actitud de esperanza, la expectativa de victoria, es una característica absolutamente fundamental del cristianismo. 6 El avance de la Iglesia a través de las edades es inexplicable sin ella - de la misma manera que es también inexplicable aparte del hecho de que la esperanza es verdadera, el hecho de que Jesucristo ha derrotado los poderes, y reinará "desde el río hasta los confines de la tierra". W. G. T. Shedd escribió: "Aparte del poder y la promesa de Dios, la predicación de una religión como el cristianismo a una población como la pagana es el más absoluto quijotismo. Se opone a todas las inclinaciones, y condena todos los placeres del hombre culpable. La predicación del evangelio encuentra su justificación, su sabiduría, y su triunfo, sólo en la actitud y la relación que el Dios infinito y todopoderoso sostiene hacia ella. Es Su religión, y, por lo tanto, debe finalmente convertirse en una religión universal". 7
Con el surgimiento de escatologías divergentes durante los dos siglos más recientes, el tradicional optimismo evangélico de la Iglesia fue denominado con el término "post-milenialismo", les gustara o no a los "post-milenialistas". Esto ha tenido efectos positivos y negativos. En el lado positivo, es (como hemos visto) una descripción técnicamente exacta de la ortodoxia, y lleva consigo la connotación de optimismo. En el lado negativo, a menudo puede confundirse con el milenialismo hereje. Y, aunque el "amilenialismo" expresa correctamente el aborrecimiento ortodoxo a la revolución apocalíptica, lleva consigo (tanto de nombre como por asociación histórica) una fuerte connotación de derrotismo. 8 Por lo tanto, este escritor trata de ser sensible a las insuficiencias de la terminología teológica corriente. 9
Este post-milenialismo "genérico" sostiene que Jesucristo estableció su reinado mediador por medio de su muerte, su resurrección, y su ascensión al trono celestial, y, como el segundo Adán, rige toda la creación hasta el fin del mundo, cuando vendrá de nuevo a juzgar a los vivos y a los muertos; que, a su debido tiempo, por medio del derramamiento del Espíritu Santo, "la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar" (Isa. 11:9); y que las promesas bíblicas de bendición abundante, en todas las áreas de la vida, serán derramadas por Dios sobre el mundo entero, en respuesta pactal a la fidelidad de su pueblo. 10
El Encadenamiento de Satanás (20:1-3)
1 Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano.
2 Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años;
3 y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.
1 La importancia de las imágenes en este pasaje es realzada por su centralidad como la cuarta de las siete visiones introducidas por la expresión "Y vi" (kai eidon; comp. 19:11, 17, 19; 20:4, 11; 21:1). Juan ve un ángel descendiendo del cielo, que tenía la llave del abismo y una gran cadena en la mano. Nuevamente, como en 10:1 y el 18:1 (comp. 12:7), este es el Señor Jesucristo, quien, como Mediador, es el Ángel (Mensajero) del Pacto (Mal. 2:7; 3:1). Su absoluto control y autoridad sobre el abismo están simbolizados por la llave y la gran cadena. El autor establece un agudo contraste: A Satanás, la estrella impía que cayó del cielo, se le dio brevemente la llave del abismo (9:1); pero Cristo descendió del cielo, teniendo como su posesión legal "las llaves de la muerte y del Hades" (1:18).
2-3 Juan junta las varias descripciones del malo que ha usado durante la profecía: el dragón (12:3-4; 7, 9, 13, 16-17; 13:2, 4, 11; 16:13), la serpiente antigua) 9:19; 12:9, 14-15), el diablo (2:10; 12:9, 12), Satanás (2:9, 13, 24; 3:9; 12:9), el engañador del mundo entero (2:20; 12:9; 13:14; 18:23; 19:20). Pero el aterrador poder de este enemigo sólo sirve para exhibir la incomparable grandeza de su conquistador, que tan fácilmente le ha dejado indefenso: Jesucristo, en su misión como "Ángel del cielo", prendió al dragón ... y le ató por mil años, y le lanzó al abismo, y le encerró, y puso su sello sobre él. Como declaró Juan en su primera epístola, Cristo "para esto apareció, para deshacer las obras del diablo" (1 Juan 3:8). En términos de este propósito, el Señor comenzó a "atar al hombre fuerte" durante su ministerio terrenal; habiendo completado satisfactoriamente su misión, ahora está saqueando la casa de Satanás y llevándose sus bienes:
Pero si yo, por el Espíritu de Dios, echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. Porque, ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa. (Mat. 12:28-29; comp. Lucas 11:20-22).
Herman Ridderbos comenta la significación de esta afirmación, y nos proporciona un excelente resumen de los relatos evangélicos de la victoria de Cristo sobre el diablo: "Este pasaje [Mat. 12:28; Luc. 11:20] no está aislado. Toda la lucha de Jesús contra los demonios está establecida por la antítesis entre el reino de los cielos y el gobierno de Satanás, y una y otra vez, el poder superior de Jesús sobre Satanás y su dominio demuestra el progreso de parte del reino de Dios. Esto ya está probado desde el comienzo por la tentación en el desierto. No puede haber duda de que en disputa está el reinado mesiánico de Jesús. Tres veces consecutivas es el punto de partida de Satanás, que se refiere a las divinas palabras sobre Jesús durante su bautismo (Mat. 3:17; Mar. 1;11; Luc. 3:22; Mat. 4:3, 6; Luc. 4:3, 9). Especialmente la tentación con respecto a 'todos los reinos del mundo' (Mat. 4:8ss.; Luc. 4:5ss.), muestra lo que está en disputa en la lucha entre Jesús y Satanás. Aquí Satanás aparece como 'el príncipe de este mundo' (comp. Juan 12:31; 14:30; 16:1), que se opone al reino de Dios, y que sabe que Jesús le disputará este poder en el nombre de Dios. Aquí, entonces, el reino de Dios está en disputa, junto con el mesianismo. Al mismo tiempo, parece que la victoria sobre Satanás, que ha de ser obtenida por el reino de Dios, no sólo es una cuestión de poder, sino, primero y más importante, una cuestión de obediencia de parte del Mesías. El Mesías no debe hacer uso arbitrario de la autoridad que le ha sido confiada. Tendrá que adquirir el poder que Satanás le ofrece solamente de la manera ordenada por Dios. Es por eso por lo que el rechazo de la tentación por parte de Jesús ya es el principio de su victoria y de la venida del reino, aunque esta victoria tendrá que ser renovada una y otra vez durante su vida en la tierra (comp. Luc. 4:13; Mat. 16:23, y sus paralelos; 26:38, y sus paralelos; 27:40-43, y sus paralelos). Desde el comienzo de sus actividades públicas, el poder de Jesús sobre Satanás ya se había afirmado. Esto queda probado, no sólo por el hecho mismo de echar fuera demonios, sino también por el modo en que los poseídos por el diablo se comportaban en su presencia (comp. Mar. 1:24; Luc. 4:34; Mar. 5:7; Mat. 8:29; Luc. 8:28, 31). Cuando Jesús se aproxima, lanzan una exclamación, obviamente de temor. Muestran que tienen un conocimiento sobrenatural de su persona y del significado de su venida (comp. Mar. 1:34; 3:11). Le llaman 'Santo de Dios', 'Hijo de Dios', 'Hijo del Dios Altísimo'. Con esto, reconocen su dignidad mesiánica (comp. Luc. 4:41). Consideran su venida como su propia destrucción (Mar. 1:24; Luc. 4:34); su tormento (Mat. 8:29; Mar. 5:7; Luc. 8:28). Se sienten indefensos y sólo tratan de prolongar su existencia en la tierra (Mat. 8:29; Mar. 5:10), y le imploran que no los 'mande al abismo', es decir, el lugar de sufrimiento eterno (Luc. 8:31, comp. Apoc. 20:3ss.). Todo esto muestra que en la persona y la venida de Jesús el reino ha venido a ser una realidad presente. Para el ejercicio del poder de Dios sobre el diablo y su gobierno han venido el reino y su fundamento.
"Y finalmente tenemos que referirnos en este contexto a Lucas 10:18-19. Jesús ha enviado a los setenta (o a los setenta y dos), que regresan a él y gozosamente le cuentan el éxito de su misión. Y luego Jesús dice: 'Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo'. Por eso él acepta el gozo de los que había enviado, y les muestra los antecedentes del poder de ellos sobre los demonios. El significado general de esto es claro: Satanás mismo ha caído con gran fuerza de su posición de poder. Esto es lo que Jesús había visto con sus propios ojos. Los partidarios de Satanás no pueden sostenerse ... Lo que cuenta en relación con esto es que lo que se dice aquí es esencialmente lo mismo que se dice en Mateo 12:28 y Lucas 11:20, es decir, el gran momento de la ruptura del gobierno de Satanás ha llegado al mismo tiempo que la venida del reino de los cielos. La redención ya no es futura, sino que se ha convertido en presente. En esta lucha es Jesús mismo el que ha quebrantado el poder de Satanás y el que continuará haciéndolo. Esto es lo que parece de lo que sigue cuando Jesús comenta el poder de los discípulos, que ellos han recibido de él para pisar sobre serpientes y escorpiones y sobre todo, el poder del enemigo, de manera que, también en el futuro, nada será imposible para ellos. Con este enemigo, también se da a entender a Satanás. Las serpientes y los escorpiones se mencionan aquí como sus instrumentos (Sal. 91:13), por medio de los cuales él intenta, traicioneramente, de arruinar al hombre. Pero cualquier poder que Satanás tenga a su disposición para traer muerte y detrucción (comp. por ej., Heb. 2:14) ha sido sujetado a sus discípulos. Todo esto implica y confirma que el gran momento de salvación, el cumplimiento de la promesa, el reino de los cielos, ha venido". 11
El mensaje entero del Nuevo Testamento (comp. Efe. 4:8; col. 2:15; Heb. 2:14) hace énfasis en que Satanás fue derrotado definitivamente en la vida, la muerte, la resurrección, y la ascensión de Jesucristo. Es absolutamente crucial recordar que, al hablar de la "ascensión" de Cristo - su venida al trono del Anciano de días (Dan. 7:13-14) - estamos hablando, no sólo de su acto singular de ascender a la Nube, sino también de las consecuencias directas e inmediatas de ese acto: el derramamiento del Espíritu en la Iglesia en el año 30 d. C.(Lucas 24:49-51; Juan 16:7; Hechos 2:17-18, 33), y el derramamiento de la ira sobre Jerusalén y el templo en el año 70 d. C. (Dan. 9:24-27; Hechos 2:19-20). Pentecostés y el holocausto fueron la ascensión aplicada. El acto final del drama del encadenamiento definitivo (para distinguirlo del encadenamiento progresivo y consumado)12 de Satanás fue representado en la destrucción del sistema del Antiguo Pacto. Por esto, Pablo, escribiendo algunos años antes del evento, pudo asegurarle a la Iglesia que "el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies" (Rom. 16:20).
Por todas estas razones, tanto los autores post-mileniales como los amileniales han sugerido, por lo general, que el encadenamiento de Satanás para que no engañe más a las naciones se refiere a su incapacidad de impedir que el mensaje del evangelio tenga éxito. Y, hasta donde llega, esta interpretación ciertamente tiene justificación bíblica: Antes de la venida de Cristo, Satanás controlaba a las naciones; 13 pero ahora su control de muerte ha sido hecho añicos por el evangelio, al esparcirse por todo el mundo las buenas nuevas del reino. El Señor Jesús envió al apóstol Pablo a las naciones gentiles "para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados" (Hechos 26:18). Cristo vino a "regir a los gentiles" (Rom. 15:12). Que Satanás haya sido atado no significa que todas sus actividades hayan cesado. El Nuevo Testamento nos dice específicamente que los demonios han sido desarmados y atados (Col. 2:15; 2 Ped. 2:4; Jud. 6) y, sin embargo, todavía están activos. Es sólo que sus actividades están restringidas. Y, al progresar el evangelio a través del mundo, sus actividades estarán aún más limitadas. Satanás es incapaz de evitar la victoria del reino de Cristo. Venceremos (1 Juan 4:4). "Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán" (Hechos 28:28).
Los grandes padres y maestros de la Iglesia siempre han reconocido que Cristo derrotó definitivamente a Satanás en su primera venida. Como dijo San Ireneo: "El Verbo de Dios, el Hacedor de todas las cosas, conquistándole por medio de la naturaleza humana, y demostrando que Satanás era un apóstata, le ha puesto bajo el poder del hombre. Porque Jesús dice: 'He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo' [Lucas 10:19] para que, al obtener poder sobre el hombre por medio de la apostasía, así también su apostasía pudiera ser privada de poder por medio del regreso del hombre a Dios". 14 San Agustín concordó: "El diablo fue conquistado por su propio trofeo de victoria. El diablo saltó de gozo cuando primero sedujo al hombre y luego le lanzó a la muerte. Al seducir al primer hombre, le mató; al matar al último hombre, perdió al primero al escapársele éste de su lazo. La victoria de nuestro Señor Jesucristo llegó cuando él resucitó, y ascendió al cielo; entonces se cumplió lo que vosotros habéis oído cuando se estaba leyendo el Apocalipsis: 'El Léon de la tribu de Judá ha vencido' [Apoc. 5:5].... El diablo saltó de gozo cuando Cristo murió; y por medio de la misma muerte de Cristo, el diablo fue vencido: por decirlo así, tomó el cebo en la ratonera. Se regocijó en la muerte, creyéndose el comandante de la muerte. La cruz del Señor fue la ratonera del diablo: el cebo que le atrapó fue la muerte del Señor". 15
Pero el énfasis exacto de Apocalipsis 20 parece ser el de tratar de algo mucho más específico que el encadenamiento y la derrota general de Satanás. Juan nos dice que el dragón está atado con referencia a su capacidad de engañar a las naciones - en particular, como leemos en el versículo 8, al poder del dragón "para engañar a las naciones ... para reunirles para la batalla". La meta declarada del engaño del dragón es convencer a las naciones de que unan fuerzas contra Cristo para la batalla final y decisiva al final de la historia. Desde el principio, a menudo el deseo de Satanás ha sido provocar un prematuro cataclísmico escatológico, así como el fin del mundo y el Juicio Final, ahora. Quiere apresurar a Dios hacia un juicio para destruirle, o por lo menos poner su programa en corto circuito y destruir el trigo junto con la cizaña (comp. Mat. 13:24-30). En cierto sentido, puede ser considerado como su propio agente provocador, conduciendo precipitadamente a sus tropas hacia una rebelión del fin del tiempo que invocará el juicio de Dios e impedirá la plena maduración del reino de Dios.
Escribiendo acerca de la parábola de Jesús sobre la levadura - "El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado" (Mat. 13:33) - Gary North observa: El reino de Dios es como la levadura. El cristianismo es la levadura, y tiene un efecto leudante sobre las culturas paganas y satánicas a su alrededor. El cristianismo impregna la totalidad de la cultura, haciendo que se eleve. El pan que produce esta levadura es el pan preferido. En tiempos antiguos - en realidad, hasta la misma llegada del industrialismo y los modernos métodos agrícolas de finales del siglo diecinueve - el pan leudado era considerado como el sostén de la vida, el símbolo de la mano sostenedora de Dios. 'Danos hoy nuestro pan cotidiano', han orado los cristianos por siglos, y han comido pan leudado en sus mesas. Así lo hacían los antiguos hebreos. El reino de Dios es la fuerza que produce el pan de excelente calidad que buscan todos los hombres. El simbolismo debería ser obvio: El cristianismo hace gozosa la vida para los hombres piadosos. Les proporciona a los hombres lo mejor de lo mejor.
"Le toma tiempo a la levadura hacer su trabajo. Le toma tiempo a la masa leudada elevarse. La levadura es un símbolo de continuidad histórica, del mismo modo que el pan sin levadura era el símbolo de la descontinuidad histórica de Israel. Los hombres pueden esperar que la levadura haga su trabajo. Dios da tiempo al hombre para que su levadura espiritual haga su trabajo en él. Puede que los hombres no comprendan exactamente cómo trabaja la levadura - cómo el poder espiritual del reino de Dios se esparce a través de su cultura y la hace elevarse - pero pueden ver y probar sus efectos. Si realmente empujamos la analogía (hasta la aporreamos) podemos señalar el hecho de que la masa es aporreada varias veces por el panadero antes de la horneada final, casi como si Dios, por medio de los agentes de Satanás en el mundo, aporrease su reino en la historia. Sin embargo, la levadura hace su maravilloso trabajo, con la condición de que el fuego del horno no sea encendido prematuramente. Si se aplica todo el calor del horno a la masa antes de que la levadura haya hecho su trabajo, tanto la levadura como la masa perecerán en las llamas. Dios espera para aplicar el calor final (2 Ped. 3:9-10). Primero, su levadura - su Iglesia - debe hacer su trabajo, en el tiempo y en la tierra. El reino de Dios (que incluye la iglesia institucional, pero que es más amplio que la iglesia institucional) debe elevarse, habiendo 'descorrompido' la masa satánica del reino de Satanás con el evangelio de vida, incluyendo la reconstrucción vivificante de todas las instituciones de cultura.
"¡Qué maravillosa descripción del reino de Dios! Los cristianos trabajan con el material disponible en cualquier cultura dada, buscando refinarla, impregnarla, y convertirla en algo fino. Saben que tendrán éxito, del mismo modo que la levadura tiene éxito finalmente en la masa, si se le da tiempo suficiente para que haga su trabajo. Esto es lo que Dios nos promete implícitamente en la analogía de la levadura: suficiente tiempo para llevar a cabo nuestras tareas individuales y colectivas. Él nos dice que su reino producirá el pan de vida deseable. Tomará tiempo. Puede que necesite varios aporreamientos, mientras Dios, por medio de la hostilidad del mundo, amasa la masa llena de levadura de las culturas de los hombres. Pero el resultado final está garantizado. Dios no tiene el propósito de quemar su pan hasta convertirlo en un curruscado inútil poniéndolo en el horno prematuramente. Él es mejor panadero que eso". 16
Como dijo Tertuliano en su magistral defensa de la fe cristiana: "Somos un cuerpo unido por una común profesión religiosa, por una piadosa disciplina, por un lazo de esperanza. Nos reunimos como asamblea y como congregación para, como fuerza organizada, poder abrumar a Dios con nuestras oraciones. Tal violencia es aceptable a Dios. Oramos también por los emperadores, por sus ministros y los que están en puestos de autoridad, por el bienestar temporal del hombre, por la paz en el mundo, por el retraso en el fin de todas las cosas". 17
Por lo tanto, el propósito específico del encadenamiento del dragón es evitar que incite a una escatológica "guerra para poner fin a todas las guerras", la batalla final - hasta que Dios esté listo. Cuando la ciudad-reino de Dios haya madurado, entonces Dios soltará a Satanás una vez más y le permitirá engañar a las naciones para la conflagración final. Pero el fuego caerá según el programa de Dios, no según el programa del dragón. En cada punto, Dios controla los acontecimientos para su propia gloria.
Satanás ha de permanecer atado, nos dice Juan, por mil años - un número grande, redondo. Hemos visto que, así como el número siete connota plenitud de calidad en imágenes bíblicas, el número diez contiene la idea de plenitud de cantidad; en otras palabras, representa muchos. Un millar multiplica e intensifica esto (10 x 10 x 10) para expresar gran vastedad (comp. 5:11; 7:4-8; 9:16; 11:3, 13; 12:6; 14:1, 3, 20). 18 Por eso, Dios reclama como suyos "los millares de animales en los collados" (Sal.50:10). Por supuesto, esto no significa que los animales en otros lugares pertenecen a alguien más. Dios es dueño de todos los animales en todas partes. Pero Él dice "millares" para indicar que hay muchos animales (comp. Deut. 1:11; 7:9; Sal. 68:17; 84:10; 90:4). De manera similar, los mil años de Apocalipsis 20 representan un vasto e indefinido período de tiempo (aunque su naturaleza limitada y provisional como una era antes de la consumación queda subrayada por el hecho de que la frase se menciona sólo seis veces en este capítulo). Ya ha durado casi 2.000 años, y probablemente durará muchos más. Milton Terry observa: "Los mil años deben entenderse como un número simbólico, que denota un largo período. Es un número redondo, pero representa un período indefinido y desmesuradamente largo cuya duración sería una locura tratar de calcular. Su comienzo data desde la gran catástrofe de este libro, la caída de la Babilonia mística. Es la edad que comienza con la salida del gran Conquistador de 19:11-16, y que continúa hasta que Él haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies (1 Cor. 15:25). Es el mismo período que el requerido para que la piedra de la profecía de Daniel (Dan. 2:35) llene la tierra y para que la semilla de mostaza de la profecía de Jesús consume su crecimiento mundial (Mat. 13:31-32). Durante cuánto tiempo continuará el Rey de reyes su batalla contra el mal y diferirá el último golpe decisivo, cuando Satanás sea 'suelto por un poco de tiempo', nadie puede juzgarlo, ni siquiera aproximadamente. Puede que requiera un millón de años". 19
El encadenamiento del dragón le impide engañar más a las naciones, hasta que los mil años se hayan cumplido; después de estas cosas, debe ser liberado por corto tiempo, durante el cual sale nuevamente a engañar a las naciones. La historia del dragón se reanudará en el versículo 7, así que aquí sólo tenemos que notar el uso que Juan hace de la palabra "debe" (literalmente, "es necesario"; comp. 1:1; 4:1; 10:11; 11:5; 13:10; 17:10; 22:6). En todo momento, las actividades de Satanás tienen lugar bajo el estricto gobierno de la providencia de Dios. Como observa Swete: "Es vano especular sobre el fundamento de esta necesidad" (¡sobre la cual él pasa a especular inmediatamente!); 20 es suficiente saber que Dios ha decretado esta necesidad. El dragón no es su propio amo. Ha sido apresado y atado y encerrado en el abismo, y algún día será soltado por un breve tiempo - pero todo esto tiene lugar según los buenos y santos propósitos de Dios. Toda la ira y la furia del dragón contra el reino de Cristo son completamente impotentes e ineficaces; él es impotente para hacer nada hasta que sea deliberadamente soltado por Aquél que tiene la llave del abismo.
La Primera Resurrección (20:4-6)
4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.
5 Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección.
6 Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
4 La nueva visión es del reino de mil años: Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos. No se nos dice explícitamente quiénes son los que se sentaron, pero no debería haber dudas de su identidad, pues están sentados en tronos. Juan usa la palabra tronos (plural) sólo con referencia a los veinticuatro ancianos:
Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. (4:4)
Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios. (11:16)
Como hemos visto, los veinticuatro ancianos de Juan son la asamblea representativa de la Iglesia, el real sacerdocio. A través de la profecía, el pueblo de Dios es visto reinando como sacerdotes con Cristo (1:6; 5:10), llevando puestas coronas (2:10; 3:11), poseyendo real autoridad sobre las naciones (2:26-27), sentados con Cristo en su trono (3:21). Todas estas cosas están simbolizadas en el cuadro del presbiterio celestial (4:4): Como reyes, los ancianos se sientan en tronos; como sacerdotes, son veinticuatro en número (comp. 1 Crón. 24), y llevan puestas coronas (comp. Éx. 28:36-41).
La relación entre el sacerdocio de los ancianos y el de la Iglesia en general ha sido bien resumida por T. F. Torrance en su excelente estudio del Real Sacerdocio: "En la Iglesia del Antiguo Testamento, había un doble sacerdocio, el sacerdocio del cuerpo entero a través de la iniciación, por medio de la circuncisión, en el real sacerdocio, aunque ese sacerdocio en realidad funcionaba por medio de los primogénitos. Dentro de ese real sacerdocio, se le concedió a Israel un sacerdocio institucional en la tribu de Leví, y dentro de esa tribu, a la casa de Aarón. El propósito del sacerdocio institucional era el de servir al sacerdocio real, y el propósito del sacerdocio real, esto es, de Israel como reino de sacerdotes, era el de servir al propósito salvador de Dios para todas las naciones. Así sucede con la Iglesia cristiana. El sacerdocio real es el del cuerpo entero, pero dentro de ese cuerpo tiene lugar una membresía del sacerdocio corporativo, para la edificación de todo el cuerpo, para servir a todo el cuerpo, para que el todo el cuerpo, como el cuerpo mismo de Cristo, pueda cumplir su ministerio de reconciliación proclamando el evangelio entre las naciones. Dentro del sacerdocio corporativo de todo el cuerpo, pues, hay un sacerdocio particular establecido para ministrar a la edificación del cuerpo hasta que el cuerpo alcance la plenitud de Cristo (Efe. 4:13) ... Este ministerio es tan esencial para la Iglesia como la Biblia y las ordenanzas sacramentales, pero, como ellas, esta orden del ministerio pasará como la parusía, cuando el sacerdocio real del único cuerpo, diferenciado del sacerdocio institucional, sea revelado plenamente". 21
Por lo tanto, no nos vemos forzados a decidir si los que están sentados en tronos durante el milenio son ancianos o son la Iglesia entera. 22 Relacionada con esto hay la promesa que Jesús hizo a sus discípulos: "De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel" (Mat. 19:28; comp. Luc. 22:30, donde se usa el término reino en vez de regeneración). Por medio de su muerte, su resurrección, y su ascensión a su glorioso trono (Efe. 1:20-22), Jesús inauguró la edad del reino (Col. 1:13) - la regeneración - en el cual todas las naciones está;n siendo traídas al banquete en su mesa, junto con los patriarcas y los apóstoles (Isa. 52:15; Luc. 13:28-29; 22:29-30). En esta era, los apóstoles reinan sobre el Nuevo Israel; ellos son el fundamento mismo de la Iglesia (Efe. 2:20); ella misma es una nación de reales sacerdotes (1 Pedro 2:9).
Jesús hizo a sus discípulos dos promesas en relación con la era mesiánica: que se sentarían sobre tronos, y que ellos juzgarían. Esto es precisamente lo que Juan nos muestra en este texto. Habla de los que se sienten en los tronos del reino, y añade que a ellos se les dio juicio, en paralelo con su afirmación en 11:18 de que los santos son "juzgados" o "vindicados"; además, sin embargo, existe aquí el sentido de que el privilegio de juzgar (regir) se le pone a los santos en las manos. Antes de la victoria de Cristo sobre Satanás, la Iglesia fue juzgada y regida por las naciones paganas, porque Adán había abdicado su posición de juicio y se la había entregado al dragón. Pero ahora el Hijo del Hombre, el segundo Adán, ha ascendido al trono como gobernante de los reyes de la tierra, y su pueblo ha ascendido para gobernar con él (Efe. 2:6). Definitivamete - y más y más al progresar la era - el juicio se le da al pueblo de Dios. 23 El mandato de dominio de Génesis 1:26-28 (comp. Sal. 8; Heb. 2) se cumplirá por medio del triunfo del evangelio; al progresar el evangelio, también progresa el dominio de los santos. Los dos van juntos. En su gran comisión (Mat. 28:18-20), Jesús nos ordenó enseñar y hacer discípulos a las naciones, y al ser la tierra discipulada gradualmente de acuerdo con los mandamientos de la Palabra de Dios, se expandirán las fronteras del reino. A su debido tiempo, por medio del evangelismo, el reino de los cristianos se volverá tan extenso que "la tierra será llena del conocimiento de Dios, como las aguas cubren el mar" (Isa. 11:9). Las bendiciones edénicas abundarán a través del mundo al ser obedecida más y más la ley de Dios por las naciones convertidas (Lev. 26:3-13; Deut. 28:1-14). 24
Sin embargo, debe subrayarse que el camino hacia el dominio de Cristo no descansa principalmente en la acción política. Aunque la esfera política, como cualquier otro aspecto de la vida, es un área válida y necesaria para la actividad cristiana y el eventual gobierno, debemos evitar la perenne tentación de echar mano del poder político. El dominio en el gobierno civil no puede obtenerse antes de que hayamos adquirido madurez en sabiduría - el resultado de generaciones de auto-gobierno cristiano. A medida que aprendamos a aplicar la Palabra de Dios a situaciones prácticas en nuestras vidas personales, nuestros hogares, nuestras escuelas, y nuestros negocios; a medida que las iglesias cristianas ejerzan juicio bíblico sobre sus propios oficiales y miembros, respetando y haciendo obedecer la disciplina de otras iglesias, entonces se les podrá confiar a los cristianos mayores responsabilidades. A los que son fieles en algunas cosas se les encargarán muchas cosas (Mat. 25:21, 23), pero "al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá" (Lucas 12:48; comp. 16:10-12; 19:17). Una de las marcas distintivas de los movimientos herejes a través de la historia de la Iglesia ha sido el intento de apoderarse de la toga del poder político antes de que éste haya sido conferido.
Todo este tema ha sido cuidadosamente explorado por James Jordan en un excelente ensayo, y el menor servicio que puedo proporcionarle en este punto al lector interesado es simplemente referirlo a dicho estudio. 25 Jordan lo concluye con estas palabras: "Cuando estemos listos, Dios nos dará la toga. Que no lo haya hecho antes así prueba que no estamos listos. Con afirmar que estamos listos no podremos engañarle. Oremos para que no nos aplaste dándonos una autoridad tal antes de que estemos listos. Ocupémosnos de nuestras cosas, adquiriendo sabiduría en la familia, la iglesia, el estado, y los negocios, evitando confrontaciones con las autoridades.... Pues, tan seguramente como que Cristo ha resucitado de la tumba y ha ascendido a la gloria regia en las alturas, sus santos heredarán el reino y reinarán en su nombre, cuando llegue el momento oportuno". 26Cuando llegue el momento oportuno.
Juan nos dice que, además de los ancianos entronados, él vio a aquéllos a los que los ancianos representan: Primero, las almas de los que habían sido decapitados a causa del testimonio de Jesús y la palabra de Dios. Esta expresión es casi idéntica a su descripción de los mártires debajo del altar:
Vi ... las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. (6:9).
Sin embargo, hay una diferencia significativa: el uso de la palabra decapitados. Si bien la mayoría de los comentaristas está seguramente en lo cierto cuando ve esto como una referencia general a todos los mártires de la fe (cualesquiera sean los medios por los cuales hayan sido muertos), debemos tratar de hacer justicia al hecho de que Juan escogiera ese término en particular. El verbo griego pelekizo no se usa en ninguna otra parte de la Biblia, pero el acto de decapitar se menciona, bajo el sinónimo apokephalizo, en Mateo 14:10, Marcos 6:16, 27 y Lucas 9:9. Por supuesto, el sujeto de la decapitación era Juan el Bautista, el último de los profetas del antiguo pacto y precursor de Cristo Jesús. Como el moderno Elías (Mal. 4:5; Mat. 11:14; 17:10-13; Lucas 1:17), él resumió el mensaje de todos los testigos anteriores: "Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan" (Mat. 11:13). Parece probable, por lo tanto, que aquí Juan llama nuestra atención al hecho de que los testigos del antiguo pacto, simbolizados por Juan el Precursor, deben ser contados entre los fieles mártires que "viven y reinan con Cristo".
Una pregunta surge inmediatamente: ¿Tenían realmente el testimonio de Jesús los fieles del antiguo pacto? Es notable que Juan, de manera nada característica, enfatiza el nombre de Jesús, como para resaltar la posición específicamente cristiana de estos testigos "decapitados". Y el Nuevo Testamento expresa claramente que, como Juan, todos los testigos del antiguo pacto eran precursores de Cristo Jesús, testificando de él:
Entonces él le dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. (Lucas 24:25-27).
No penséis que yo voy a acusaros delante del Padre; hay quien os acusa, Moisés, en quien tenéis vuestra confianza. Porque si creyéseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. (Juan 5:45-46).
De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. (Hechos 10:43).
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, que él había prometido antes por sus profetas en las Santas Escrituras, acerca de su Hijo ... (Rom. 1:1-3).
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. (Rom. 3:21-22).
Las filas de los que reinan con Cristo se llenan también con los fieles del Nuevo Pacto, los vencedores de los días de Juan que también tenían el testimonio de Jesús: los que no habían adorado a la bestia o a su imagen, y no habían recibido la marca en su frente y en su mano (comp. 1:2, 9; 2:13; 12:9-11, 17; 15:2; 19:10). Todos éstos vivieron y reinaron con Cristo mil años. La vida del hombre nunca ha llegado a los mil años: Adán vivió 930 años (Gén. 5:5), y Matusalén, cuya vida fue la más larga que registra la Biblia, vivió sólo 969 años antes de morir en el Diluvio (Gén. 5:27). 27 Si sus herederos hubiesen sido fieles, el reino de David debió haber durado "para siempre" - es decir, debió haber durado mil años, hasta la venida de Cristo (2 Sam. 7:8-29; 1 Crón. 17:7-27; 2 Crón. 13:5; 21:7; Sal. 89:19-37; Isa. 9:7; 16:5; jer. 30:9; Eze. 34:23-24; Oseas 3:5; Lucas 1:32-33); pero, nuevamente, el hombre se quedó corto. Nadie pudo traer "el milenio" - el reino milenario - hasta que el Hijo de Dios apareció como el Hijo del Hombre (el segundo Adán) e Hijo de David. Él obtuvo el reino para todo su pueblo.
¿Tiene lugar en el cielo o en la tierra este reino de los santos? La respuesta debería ser obvia: ¡En ambos! Los tronos de los santos están en el cielo, con Cristo (Efe. 2:6); y, sin embargo, con su Señor, ejercen gobierno y dominio en la tierra (comp. 2:26-27; 5:10; 11:15). Los que reinan con Cristo en su reino son todos aquéllos a los que Él ha redimido, la comunión entera de los santos, estén vivos o muertos (incluyendo los creyentes del Antiguo Pacto). En su ascensión, Cristo Jesús nos llevó a todos al trono. Como se regocija el Te Deum:
Cuando derrotaste la aspereza de la muerte, abriste el reino de los cielos para todos los creyentes.
Por esta razón, el reino de los santos es análogo a su adoración: La iglesia entera, en el cielo y en la tierra, adora toda junta delante del trono de Dios, morando en el cielo como en tabernáculos (7:15; 12:12; 13:6). Preguntar si la adoración de los santos es celestial o terrenal es proponer un falso dilema, pues la Iglesia es tanto celestial como terrenal. De manera similar, la esfera de gobierno de la Iglesia incluye la tierra, pero se ejerce desde el trono en el cielo. Jesús le dijo a Pilatos: "Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí" (Juan 18:36). El texto no dice, como algunos enseñan neciamente, que el reino de Cristo es irrelevante al mundo; más bien, el texto afirma que el reino no se deriva de la tierra: "Él hablaba de la fuente de su autoridad, no del lugar de su reino legítimo. Su reino no es de este mundo, sino que está en este mundo y por encima de él". 28
5-6 La primera parte del versículo 5 es una afirmación parentética sobre los excluídos del privilegio de vivir y reinar con Cristo. Ahora, si "los decapitados" (v. 4) son los fieles del antiguo pacto, el resto de los muertos son (primeramente) los fieles del antiguo pacto, los no santos que estaban muertos en el momento en que Juan escribía. La figura puede extenderse lógicamente para incluir a todos los no redimidos, de todas las épocas, pero ese no es el punto de Juan. Más bien, está subrayando el hecho de que los creyentes muertos del antiguo pacto han sido incluídos en la ascensión de Cristo y su reino glorioso desde el trono celestial; ellos viven, mientras que los impíos están muertos.
En fin de cuentas, nos dice Juan, hay dos clases de personas: 1) Los ancianos y aquéllos a los cuales ellos representan (los fieles del antiguo y el nuevo pactos), que viven y reinan con Cristo "por mil años" en su reino; y 2) los otros muertos, los incrédulos. Estos no vivieron hasta que los mil años se hubieron cumplido. Aunque algunos intérpretes han llegado precipitadamente a la conclusión de que "los otros muertos" vivirán después de que el milenio haya terminado, no existe tal implicación aquí. A Juan le interesa sólo hablarnos del milenio mismo, y su frase no significa otra cosa que no sea que los otros muertos están excluídos de la vida y del dominio durante el período entero. Todos sabemos, por pasajes como Juan 5:28-29 y Hechos 24:15, que habrá una resurrección general de los justos y de los injustos; pero debemos recordar que Juan no está escribiendo una abarcante Teología Sistemática sobre el fin del mundo. Está escribiendo una profecía sobre la Iglesia, que trata de ciertos aspectos de las bendiciones de los justos y las maldiciones de los impíos.
La narración, pues, continúa con la definición de Juan de que los santos viven y reinan con Cristo mil años: Esta es la primera resurrección - primera tanto en el orden temporal como en su importancia. La imagen de dos resurrecciones está sólidamente anclada en las Escrituras. En el sistema levítico, se establecía tipológicamente en la ley prescribiendo la purificación después de la contaminación de la muerte:
El que tocare cadáver de cualquier persona será inmundo siete días. Al tercer día se purificará con aquella agua, y al séptimo día será limpio; y si al tercer día no se puificare, no será limpio al séptimo día. (Núm. 19:11-12).
Como ha mostrado James Jordan, esta purificación ritual era una resurrección simbólica: El hombre que era contaminado mediante el contacto con un muerto estaba muerto ceremonialmente, y tenía que ser resucitado de la muerte. 29 La resurrección se efectuaba mediante el rociamiento con agua (véase Núm. 19:13) 30 tanto en el tercer día como en el séptimo día - en otras palabras, una primera y una segunda resurrección. Este modelo de una "doble resurrección" se repite de diferentes maneras a través de la Biblia. El evangelio de Juan registra las palabras de Jesús sobre el tema:
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.
No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. (Juan 5:24-25, 28-29).
Aquí Jesús afirma que está inaugurando la Era de la Resurrección, en la cual los que creen en él son participantes ahora; más tarde, vendrá otra "hora", en la cual todos los hombres, los justos y los injustos, saldrán de sus tumbas (comp. Juan 11:24-25). Pablo trazó la misma distinción entre las dos resurrecciones:
Mas ahora Cristo ha resucitado; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. (1 Cor. 15:20-23).
Habrá, pues, una resurrección al final de la historia, a la Segunda Venida de Cristo en el día final (Juan 6:38-40, 44, 54; Hechos 24:15; 1 Tesal. 4:14-17). Pero, antes de esa resurrección final, hay otra, una primera resurrección: la resurrección de "Cristo, las primicias". Él resucitó de entre los muertos, y resucitó a todos los creyentes con él. Nota: Juan no dice que el creyente, como tal, es resucitado, sino que tiene parte en la primera resurrección. El creyente participa conjuntamente en la resurrección de alguien más - la resurrección del Señor Jesucristo. 31 Pablo les dijo a los cristianos colosenses cómo habían sido hechos partícipes de la resurrección de Cristo:
Sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. (Col. 2:12)
La resurrección de Cristo es la resurrección definitiva, la primera resurrección, que tuvo lugar al tercer día. Nosotros participamos en su resurrección por medio del bautismo del pacto, de manera que "andamos en novedad de vida" (Rom. 6:4). Cuando estábamos muertos en pecados, Dios "nos dio vida juntamente con Cristo ... y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús" (Efe. 2:5-6; comp. Col. 3:1). Es esta resurrección definitiva al tercer día, a la mitad de la historia, la que garantiza y es consumada por la resurrección del "séptimo día" al final de la historia. Los que son bautizados en Cristo y son, pues, unidos con Él en la semejanza de su resurrección (Rom. 6:4-14) estarán unidos con Él en esa resurrección final también (Rom. 8:11).
La primera resurrección es, pues, espiritual y ética, nuestra regeneración en Cristo y nuestra unión con Dios, nuestra re-creación a su imagen, nuestra participación en su resurrección. Esta interpretación queda confirmada por la descripción que hace Juan de los que participan en la primera resurrección - ella corresponde completamente a todo lo que él nos dice en alguna otra parte sobre los elegidos: Ellos son benditos (1:3; 14:13; 16:15; 19:9; 22:7, 14) y sacros, es decir, santos (5:8; 8:3-4; 11:18; 13:7, 10; 14:12; 16:6; 17:6; 18:20; 24; 19:8; 20:9; 21:2, 10); como Cristo prometió a todos los fieles, la segunda muerte (v. 14) no tiene poder sobre ellos (2:11); y ellos son sacerdotes (1:6; 5:10) que reinan con Cristo (2:26-27; 3:21; 4:4; 11:15-16; 12:10). En realidad, Juan inició su profecía diciéndoles a sus lectores que todos los cristianos son reales sacerdotes (1:6); y el mensaje consistente del Nuevo Testamento, como hemos visto repetidamente, es el de que el pueblo de Dios está ahora sentado con Cristo, reinando en su reino (Efe. 1:20-22; 2:6; Col. 1:13; 1 Ped. 2:9). El mayor error al tratar con el milenio de Apocalipsis 20 es no reconocer que habla de las realidades presentes de la vida cristiana. La Biblia es clara: Por medio del bautismo, hemos sido resucitados a vida eterna y reinamos con Cristo ahora, en esta era. La primera resurrección está teniendo lugar ahora. Jesucristo está reinando ahora (Hechos 2:29-36); Apoc. 1:5). Y esto significa, por necesidad, que el milenio está ocurriendo ahora también.
La Última Batalla (20:7-10)
7 Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión,
8 y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla; el número de los cuales es como la arena del mar.
9 Y subieron sobre la anchura de la tierra, y y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió.
10 Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.
7-8 Por fin se cumplen los mil años, y el programa de Dios está listo para la derrota final del dragón. Según el soberano propósito de Dios, el diablo es suelto de su prisión para engañar a las naciones. El post-milenialismo bíblico no es un absoluto universalista; ni tampoco enseña que en algún punto futuro de la historia absolutamente todos se convertirán. La profecía de Ezequiel sobre río de vida indica que algunas áreas remotas - los "pantanos" y las "lagunas" - no serán sanadas, sino que "quedarán para salinas", permaneciendo sin ser renovadas por las aguas vivas (Eze. 47:11). Para cambiar la imagen: Aunque el "trigo" cristiano será dominante en la cultura del mundo, tanto el trigo como la cizaña crecerán juntos hasta la cosecha al fin del mundo (Mat. 13:37-43). En ese punto, al madurar el potencial de ambos grupos, a medida que cada lado se vuelve consciente de su decisión de obedecer o rebelarse, habrá un conflicto final. El dragón será suelto por un poco de tiempo, para engañar a las naciones en su último y desesperado intento por derribar el reino.
En el versículo 3, notamos el propósito específico del engaño de Satanás, reunirlos para la guerra. Ésta había sido por lo menos una de las metas de Satanás desde el principio: provocar la guerra final entre Dios y sus rebeldes criaturas para "frustrar" la obra de Dios e impedir que fructificara y madurase. Por eso hubo un súbito brote de actividad demoníaca cuando Cristo inició su ministerio terrenal; ésa fue la motivación de Satanás para tentar a Jesús, para entrar en Judas y hacer que éste le traicionase, y para inspirar a las autoridades judías y romanas para que le matasen. Por supuesto, su plan fracasó (1 Cor. 2:6-8), y la cruz vino a ser su propia destrucción. A través del Libro de Apocalipsis, Juan ha mostrado al diablo trabajando frenéticamente para provocar la batalla final, e invariablemente siendo frustrado en sus designios. Sólo después de que el reino de Dios haya realizado su potencial terrenal, cuando los mil años se hayan cumplido, Satanás será suelto para fomentar la última rebelión - engendrando así su derrota final y su destrucción eterna.
Al describir la guerra escatológica, Juan usa las vívidas imágenes "apocalípticas" de Ezequiel 38-39, que proféticamente presentan la derrota de los sirios por los macabeos en el siglo segundo a. C.: Las fuerzas impías son llamadas Gog y Magog. Según algunos escritores pre-mileniales populares, esta expresión se refiere a Rusia, y predice una guerra entre los soviéticos e Israel durante la futura "tribulación". Aun aparte del hecho de que esta interpretación se basa en una lectura radicalmente inexacta de Mateo 24 y los otros pasajes de la "Gran Tribulación", 33 la interpretación adolece de numerosas inconsistencias internas. Primero, los pre-milenialistas tienden a hablar de esta guerra venidera con la Unión Soviética como si fuera sinónima de la "batalla de Armagedón" (16:16). Y sin embargo, de acuerdo con las suposiciones pre-milenialistas, la batalla de Armagedón tiene lugar antes de que comience el milenio - ¡más de 1.000 años antes de que aparezcan finalmente el "Gog y el Magog" de Juan! Así, los entusiastas de las profecías pre-milenialistas se embarcan en prolongadas discusiones del actual poderío soviético y sus supuestos preparativos para asumir el papel de "Gog y Magog". 34 Al mismo tiempo, existe virtualmente un completo descuido de lo que en realidad dice el libro de Apocalipsis sobre la guerra con Gog y Magog; aparentemente, los hechos específicos de la revelación bíblica algunas veces estorban la "verdad profética". 35
Segundo, los que interpretan la guerra de "Gog y Magog" como una guerra del fin del tiempo que involucra a la Unión Soviética por lo general se enorgullecen de ser "literalistas". Pero deberíamos tomar nota de lo que requiere una interpretación estrictamente literal de Ezequiel 38-39:
1. La razón de que Gog invada a Israel es para saquear su plata y su oro, y llevarse su ganado (38:11-13); muy contrario a la exposición pre-milenialistas, nada se dice sobre expropiar el petróleo de Israel o extraer minerales del Mar Muerto.
2. Todos los soldados de Gog van a caballo (38:15); ninguno va en camiones, jeeps, tanques, helicópteros, o aviones a reacción.
3. Todos los soldados de Gog llevan espada, escudos de madera, y cascos (38:4-5); sus otras armas son arcos y flechas, garrotes, y lanzas, todas de madera (39:3, 9).
4. En vez de usar leña (aparentemente nadie considera siquiera la posibilidad de usar gas, electricidad, o energía solar), los israelitas victoriosos quemarán como combustible las armas de madera de Gog durante siete años (39:9-10).
Tercero, la expresión Gog y Magog no se refiere, y nunca se refirió, a Rusia. Esa idea ha sido enteramente inventada, y simplemente ha sido repetida tantas veces que muchos han supuesto que es verdadera. Las razones ostensibles para esta interpretación se basan en una peculiar lectura de Ezequiel 38:3, que habla de "Gog, príncipe soberano de Mesec y Tubal". En hebreo, la palabra soberano es rosh; por lo tanto, algunos han traducido el texto como "Gog, el príncipe de Rosh". Rosh suena algo así como Rusia; por lo tanto, Gog es el príncipe (o premier) de Rusia. Desafortunadamente para esta ingeniosa interpretación, rosh significa simplemente cabeza, y se usa más de 600 veces en el Antiguo Testamento - y nunca significa "Rusia". 36
Los que suponen que "Gog" (un nombre que se supone derivado de la Georgia soviética, puesto que ambos ¡comienzan con la letra "G"!) es el premier soviético generalmente dan un paso más, y afirman que "Mesec" es en realidad Moscú. "Tubal" es Tobolsk, y "Gomer" (de Eze. 38:6) es Alemania. En su muy útil examen de este punto en disputa, 37 Ralph Woodrow comenta: "Esto es dudoso. 'Moscú' viene de moscovitas, y es un nombre finlandés. Moscú se mencionó por primera vez en documentos antiguos en el año de 1147 d. C., cuando era un pequeño pueblo. Algunos creen que Tubal significa Tobolsk, pero esto es sólo una similitud entre ambos sonidos. Tobolsk fue fundada en el año 1587 d. C. Algunos creen que Gomer [Eze. 38:6] significa Alemania. Es verdad que tanto la palabra 'Gomer' como 'Alemania' [Germany, en inglés] comienza con la letra 'G'. Pero también lo hace la palabra guesswork [conjetura]". 38
Woodrow continúa dando razones de por qué la guerra "de Gog y Magog" de que se habla en Apocalipsis no puede ser idéntica a la profetizada en Ezequiel:
1. En Ezequiel, Gog es un príncipe. En Apocalipsis, Gog es una nación. [Pero véase la explicación alterna de Farrer, más abajo].
2. En Ezequiel, se dice que Gog va contra Israel con gente de varios países alrededor de Israel; en Apocalipsis, Gog y Magog son presentados como naciones en los cuatro ángulos de la tierra, en número semejante a la arena del mar.
3. En Ezequiel, Gog y sus tropas vienen contra Israel, un pueblo que ha retornado del cautiverio y habita si muros; en Apocalipsis, Gog y Magog suben sobre la anchura de la tierra y rodean la ciudad de los santos.
4. En Ezequiel, el enemigo es Gog de la tierra de Magog; en Apocalipsis, se habla de Gog y Magog.
5. En Ezequiel, las tropas de Gog son derrotadas en Israel y el pueblo quema las armas restantes durante siete años; en Apocalipsis, Gog y Magog son destruídos por el fuego de Dios que cae del cielo ... Las armas de madera serían destruídas allí y en ese momento.
No es raro que las imágenes de Apocalipsis se basen en temas o lugares del Antiguo Testamento. La "Jezabel" de Apocalipsis no es la misma mujer que la de Reyes. La "Sodoma" de Apocalipsis no es la misma que la de Génesis. La "Babilonia" de Apocalipsis no es la Babilonia de Daniel. La "Nueva Jerusalén" de Apocalipsis no puede significar la antigua Jerusalén. Pero, en cada caso, la primera sirve como tipo. La mujer Jezabel ya había muerto, las ciudades de Sodoma y Babilonia ya se habían derrumbado, y (en nuestra opinión) la batalla de Ezequiel 38 y 39 (si es que es una batalla literal) ya se había cumplido dentro de un escenario del Antiguo Testamento. 39
Como apunta Caird, en los escritos judíos "Gog y Magog" era una expresión frecuente y normal para referirse a las naciones rebeldes de Salmos 2, que se reúnen "contra el Señor y contra su Ungido". 40 Austin Farrer comenta: "Juan toma la historia del libro de Ezequiel y deja el símbolo sin codificar. Juan dice que las naciones, o 'gentiles', engañados por Satanás, están 'en los cuatro ángulos de la tierra', y quizás quiera decir esto, es decir, que los no reconciliados son escondidos en tierras a gran distancia del centro. No debe considerarse que el simple hecho de emparejar a 'Gog y Magog' le atribuye a Juan el error de entender ambos nombres bien como tribus o como príncipes. En Ezequiel, está perfectamente claro que Gog es el príncipe , Magog el pueblo. Juan es inocente del error; él dice simplemente 'las naciones de los cuatro ángulos de la tierra, Gog y Magog', es decir, el poder así descrito por Ezequiel - como un orador inglés podría haber dicho 'las fuerzas del nacionalismo frustrado, Hitler y Alemania'. Es ciertamente curioso que Juan equipare sin explicación las tribus de los cuatro ángulos de la tierra con una tribu en un ángulo; sólo que él hace exactamente lo mismo en la visión del Armagedón. El Éufrates se seca para dejar pasar a los reyes del oriente; los tres demonios engañan a todos los reyes de la tierra para que vayan a Armagedón. Al antiguo cuadro bíblico de una invasión del nordeste se le da, en ambos casos, una interpretación ecuménica". 41
Esto queda reforzado por la observación de Juan de que el número de ellos es como la arena del mar - la misma imagen hiperbólica usada para referirse a las naciones cananeas conquistadas por Josué (Josué 11:4) y a los madianitas derrotados por Gedeón (Jueces 7:12) - dos de los mayores triunfos en la historia del pueblo del pacto. Antes que una razón para entrar en pánico y huir, el hecho de que los santos sean rodeados por una horda rebelde "como la arena del mar" es una señal de que el pueblo de Dios está a punto de salir victorioso, completa y magníficamente. Dios trae una vasta multitud para que combata contra la Iglesia, no para destruirla, sino para que la Iglesia obtenga una victoria más rápida. En vez de que el pueblo de Dios tenga que buscar a sus enemigos y trabarse en combate con ellos uno por uno, Dios permite que Satanás los incite a una oposición concertada, para que puedan ser aniquilados rápidamente, de una sola vez.
9-10 Y subieron sobre la anchura de la tierra: Esto recuerda la profecía de Isaías de una próxima invasión asiria, que "llenará la anchura de la tierra" (Isa. 8:8); pero, como sigue diciendo Isaías, la tierra pertenece a Emanuel. Si el pueblo confía en Él, todo el poder del enemigo será quebrantado. El fiel Israel puede mofarse de sus atacantes:
Reuníos, pueblos, y seréis quebrantados; oíd, todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos, y seréis quebrantados; disponeos, y seréis quebrantados. Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros. (Isa. 8:9-10).
Pero la alusión de Juan a la profecía de Isaías recuerda también que el antiguo Israel ahora es apóstata. Para él ya no hay un Emanuel. Ha rechazado definitivamente a su Hacedor y Esposo, y Él le ha abandonado. Dios está ahora con la Iglesia, y son los oponentes de la Iglesia los que serán quebrantados, aunque sean tan numerosos como la arena del mar (Gén. 32:12). Jesucristo es la simiente de Abraham, y Él poseerá la puerta de sus enemigos, por amor a su Iglesia (Gál. 3:16, 29; Gén. 22:17).
La imagen de Juan del pueblo de Dios reunido combina el campamento de los santos de Moisés con la ciudad amada de David y Salomón. Esta ciudad es la nueva Jerusalén, descrita en detalle en 21:9-22:5. La importancia de esto no debería pasarse por alto: La ciudad existe durante el milenio (es decir, el período entre el primer advenimiento y el segundo advenimiento de Cristo), lo cual significa que "los nuevos cielos y la nueva tierra" (21:1) son una realidad tanto presente como futura. La nueva creación existirá en forma consumada después del Juicio Final, pero existe, definitiva y progresivamente, en la edad presente (2 Cor. 5:17).
Los apóstatas se rebelan, y las fuerzas de Satanás rodean brevemente a la Iglesia; pero no hay ni un solo momento de duda sobre el resultado del conflicto. En realidad, no hay un verdadero conflicto, porque la rebelión es aplastada inmediatamente: Llovió fuego del cielo y les devoró, como había devorado a los impíos ciudadanos de Sodoma y Gomorra (Gén. 19:24-25), y a los soldados de Ocozías que vinieron contra Elías (2 Reyes 1:10, 12). ¿Será éste un fuego literal al final del mnundo? Eso parece probable, aunque debemos recordar que Juan ahora nos está mostrando "un mundo de símbolos demasiado indistinto para ser siquiera disputado". 42 Reconociendo que esta lluvia de fuego puede referirse al "golpe por medio del cual Cristo en su venida ha de herir a los perseguidores de la Iglesia que Él encuentre vivos en la tierra", San Agustín propuso otra explicación: "En este lugar, 'fuego del cielo' se entiende bien como la firmeza de los santos [comp. 11:5] con la cual ellos rehusan rendir obediencia a los que se aíran contra ellos. Porque el firmamento es el 'cielo', por medio de cuya firmeza estos atacantes serán afligidos con celo llameante, pues serán impotentes para atraer a los santos al partido del anticristo. Este es el fuego que les devorará, y este fuego es 'de Dios'; porque es por la gracia de Dios por la que los santos se vuelven inconquistables, y así atormentan a sus enemigos". 43
En cualquier caso, el argumento básico del texto es que, en contraste con los ejércitos de la bestia, que fueron "muertos" (es decir, convertidos) por la espada que sale de la boca del Verbo de Dios (19:15, 21), estos tímidos rebeldes del fin serán destruidos por completo. Toda oposición al reino de Dios es completamente eliminada. En realidad, el dragón nunca tuvo ninguna oportunidad - el haberle soltado del abismo habí;a sido una trampa desde el mismo comienzo, con el único propósito de atraer a sus fuerzas a campo abierto, para hacerlas visibles y poder destruirlas. Terry comenta: "Es un gran cuadro simbólico, su gran enseñanza es clara más allá de toda posibilidad de duda o malentendido, a saber, que Satanás y todas sus fuerzas deben finalmente perecer. Esto se escribe para el consuelo y la confianza de los santos. Pero esa victoria final está en el distante futuro, al final de la era mesiánica, y aquí simplemente se bosqueja en símbolos apocalípticos. Por lo tanto, cualquier presunción de establecer acontecimientos específicos del futuro a partir de este gran simbolismo debe considerarse, como en la naturaleza del caso, una especie de especulación sin valor, que conduce a confusión". 44
Sin descender a la "especulación que conduce a confusión", es válido preguntar: ¿Por qué se rebelarán las naciones después de vivir en un orden mundial cristianizado? En su inspirador estudio sobre "Gracia Común, Escatología, y Ley Bíblica", Gary North explica que tanto la cultura regenerada como la cultura no regenerada, como "el trigo" y "la cizaña", se desarrollan históricamente hacia una mayor consistencia en sus presuposiciones - en la frase de Cornelius Van Til: "timideez epistemiológica". Con el tiempo, al ajustarse los cristianos más plenamente a los mandamientos de Dios, y por lo tanto, recibir sus bendiciones, se vuelven más poderosos y alcanzan un mayor dominio. Pero, ¿qué sucederá a los incrédulos, al volverse más tímidos? North escribe: "En los últimos días de esta era final de la historia humana [es decir, al final del milenio], los satanistas todavía tendrán encima los atavíos del orden cristiano. Satanás tiene que sentarse en el regazo de Dios, por decirlo así, para golpearle en el rostro - o tratar de hacerlo. Satanás no puede ser consistente con su propia filosofía del orden autónomo y todavía ser una amenaza para Dios. Un orden autónomo conduce al caos y a la impotencia. Él sabe que no hay terreno neutral en filosofía. Él sabía que Adán y Eva morirían espiritualmente el día que comieran del fruto. Es un teólogo lo bastante bueno para saber que hay un solo Dios, y tanto él como su hueste tiemblan a este pensamiento (Santiago 2:19). Cuando los hombres demoníacos toman en serio sus mentiras sobre la naturaleza de la realidad, se vuelven impotentes, deslizándose (o casi) del regazo de Dios. Es cuando los satanistas se dan cuenta de que la filosofía oficial de Satanás de caos e ilegalidad antinomiana es una mentira cuando se vuelven peligrosos ... Aprenden más de la verdad, pero la pervierten y tratan de usarla contra el pueblo de Dios.
"Así, el significado bíblico de timidez epistemiológica es, no que el satanista se vuelve consistente con la filosofía oficial de Satanás (caos), sino más bien que la hueste de Satanás se vuelve consistente con lo que Satanás cree realmente: que el orden, la ley, el poder son producto del odiado orden de Dios. Aprenden a usar la ley y el orden para construir un ejército de conquista. Resumiendo, usan la gracia común - el conocimiento de la verdad - paraa pervertir la verdad y atacar al pueblo de Dios. Se vuelven de un falso conocimiento que les ofrece Satanás, y adoptan una forma pervertida de la verdad para usarla en sus planes rebeldes. En otras palabras, maduran. O, como C. S. Lewis ha puesto en boca de su personaje ficticio, el diablo mayor Screwtape, cuando los materialistas creen finalmente en Satanás, pero no en Dios, entonces la guerra ha terminado. No exactamente; cuando creen en Dios, saben que Él va a ganar, y sin embargo, atacan con furia - no con ira ciega, sino con furia completamente consciente - las obras de Dios. Entonces ha terminado la guerra". 45
North concluye: ¿Cree el post-milenialista que habrá fe en la tierra en general cuando Cristo aparezca? No si entiende las implicaciones de la doctrina de la gracia común. ¿Espera él que la tierra entera sea destruída por los rebeldes incrédulos antes de que Cristo les mate - por partida doble? No. El juicio llega antes de que puedan hacer su obra. La gracia común se extiende para permitir que los incrédulos colmen su copa de ira. Ellos son vasos de ira. Por lo tanto, el cumplimiento de los términos del pacto de dominio por medio de la gracia común es el paso final en el proceso de colmar estos vasos de ira. Los vasos de gracia, los creyentes, también se llenarán. Todo está lleno. ¿Destruirá Dios su abono inicial preliminar sobre los cielos nuevos y la nueva tierra? ¿Borrará Dios la señal de que su palabra ha sido obedecida, de que el pacto de dominio se ha cumplido? ¿Tendrá Satanás, ese gran destructor, el gozo de ver frustrada la palabra de Dios, y su obra echada por tierra por las mismas hordas de Satanás? El amilenialista responde que sí. El post-milenialista tiene que negarlo con todas sus fuerzas.
"Hay continuidad en la vida, a pesar de las descontinuidades. La riqueza del pecador es guardada para el justo. A Satanás le gustaría quemar el campo de Dios, pero sabe que no puede hacerlo. La cizaña y el trigo crecen hasta la madurez, y luego los cosechadores salen a segar el trigo, cortando la paja y echándola en el fuego... Cuando [Satanás] usa sus dones para convertirse final y completamente destructor, es cortado desde lo alto. Esta culminación final de la gracia común es el retumbo de condenación de Satanás.
"Y los mansos - mansos delante de Dios, activos hacia sus criaturas - por fin heredarán la tierra. Una tierra renovada y un cielo renovado son el pago final de Dios el Padre a su Hijo y a aquéllos que Él le ha dado a su Hijo. Esta es la esperanza post-milenial". 46
Y así, el diablo que les engañaba fue lanzado al lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. La causa de Satanás será final y completamente derrotada. Para ilustrar esto, Juan usa de nuevo las imágenes basadas en el holocausto de Sodoma y Gomorra (Gén. 19:24-25, 28) y la destrucción de los rebeldes en el desierto de Cades (Núm. 16:31-33), basada en el uso similar de Isaías para describir la ruina total de Edom (Isa. 34:9-10). Por medio de estas imágenes, ya él ha representado la destrucción eterna de la bestia y del falso profeta y de sus seguidores (véase 14:10-11; 19:20); ahora Juan muestra que el principal instigador de la conspiración cósmica está inevitablemente condenado a correr la misma suerte.
El Juicio de los Muertos (20:11-15)
11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.
12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.
11 La sexta visión comienza con la fórmula familiar: Y vi (kai eidon). La historia ha terminado; el aldabonazo de la hora final ha sonado; y ahora la visión del apóstol se llena con un gran trono blanco, y con el que estaba sentado en él. Por lo general, se da por sentado en Apocalipsis que el que está sentado en el trono en el cielo es el Padre (comp. 4:2-3; 5:1, 7); pero en este caso Juan posiblemente tiene en mente al Hijo, puesto que Él está sentado en un trono blanco, y anteriormente se le ha visto sentado en una nube blanca (14:14) y un caballo blanco (6:2; 19:11). El Señor Jesucristo es el gran "pastor y obispo" (1 Ped. 2:25); Farrer señala que "la idea de un 'trono blanco' puede quizás parecer familiar a los lectores de Juan como la característica distintiva de la silla del obispo local en la iglesia. La práctica de extender un lienzo blanco sobre ella era ciertamente primitiva; si la práctica era o no era tan primitiva como la fecha de Juan, ciertamente no lo podemos probar". 47
El Prof. Berkhof resume la evidencia del Nuevo Testamento en relación con el Juez en el día final: "Naturalmente, el juicio final, como todas las opera ad extra de Dios, es una obra del Dios trino, pero la Escritura la atribuye a Cristo en particular. Cristo, en su capacidad mediadora, será el futuro juez, Mat. 25:31-32; Juan 5:27; Hechos 10:42; 17:31; Fil. 2:10; 2 Tim. 4:1. Pasajes como Mat. 28:18; Juan 5:27; Fil. 2:9-10 abundan en evidencias de que el honor de juzgar a los vivos y a los muertos le fue conferido a Cristo por su obra expiatoria y como parte de su exaltación. Esto puede considerarse como uno de los máximos honores de su reinado. En su condición de Juez, también, Cristo está salvando a su pueblo al máximo: Él completa la redención de ellos, les justifica públicamente, y quita las últimas consecuencias del pecado". 48
Con esto concuerdan los grandes credos ecuménicos:
El Credo de los Apóstoles:
[Jesucristo] ascendió al cielo, y está sentado a la diestra de Dios
Padre Todopoderoso; desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los
muertos.
El Credo Niceno:
Ascendió al cielo, y está sentado a la diestra del Padre; y vendrá otra
vez en gloria para juzgar tanto a los vivos como a los muertos; y cuyo
reino no tendrá fin.
El Te Deum Laudanum
Tú estás sentado a la diestra de Dios en la gloria del Padre. Creemos
que vendrás a ser nuestro Juez. Por lo tanto, te rogamos que ayudes a
tus siervos, a quienes has redimido con tu preciosa sangre. Que sean
contados con tus santos en la gloria sempiterna. Oh, Señor, salva a tu
pueblo, y bendice tu herencia. Rígelos, y exáltales para siempre.
El Credo de Atanasio
Él ascendió al cielo; está sentado a la diestra del Padre, Dios
Todopoderoso; desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
A cuya venida todos los hombres se levantarán nuevamente con sus
cuerpos y darán cuenta de sus propias obras. Y los que hayan hecho lo
bueno irán a la vida eterna; y los que hayan hecho lo malo, al fuego
eterno. Esta es la fe católica; a menos que un hombre crea en ella
fiel y firmemente, no puede salvarse.
He subrayado este punto porque se ha vuelto popular en algunos credos, que de otra manera serían ortodoxos, adoptar una forma hereje de "preterismo" que niega cualquier futura resurrección o juicio corporales, afirmando que todo esto ya se cumplió en la resurrección de Cristo, la regeneración de la Iglesia, la venida del Nuevo Pacto, y la destrucción de Jerusalén en el año 70 d. C. 49 No importa que se diga cualquier otra cosa sobre los que sostienen tales ideas, es claro que no están de acuerdo con ninguna forma reconocida de cristianismo ortodoxo. La única iglesia, santa, católica, y apostólica ha insistido, siempre y en todas partes, sobre la doctrina del Juicio Final al final de los tiempos. Su inclusión en todas las definiciones históricas de la fe es un testimonio universal de su importancia como artículo de fe.
Juan aumenta nuestro sentido de admiración por la terrible majestad del Juez: Delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. La alusión es a Salmos 114, que nos muestra que es a la luz de Juicio Final que podemos ver la importancia de sus precursores en juicios históricos preliminares:
Cuando salió Israel de Egipto, la casa de Jacob del pueblo extranjero, Judá vino a ser su santuario, e Israel su señorío. El mar lo vio, y huyó; el Jordán se volvió atrás. Los montes saltaron como carneros, los collados como corderitos. ¿Qué tuviste, oh mar, que huiste? ¿Y tú, oh Jordán, que te volviste atrás? Oh montes, ¿por qué saltásteis como carneros, y vosotros, collados, como corderitos? A la presencia de Jehová tiembla la tierra, a la presencia del Dios de Jacob, el cual cambió la peña en estanque de aguas, y en fuente de aguas la roca.
La tierra y el cielo huyen de delante de su rostro, aterrorizados por su cercanía; pero el pueblo del pacto no necesita temer. Para ellos, el juicio de Dios es redentor, no destructor. Si la tierra tiembla, es por nosotros, para que Dios pueda darnos el agua de salvación. De hecho, como veremos, el juicio descrito en estos versículos tiene que ver con los impíos muertos, los que caen bajo el juicio de la segunda muerte. Los elegidos, que reinan con Cristo, no se consideran aquí. Regocijándose en el fruto de la victoria final de Cristo, no caen bajo juicio, sino que han pasado de muerte a vida (Juan 5:24).
12 Aunque todavía estamos en la sexta visión, el versículo 12 contiene el séptimo kai eidon, Y vi - permitiendo que la séptima visión comience con el octavo kai eidon (véase sobre 21:1). Debemos recordar que Juan no está escribiendo acerca del juicio general de todos los hombres, sino de la suerte de los impíos, llamados aquí los muertos (comp. v. 5). Hengstenberg comenta: "Los muertos sólo pueden ser los impíos muertos. Debe parecer singular que todavía se hable aquí de los muertos, aunque deben haber sido resucitados antes de poder estar de pie delante del trono blanco. Si sólo se refiere a los impíos muertos, entonces no hay nada extraño en el asunto, porque su vida después de la resurrección no es sino en apariencia, pues también estaba antes en el Hades". 50
Juan nos dice que vio a hombres de todas clases y condiciones, tanto grandes como pequeños, de pie delante del trono. Y los libros se abrieron; y otro libro se abrió, que es el libro de la vida, la lista de membresía del pacto, en el cual están inscritos los nombres de los elegidos (comp. 3:5; 13:8; 17:8). La función del libro de la vida en este contexto es simplemente revelar que los nombres de "los muertos" no aparecen allí. Esto puede parecer extraño a los modernos oídos evangélicos; no estamos acostumbrados a leer este tipo de afirmaciones en la Escritura, pero ellas existen en abundancia (comp. Sal. 62:12; Prov. 24:12; Mat. 16:27; Juan 5:28-29; Rom. 2:6-13; 14:12; 1 Cor. 3:13; 2 Cor. 5:10; Efe. 6:8; Col. 3:25; Apoc. 2:23; 22:12). El argumento del texto no es, por supuesto, "la salvación por obras", sino condenación por obras.
Es verdad que no somos salvos por obras (Efe. 2:8-9), pero también es cierto que no somos salvos sin obras (Efe. 2:10; Fil. 2:12-13). El cristiano es "justificado por fe solamente" - pero la fe genuina que justifica nunca esstá sola, como declara la Confesión Westminster de Fe: "La fe, recibiendo y reposando en Cristo y su justicia, es el único instrumento de justificación; pero no está sola en la persona justificada, sino que está siempre acompañada por las otras gracias salvadoras, y no es una fe muerta, sino que obra por amor" (xi.2). De manera similar, John Murray escribió: "Sólo la fe justifica, pero una persona justificada por fe solamente sería una monstruosidad que nunca existe en el reino de la gracia. La fe se manifiesta por medio del amor (comp. Gál. 5:6). Y la fe sin obras es muerta (comp. Sant. 2:17-20). Es la fe viva la que justifica, y la fe viva une con Cristo tanto en la virtud de su muerte como en el poder de su resurrección". 51
13 Para este juicio, el mar entregó los muertos que había en él - los que perecieron en los juicios del diluvio y del Mar Rojo simbolizan a todos los impíos, ahogados en los "torrentes de Belial" (Sal. 18:4); y la muerte y el Hades, las "ligaduras del Seol" (Sal. 18:5) entregaron los muertos que había en ellos. De repente, Dios vacía "todos los lugares imaginables donde los muertos pueden ser encontrados". 52 Y fueron juzgados, cada uno según sus obras: Nuevamente, Pablo subraya que las acciones de los hombres vendrán a juicio en el día final.
14-15 Pablo proclamó que, cuando Cristo regrese al final de su reino mediatorial, "el postrer enemigo que será destruido es la muerte" (1 Cor. 15:26). Así, Juan vio que la muerte y al Hades, que estuvieron juntos en 1:18 y 6:8, fueron lanzados al lago de fuego. Como dice Terry, el cuadro entero de juicio y perdición está envuelto en simbolismo místico, y la única revelación cierta es la destrucción final, en ruina irremediable, de todos los que viven y mueren como súbditos del pecado y de la muerte". 53 Además, como observa Morris, "la muerte y el Hades son, en fin de cuentas, tan impotentes como las otras fuerzas del mal. Finalmente, no hay poder sino el de Dios. Todo lo demás es completamente impotente". 54
Esta es la muerte segunda, el lago de fuego. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Por siglos, los universalistas han tratado de evadir el hecho sencillo de que la Escritura cierra con estrépito la puerta del horno sobre los finalmente impenitentes, cuyos nombres no están inscritos (desde la fundación del mundo, 13:8; 17:8) en el libro de la vida del Cordero. Usando una metáfora similar a la de Juan, Jesús dijo: "El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden" (Juan 15:6). "Los otros muertos" nunca vivirán, pues no hay vida fuera de Cristo Jesús.
Notas:
1. Benjamin B. Warfield, "The Millenium and the Apocalypse", Biblical Doctrines (New York: Oxford University Press, 1929), pp. 643-664.
2. El pre-milenialismo parece haberse originado en el archi-hereje ebionita Cerinto, un "falso apóstol" que se oponía tanto a Pablo como a Juan. Cerinto afirmaba que su doctrina del milenio le había sido revelada por ángeles; y es interesante que la epístola de Pablo a los gálatas - que se ocupa mucho de refutar las herejías legalistas de Cerinto - comienza con estas palabras: "Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema" (Gál. 1:8). Ireneo registra el hecho de que Juan huyó de un baño público al encontrarse con Cerinto, exclamando: "¡Huyamos, no sea que hasta el baño se caiga, porque Cerinto, el enemigo de la verdad, está dentro!". Para un relato sobre Cerinto y sus herejías, véase de Ireneo Against Heresies, i.xxvi.1-2; iii.iii.4; comp. Eusebio, Ecclesiastical History, iii.xxviii.1-6; iv.xvi.6; vii.xxv.2-3. Como señala Louis Bouyer en The Spirituality of the New Testament and the Fathers (Minneapolis: The Seabury Press, 1963, p. 173), algunos padres de la iglesia primitiva (por ej., Justino Mártir) adoptaron el liberalismo pre-milenialista a causa de sus antecedentes paganos, para los cuales eran desconocidos los géneros literarios bíblicos y las imágenes bíblicas. El punto de vista ortodoxo, "agustiniano", representa una comprensión más madura del simbolismo bíblico y un más consistente punto de vista cristiano mundial.
3. Quizás el argumento más básico contra el pre-milenialismo sea simplemente que la Biblia nunca habla de un reino milenario de los santos - fuera de Apocalipsis 20, ¡un pasaje altamente simbólico y complejo en el libro más altamente simbólico y complejo de la Biblia! Graeme Goldsworthy observa en The Lamb and the Lion: The Gospel in Revelation (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1984): "Es altamente improbable, por decir lo menos, que algo tan dramáticamente significativo como un reinado de mil años de un Cristo reaparecido en la tierra antes de esta era no se mencionase en ninguna otra parte del Nuevo Testamento" (p. 127). Algunas obras que refutan el pre-milenialismo, desde varias perspectivas, son: Jay Adams, The Time Is At Hand (Nutley, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., [1966] 1970; Oswald T. Allis, Prophecy and the Church (Nutley, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1945, 1947); Loraine Boettner, The Millenium (Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., edición revisada, 1984); David Brown, Christ´s Second Coming: Will It Be Premillenial? (Grand Rapids: Baker Book House, [1876] 1983); W. J. Grier, The Momentous Event: A Discussion of Scripture Teaching on the Second Advent (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, [1945] 1970; Arthur H. Lewis, The Dark Side of the Millenium: The Problem of Evil in Rev. 20:10 (Grand Rapids: Baker Book House, 1980); Rousas John Rushdoony, God´s Plan for Victory: The Meaning of Postmillenialism (Tyler, TX: Thoburn Press, 1977); Ralph Woodrow, His Truth Is Marching On: Advanced Studies on Prophecy in the Light of History (Riverside, CA: Ralph Woodrow Evangelistic Association, 1977).
4. Para relatos sobre movimientos herejes (post) mileniales, véase de Igor Shafarevich, The Socialist Phenomenon, William Tjasalma, trad. (New York: Harper and Row, Publishers, 1980); Norman Cohn, The Pursuit of the Millenium: Revolutionary Millenarians and Mystical Anarchists of the Middle Ages (New Yor: Oxford University Press, 1957; revisado, 1970); Otto Friedrich, The End of the World: A History (New York: Coward, McCann & Geoghegan, 1982), pp. 143-177; David Chilton, Productive Christians in an Age of Guilt-Manipulators: A Biblical Response to Ronald J. Sider (Tyler, TX: Institute for Christian Economics, tercer cd., 1985), pp. 321-342.
5. Véase de San Agustín, The City of God, Book XX. Sobre San Agustín y la influencia de su filosofía post-milenialista de la historia, véase de Peter Brown, Augustine of Hippo (Berkeley and Los Angeles: University of California Press, 1967); Charles Norris Cochrane, Christianity and Classical Culture: A Study of Thought and Action from Augustus to Augustine (London: Oxford University Press, [1940, 1944], 1957); Robert Nisbet, History of the Idea of Progress (New York: Basic Books, 1980), pp. 47-76. Sobre la extensa herencia reformada del post-milenialismo, desde John Calvin hasta finales del siglo diecinueve, véase de Greg L. Bahnsen, "The Prima Facie Acceptability of Postmillenialism", The Journal of Christian Reconstruction, Vol. III, No. 2 (Winter, 1976-1977), pp. 48-105, esp. 68-105; James B. Jordan, "A Survey of Southern Presbyterian Millenial Views Before 1930", The Journal of Christian Reconstruction, Vol. III, No. 2 (Winter, 1976-1977), pp. 106-121; J. A. de Jong, As the Waters Cover the Sea: Millenial Revival and the Interpretation of Prophecy (Kampen: J. H. Kok, 1970); J. Marcellus Kik, An Eschatology of Victory (Nutley, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1971), pp. 3-29; Iain Murray, The Puritan Hope: A Study in Revival and the Interpretation of Prophecy (London: The Banner of Truth Trust, 1971).
6. ¡Considérese el hecho de que los compiladores de The Book of Common Prayer proporcionaban "Tables for Finding Holy Days" [Tablas para Hallar los Días Santos] hasta el año 8400 d. C.! Es claro que se estaban preparando para un largo plazo, y no esperaban un inminente "rapto" de la Iglesia.
7. W. G. T. Shedd, Sermons to the Spiritual Man (London: The Banner of Truth Trust, [1884] 1972), p. 421.
8. Algunos han tratado de remediar esto haciéndose llamar "amilenialistas optimistas", un término que no tiene nada malo excepto un exceso de palabras (el término "post-milenialista no kílico" sufre del mismo problema.
9. Lo que antecede no tiene el propósito de subestimar ciertas otras áreas de disputa entre las varias escuelas escatológicas de pensamiento. El debatido punto en disputa de la "gracia común" - que James Jordan ha llamado más precisamente "las migajas de los hijos" (Marcos 7:27-28) - es particularmente crucial para el debate, y por eso he incluído el ensayo de Gary North sobre "Gracia Común, Escatología, y Ley Bíblica" [Common Grace, Eschatology, and Biblical Law] como un apéndice a este libro.
10. Éste es quizás un lugar tan bueno como cualquier otro para comentar la que es en la actualidad la "objeción" más intelectualmente irrespetable al post-milenialismo: la idea de que la tierra no puede experimentar un período futuro de grandes bendiciones físicas porque al mundo se le están "agotando" los recursos naturales, se está sobrepoblando, y /o está muriendo por la contaminación (etc.) - una idea popularizada por "estudios" fuertemente parcializados y hasta deliberadamente engañosos como Global 2000 y Limits to Growth. En primer lugar, esta objeción desestima completamente el hecho de que, según la Biblia, tanto la abundancia como la hambruna, la productividad y la contaminación, proceden de la mano del Dios Todopoderoso; que Él puede recompensar, y recompensa, la obediencia con bendiciones, y la desobediencia con maldiciones (Deut. 8:1-20; 28:1-68; Isa. 24:1-6). En segundo lugar, los argumentos de que "nos quedamos sin recursos" y de que "estamos superpoblados" (etc., etc.,) carecen completamente del fundamento de una sólida información y teoría económica. Véase de Warren T. Brookes, The Economy in Mind (New York: Universe Books, 1982); Edith Efron, The Apocalyptics: Cancer and the Big Lie (New York; Simon and Schuster, 1984; Herbert L. London, Why Are They Lying to Our Children? (New York: Stein and Day, 1984); Charles Maurice and Charles W. Smithson, The Doomsday Myth: 10,000 Years of Economic Crises (Stanford: Hoover Institution Press, 1984); Julian L. Simon, The Ultimate Resource (Princeton: Princeton University Press, 1981); Julian L. Simon and Herman Kahn, eds., The Resourceful Earth: A Response to Global 2000" (Oxford: Basil Blackwell, 1984); William Tucker, Progress and Privilege: America in the Age of Environmentalism (Garden City, NY: Anchor Press/Doubleday, 1982). El hecho es que el cristianismo, produciendo la ciencia y la tecnología de Occidente, ha aumentado vastamente los recursos de la tierra.
11. Herman Ridderbos, The Coming of the Kingdom (St. Catherine, Ontario: Paideia Press, [1962] 1978), pp. 62ss.
12. Satanás es atado progresivamente al crecer el reino de Cristo a través de la historia, extendiendo su influencia para transformar cada aspecto de la vida (Mat. 5:13-16; 13:31-33), y en la experiencia diaria de los cristianos al resistir al diablo con éxito (Santiago 4:7) y proclamar la palabra de Dios (Apoc. 12:11). Satanás será atado consumadamente en el Día Final, cuando la muerte misma sea destruída en la resurrección (Juan 6:39-40; 1 Cor. 15:22-26, 51-54). Sobre el modelo definitivo-progresivo-final en general, véase de David Chilton, Paradise Restored: A Biblical Theology of Dominion (Ft. Worth, TX: Dominion Press, 1985), pp. 24s., 42, 73, 136, 146ss., 206, 209, 223.
13. Un buen informe sobre la difusión de la actividad y el control demoníacos a través del mundo pagano antiguo se encuentra en los primeros diez libros de la obra de San Agustín The City of God, pero este hecho es obvio hasta en los escritos de los mismos paganos. Virtualmente cada página de la obra de Heródoto History o la de Virgilio Aeneid da testimonio elocuente y explícito de la tiranía que los "dioses" ejercían sobre cada uno de los aspectos de la vida y el pensamiento paganos. Pero todo se detuvo con la resurrección de Cristo: De repente, los dioses dejaron de hablar, como observó Plutarco en su obra On Why Oracles Came to Fail, y como constantemente observa San Atanasio en su tratado clásico On the Incarnation of the Word of God. Comp. la abarcante discusión de la desaparición del punto de vista arcaico en la obra de Giorgio de Santillana y Hertha von Dechend, Hamlet´s Mill: An Essay on Myth and the Frame of Time (Ipswich: Gambit, 1969), pp. 56-75, 275-287, 340-343.
14. San Ireneo, Against Heresies, v.xxiv.4.
15. San Agustín, Sermons, 261; trad, por Henry Bettenson, ed., The Later Christian Fathers: A Selection From the Writings of the Fathers from St. Cyril of Jerusalem to St. Leo the Great (Oxford: Oxford University Press, 1970, 1977), p. 222.
16. Gary North, Moses and Pharaoh: Dominion Religion Versus Power Religion (Tyler, TX: Institute for Christian Economics, 1985), pp. 169s.
17. Tertuliano, Apology, 39; trad. por Henry Bettenson, The Early Christian Fathers: A Selection from the Writings of the Fathers from St. Clement of Rome to St. Athanasius (Oxford: Oxford University Press, 1956, 1969), p. 141. La cursiva es mía.
18. Una analogía de este uso bíblico es la manera en que nosotros, con una mentalidad más inflacionaria, usamos el término millón: "¡Te lo he dicho un millón de veces!" (sospecho que hasta los "literalistas" hablan de esa manera a veces).
19. Milton Terry, Biblical Apocalyptic: A Study of the Most Notable Revelations of God and of Christ in the Canonical Scriptures (New York: Eaton and Mains, 1898), p.451.
20. Henry Barclay Swete, Commentary on Revelation (Grand Rapids: Kregel Publications, [1911] 1977), p. 261.
21. T. F. Torrance, Royal Priesthood (Edinburgh: Oliver and Boyd Ltd., 1955), p. 81.
22. Podría preguntarse: ¿Por qué no dijo Juan simplemente que los que vio sentados en tronos eran los veinticuatro ancianos? Hay por lo menos dos razones - primera, los varios indicios en el texto (la mención de tronos, juicio, y un sacerdocio que reina con Cristo) hacen innecesaria una identificación explícita; segunda, de conformidad con el simbolismo de la Iglesia como el nuevo Israel, Juan usa el término eider doce veces (4:4, 10; 5:5, 6, 7, 11, 14; 7:11, 13; 11:16; 14:3; 19:4). En este punto en el libro de Apocalipsis, Juan ya ha agotado su "quota".
23. Véanse dos ensayos por Gary North: "Witnesses and Judges", Biblical Economics Today, Vol. VI, No. 5 (Aug../Sept. 1983); "Christ´s Mind and Economic Reconstruction", Biblical Economics Today, Vol. VII, No. 1 (Dec./Jan. 1984). Estas publicaciones están disponibles para donaciones al Institute for Christian Economics. P. O. Box 8000, Tyler, TX 75711.
24. Iain Murray ha mostrado en The Puritan Hope: Studies in Revival and the Interpretation of Prophecy (London: The Banner of Truth Trust, 1971) cómo este punto de vista sobre la conversión mundial ha proporcionado una inspiración básica para la actividad misionera a través de la historia de la Iglesia, particularmente desde la Reforma protestante.
25. James B. Jordan, Rebellion, Tyranny, and Dominion in the Book of Genesis", en la obra de Gary North, ed., Tactics of Christian Resistance, Christianity and Civilization No. 3 (Tyler, TX: Geneva Ministries, 1983), pp. 38-80.
26. Ibid., p. 74. En relación con esto, vale la pena repetir también las observaciones de Jordan sobre el así llamado movimiento "patriótico" para la resistencia contra los impuestos: "Debemos tener presente que los paganos están principalmente interesados en el poder. Esto significa que el mantenimiento de la fuerza (el reclutamiento) y el apoderarse del dinero (excesivos impuestos) son para ellos de absoluto interés principal. Si pensamos que estas son las cosas más importantes, entonces las haremos el punto fuerte (nos convertiremos en ´patriotas de impuestos' o algo así). Pensar así es pensar como paganos. Para el cristiano, las cosas primarias son justicia (protección sacerdotal) y trabajo diligente (dominio real). En términos generales, a los paganos no les importa cuán justos somos, o cuán duro trabajamos, con tal de que obtengan el dinero de sus impuestos. Es por esto por lo que la Biblia enseña por todas partes a tolerar los excesivos impuestos, y por ninguna parte enseña que es correcto resistirse a los impuestos" (p. 79).
27. Basándonos en una estricta cronología, esto parece una conclusión razonable, puesto que Matusalén murió en el año del diluvio (Matusalén tenía 187 años cuando su hijo Lamec nació, y 369 años cuando su nieto Noé nació, y por lo tanto, 969 cuando ocurrió al diluvio; véase Gén. 5:25, 28; 7:6) Más de un siglo antes del diluvio, Dios declaró a la totalidad de la raza humana (excepto Noé) merecedora de la destrucción (Gén. 6:1-8; 7:1); no hay razón evidente para excluir a Matusalén de esta abarcante condena.
28. Gary North, Backward, Christian Soldiers? An Action Manual for Christian Reconstruction (Tyler, TX: Institute for Christian Economics, 1984), p. 4.
29. James B. Jordan, The Law of the Covenant: An Exposition of Exodus 21-23 (Tyler, TX: Institute for Christian Economics, 1984), pp. 56ss.
30. Sobre el significado de este pasaje para la forma de bautismo, véase de Duane Edward Spencer, Holy Baptism: Word Keys Which Unlock the Covenant (Tyler, TX: Geneva Ministries, 1984), pp. 14ss.
31. Véase Philip Edgcumbe Hughes, "The First Resurrection: Another Interpretation; The Westminster Theological Journal, XXXIX (Spring 1977)2, pp. 315-318.
32. Norman Shepherd, "The Resurrections of Revelation 20", The Westminster Theological Journal, XXXVII (Fall, 1974) 1, pp. 37s. San Gregorio de Nisa dijo: "Es necesario que experimentemos, pr medio del agua, este ensayo preparatorio de la gracia de la resurrección, para que podamos darnos cuenta de que es tan fácil levantarnos de la muerte nuevamente como ser bautizados por agua".
33. A estas alturas, esto debería ser obvio; comp. Chilton, Paradise Restored, pp. 77-102.
34. Ciertamente es verdad que el agresivo imperialismo de la Unión Soviética y su patrocinio mundial del terrorismo representan un grave peligro para las naciones occidentales; véase de Jean-Francois Revel, How Democracies Perish (Garden City: Doubleday and Co., 1984). Sin embargo, esto no tiene nada que ver con profecías cumplidas, pero sí todo que ver con el hecho de que Occidente al mismo tiempo se ha embarcado en una creciente renuncia a la ética cristiana y un progresivo equipamiento militar y tecnológico de sus enemigos; sobre esto último, véase de Antony Sutton, Western Technology and Soviet Economic Development, 1917-1967, tres vols. (Stanford: Hoover Institution Press, 1968-1973); ídem, National Suicide (New Rochelle. NY: Arlington House, 1973); comp. Richard Pipes, Survival Is Not Enough: Soviet Realities and America´s Future (New York: Simon and Schuster, 1984). Los que se sienten perplejos porque la posible conquista futura de los Estados Unidos por los soviéticos podría no estar incluída en la profecía bíblica harían bien en considerar el gran número de importantes conflictos durante los últimos mil años de historia occidental que también se han omitido - como la Conquista Normanda, las Guerras de las Rosas, la Guerra de los Treinta Años, la Guerra Civil Inglesa, la Revolución Norteamericana, la Revolución Francesa, la Guerra Napoleónica, la Guerra de los Seminoles, las Revoluciones de 1848, la Guerra de Crimea, la Guerra entre los Estados, la Guerra de los Indios Sioux, la Guerra de los Boers, la Guerra Hspano-Americana, la Revolución Mexicana, la Primera Guerra Mundial, la Guerra Italo-Etíope, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea, y la Guerra de Vietnam, para nombrar algunas; muchas de las cuales fueron consideradas por apocalipsistas contemporáneos como notables cumplimientos de la profecía bíblica.
35. Por supuesto, el ejemplo obvio es Hal Lindsey, cuyo libro Late Great Planet Earth [La Muerte del Gran Planeta Tierra] (Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1970) gasta como treinta páginas (pp. 59-71, 154-168) detallando cómo la Unión Soviética pronto cumplirá la profecía de "Gog y Magog" en la batalla de Armagedón, y sólo utiliza dos o tres oraciones para discutir Apoc. 20:8 - sin mencionar ni siquiera una sola vez que la única referencia a Gog y Magog en todo el libro de Apocalipsis se encuentra en ese versículo. Comp. ídem, There´s A New World Coming: A Prophetic Odyssey (Eugene, OR: Harvest House, 1973), pp. 222-225, 278. Otro ejemplo es Henry M. Morris, generalmente más circunspecto, cuyo libro Revelation Record: A Scientific and Devotional Commentary on the Book of Revelation (Wheaton: Tyndale House Publishers, 1983) discute a Gog y Magog bajo Apoc. 6:1 (pp. 108-110) y 16:12 (p. 310), pero procura con vigor descartar el significado de la referencia en 20:8 (pp. 422s.).
36. Aquí hay una lista completa de sus usos sólo en Ezequiel: 1:22, 25, 26; 5:1; 6:13; 7:18; 8:3; 9:10; 10:1, 11; 11:21; 13:18; 16:12, 25, 31, 43; 17:4, 19, 22; 21:19, 21; 22:31; 23:15, 42; 24:23; 27:22, 30; 29:18; 32:27; 33:4; 38:2-3; 39:1; 40:1; 42:12; 43:12; 44:18, 20.
37. Ralph Woodrow, His Truth Is Marching On: Advanced Studies on Prophecy in the Light of History (Riverside, CA: Ralph Woodrow Evangelistic Association, 1977), pp. 32-46.
38. Ibid., p. 41.
39. Ibid., p. 42; comp. T. Boersma, Is the Bible a Jigsaw Puzzle? An Evaluation of Hal Lindsey´s Writings (St. Catherine, Ont.: Paideia Press, 1978), pp. 106-125; véase también la discusión de Cornelis Vanderwaal sobre "Goggology" en Hal Lindsey and Biblical Prophecy (St. Catherine, Ont.: Paideia Press, 1978), pp. 78-80.
40. G. B. Caird, A Commentary on the Revelation of St. John the Divine (New York: Harper & Row, Publishers, 1966), p. 256. Caird cita las siguientes referencias en el Talmud: Ber 7, 10a, 13a; Shah 118a; Meg. ha San. 17', 94', 97'; Abodah Z. 3; 'Ed. H 10.
41. Austin Farrer, The Revelation of St. John the Divine (Oxford: At the Clarendon Press, 1964), pp. 207s.
42. Farrer, p. 208.
43. St. Augustine, The City of God, xx.12.
44. Terry, Biblical Apocalyptic, p. 455.
45. Gary Nort, "Common Grace: Eschatology, and Biblical Law", Appendix C., abajo, pp. 657s.
46. Ibid., pp. 663s.
47. Farrer, p. 208.
48. L. Berkhof, Systematic Theology (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 1939, 1941), pp. 731s.
49. La figura más influyente en este movimiento es Max R. King, un ministro de la Iglesia de Cristo que ha escrito The Spirit of Prophecy (Warren, Oh: Max R. King, 1971), una obra que es a la vez perspicaz y frustrante. La hermenéutica de King es estorbada por presuposiciones neoplatónicas (Dios no se molestaría en resucitar un cuerpo físico porque está interesado sólo en cosas "espirituales", es decir, incorpóreas) y por un enfoque de "código" al simbolismo bíblico. Comp. Jim McGuiggan y Max R. King, The McGuiggan-King Debate (Warren, OH: Parkman Road Church of Christ, n.d.). Véanse también puntos de vista similares abrazados por J. Stuart Russell, The Parousia: A Study of the New Testament Doctrine of Our Lord´s Second Coming (Grand Rapids: Baker Book House, [1887] 1983). James B. Jordan ha respondido a King y a Russell en dos conferencias grabadas en cinta, disponibles en Geneva Ministries, P. O. Box 131300, Tyler, TX 75713.
50. E, W. Hengstenberg, The Revelation of St. John, dos vols. (cherry Hill, NJ: Mack Publishing Co., n. d.), Vol. 2, p. 310.
51. John Murray, Redemption: Accomplished and Applied (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 1955), p. 161.
52. Milton Terry, Biblical Apocalyptic, p. 457.
53. Terry, Biblical Apocalyptic, p. 458.
54. Leon Morris, The Revelation of St. John (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Co., 1969), pp. 241s.
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